Las filtraciones de WikiLeaks y sus efectos en la diplomacia y el periodismo

Seis expertos analizan en ABC las consecuencias e ironías de un mundo sin secretos

ABC

01/12/2010
Actualizado 03/12/2010 a las 12:30h.

ABC recoge los análisis de seis especialistas sobre el impacto real de la filtración de WikiLeaks.

- «Veinte millones de secretos al día», por Thomas Blanton

Este vertido de 251.000 documentos no es más que una fracción minúscula de los más de 20 millones de secretos que el gobierno de EE.UU. genera cada día. El material filtrado no incluye ningún material de inteligencia -que representa el 60-70% de los secretos que se crean cada año- y ningún documento político de alto nivel –de la Casa Blanca o del Consejo de Seguridad Nacional, lo que lo equipararía a los “Papeles del Pentágono”. Sigue leyendo...

- «Con Lady Gaga no hay secretos (electrónicos)», por Borja Bergareche

En mi primera clase de Derecho Penal, el profesor sentenció el curso: «la única manera de terminar con los delitos es eliminar el Código Penal». Si Julian Assange parafraseara a mi profesor, lanzaría el reto: «la única manera de terminar con las filtraciones es eliminar el secreto de la vida de los gobiernos». La última filtración de Wikileaks lleva este dilema lógico al corazón de la maquinaria diplomática de la superpotencia: ¿cuántos secretos puede el país más poderoso del mundo mantener fuera de las luces y taquígrafos en la era digital? Sigue leyendo...

- «Una amenaza apátrida», por Ibrahim al Marashi

El contenido de los telegramas diplomáticos estadounidenses pertenecientes al archivo de WikiLeaks sobre Irak que saldrán a la luz esta semana, además de los documentos militares secretos estadounidenses filtrados previamente , son pequeños episodios de una nueva era de la mundialización del espionaje. Aunque buena parte de la atención de los medios de comunicación se centra en el contenido de los documentos filtrados y en la embarazosa información diplomática que revelan acerca de los dirigentes mundiales, el valor de los documentos de WikiLeaks reside en la información que ofrecen sobre el pasado. Además, el proceso por el que estos documentos se han hecho públicos es más fascinante que su propio contenido. Sigue leyendo...

- «Twitter, WikiLeaks y el periodismo», por José Luis Orihuela

Si "todo el arte de la guerra está basado en el engaño" (Sun Tzu) y la guerra es "la continuación de la política por otros medios" (Karl von Clausewitz) entonces, ¿cómo será la guerra, la política y la diplomacia en un mundo sin secretos?

Wikileaks no es periodismo, ni la publicación de los papeles del Departamento de Estado es un triunfo del periodismo, aunque estamos ante uno de los mayores retos recientes para demostrar la importancia y la eficacia del periodismo. Sigue leyendo...

- «Custodiar secretos», por Ramón Pérez-Maura

Ahora nos dicen que el nuevo periodismo es hacer públicos cientos de miles de documentos de un interés más que cuestionable y con implicaciones de seguridad evidentes. El primer resumen al que hemos tenido acceso –que es donde los periodistas solemos poner el gran titular que cautive a los lectores y les incite a comprar las sucesivas entregas- se concreta en dos ideas: Que los Estados Unidos tienen un servicio exterior extremadamente competente, en el que sus diplomáticos, hoy bajo la jefatura de Hillary Clinton, recopilan información con eficacia y la transmiten a sus superiores amparados por el secreto que debe darse en toda comunicación de ese tipo. Y que bajo la Presidencia de Barack Obama se ha producido una quiebra en la seguridad de las comunicaciones del Departamento de Estado que pone en jaque el sistema para mucho tiempo. Sigue leyendo...

- «Perplejidad», por Ramiro Villapadierna

Palidezco como todos ante las sorprendentes averiguaciones diplomáticas de Wikileaks: la red de filtraciones e informes ha revelado inopinadamente que este extraño cuerpo -o sea, El Cuerpo- contra lo que creían los escépticos hace su trabajo. Me explico: envían cablegramas sobre lo que ven y oyen... y sobre sus efectos y posible reacción. Al menos, los estadounidenses parece que lo hacen. Y en su diligencia algunos van hasta a incluir juicios; y aún algún chiste sobre lo que ven o les dicen... Sigue leyendo...