impertinencias liberales

En el imperio del miedo

Aunque pudiera parecerlo, no hay crítica alguna al poder político porque se muestra partidario de aumentarlo

antonio salazar

Es muy notable la frivolidad del secretario general de la UGT en Canarias, Gustavo Santana. Coincidiendo con el 1º de mayo publicará un libro titulado «En el imperio del miedo» que no es una novela de terror al estilo de Stephen King ni siquiera un ensayo sobre guerra, terrorismo y democracia, que es lo que hiciera Benjamin Barber en uno de idéntico título que el de nuestro sindicalista. No, el señor Santana quiere mostrarnos cómo ha de ser el sindicalismo del siglo XXI y para ello no se deja fuera un solo tópico que no se usara ya en el siglo XIX.

Arremete contra el empresariado al que acusa de enriquecerse durante la crisis en oposición a los trabajadores, que ahora «son capaces de aceptar cualquier condición laboral a cambio de no perder su empleo», según reconocía en La opinión. Con ese análisis, lo que le queda es invitar a que la gente pierda el miedo porque «no cabe duda alguna de que la economía gestiona las emociones para obtener más dinero y la política lo hace para obtener más poder, con lo que el libro viene a decir que las personas deben gestionar sus emociones para obtener libertad».

Es imposible desbarrar más y acaso conviene disputar algunas ideas que considera probadas. Por ejemplo, esa oposición entre emociones y poder, las primeras en manos de los empresarios para ganar más dinero y el segundo en las de los políticos, por lo que habría lugar para un tercer grupo, ahora sí, angelical que encarnarían los sindicatos. Son pocos los empresarios que actúan con el fin de ganar dinero, más bien es la consecuencia de un trabajo bien hecho, cuando consiguen satisfacer las necesidades ajenas. Desde luego, esto requiere que los clientes estén satisfechos y es complicado saber si a esto se refiere el notable trabajador sindical.

Aunque pudiera parecerlo, no hay crítica alguna al poder político, porque en la misma entrevista se muestra partidario de aumentarlo, imponiendo su campo de actuación mucho más allá de lo que actualmente ya hace, incluso con más empresas públicas.

Si todo lo anterior nos invitara a sospechar sobre el conjunto del libro, mucho más al comprobar que lo escribe el secretario general de un sindicato que ha actuado en no pocas ocasiones como empresario, la más reciente y escandalosa relacionada con Fundescan, donde tuvo la oportunidad de mostrar lo que denuncia en el libro: trabajadores atemorizados a los que resultaba imposible cobrar sus salarios, mala praxis y quebranto de 17 millones que ya ha dicho el señor Santana que no podrán pagar.

En el imperio del miedo

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