Suscríbete
Pásate a Premium

agricultura

Violeta Alegre, ganadera: «Gastaban bromas a mi marido, pero yo me lo he ganado a pulso»

Es la única mujer de León que sube su rebaño de ovejas al puerto todo el verano y no se lo pensó dos veces: «Estoy a las buenas y a las malas»

Violeta Alegre, ganadera: «Gastaban bromas a mi marido, pero yo me lo he ganado a pulso» a.m.díez

a.b.h

A Violeta Alegre su marido siempre la animó para que compartieran la titularidad de su explotación porque estaba convencido de que tenían que estar «a las buenas y a las malas» a todos los efectos. No tuvo dudas, a pesar de que piensa que su matrimonio con bienes gananciales ya les daba los mismos «derechos» y la decisión le acarreó las bromas de su entorno. «Ya se sabe que siempre queda ‘la cosina’, esa mentalidad machista tan profunda, detrás de los comentarios jocosos -antes tenías poco, ahora ya no tienes nada, etc-», recuerda entre risas Violeta, que rápidamente advierte que a ella nadie le ha regalado nada, que se lo ha ganado «a pulso».

También reconoce que hubo momentos en los que pensaron en tirar la toalla. «Teníamos que tramitar la subvención al mismo tiempo que el cambio de titularidad y fue muy complicado afrontar tanto papeleo y tanto desconocimiento...». Porque, para esta ganadera de Veguellina de Órbigo , uno de los principales obstáculos para que la iniciativa triunfe es la «desinformación». «Mis amigas agricultoras no lo habían oído nunca hasta que yo hablé de ello», explica a media mañana, en su sobremesa, antes de volver de nuevo con las ovejas. Muchas de ellas tienen un trabajo aparte o no van con los animales, cada uno vive su circunstancia. Aún así, la escasa publicidad de la norma era algo generalizado. «Tampoco en las ventanillas nos encontrábamos gente que supiera cómo funcionaba», asegura resignada, al tiempo que subraya que si no hubiera sido por UPA no lo hubieran conseguido. «Ni siquiera ellos sabían cómo hacerlo, pero fueron aprendiendo con nosotros».

Después de mucho «pelear», disfrutan de su consideración de «empresarios de una explotación en constitución» y de algunos beneficios como desgravaciones que antes no podían realizar como autónomos o subvenciones en la cotización de Violeta por ser menor de 50 años.

«Me siento bien», confiesa, orgullosa de ser «propietaria» de un negocio que la lleva cada día al campo, haga frío o calor, llueva o nieve, y todos los veranos al puerto. «Soy la única que lo hace en todo León y mucha gente no entiende por qué no va mi marido, pero es que el trabajo más duro físicamente está en la explotación». A sus 45 años, madre de dos hijas de 21 y 23 años, es un ejemplo de conciliación «a la fuerza». «Cuando eran pequeñas era muy duro». Apenas la menor cumplió los tres años, Violeta empezó a salir con el ganado a las 7 de la mañana para preparar la majada, cuidar de los corderos... Con los fríos y los días cortos tiene más tiempo libre y hasta se ha apuntado a pilates y zumba. En primavera y verano sube al puerto. Los meses de colegio su padre le ayudaba. Cuando empezaban las vacaciones, se llevaba a las niñas. Eran momentos difíciles. Ahora que son mayores ya «sólo» hace «las cosas de casa». Al anochecer, vuelve para dejar hecha la comida del día siguiente y limpiar. «Si quieres, tienes que ser más organizada». Violeta camina mucho, hace punto de cruz y lee, lee y lee...

Violeta Alegre, ganadera: «Gastaban bromas a mi marido, pero yo me lo he ganado a pulso»

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación