Wikileaks amenaza con filtraciones más explosivas si a Assange le pasa algo
Negociaciones en la sombra sobre miles de secretos pendientes
Este martes dio la vuelta al mundo la noticia de que Julian Assange esperará entre rejas en el Reino Unido la vista preliminar, fijada para el 14 de diciembre , sobre la petición de extradición de Suecia, donde se le reclama por varios delitos de índole sexual cuyo alcance es confuso. Sólo cuatro días antes Wikileaks había puesto a buen recaudo el enorme caudal de documentos secretos del Departamento de Estado de los que hasta ahora sólo han visto la luz unos 1.325 cables, menos de un 1 por ciento del total. Pero han amenazado públicamente con filtrar mucho más material y mucho más explosivo si a Assange o a su equipo les pasa “algo”.
¿Se considerará suficiente “algo” la detención de Assange este martes en Londres? ¿Hay que esperar revelaciones bomba de un momento al otro? Wikileaks saludó las novedades anunciando que lo sucedido con su fundador y editor jefe no altera su funcionamiento y que seguirán filtrando documentos con normalidad . En las últimas horas había habido media docena de nuevas filtraciones, siendo la más relevante una donde se informaba de varias instalaciones consideradas prioritarias para la seguridad de Estados Unidos en el mundo, entre ellas el laboratorio Grifols de Barcelona . La secretaria de Estado, Hillary Clinton, volvió a insistir en que airear este tipo de informaciones objetivamente puede poner en peligro personas y lugares, llamando la atención de terroristas.
Sin embargo la novedad no era tanto la información en sí, que hace tiempo que está disponible por Internet, como la inmensa atención pública que ésta consigue en cuanto cae bajo el foco de Wikileaks. ¿Está jugando Assange al gato y al ratón con sus perseguidores, amagando con golpes de efecto que finalmente no da, reservándose los secretos verdaderamente sustanciosos como escudo humano frente a eventuales extradiciones a Estados Unidos?
Como Roman Polanski
La situación es confusa porque, aunque en este momento Assange se encuentra entre rejas, compareció por su propio pie en comisaría y ante el juez, es de suponer que aconsejado por su abogado. Con lo cual su detención fue casi “programada”, conocida de antemano por Wikileaks. Pudo ser una decepción que el juez denegara la libertad bajo fianza, pero difícilmente podía ser una sorpresa, desde el momento en que Assange especificó claramente que se oponía a su extradición a Suecia.
En la práctica ha quedado en una situación muy parecida a la que experimentó Roman Polanski inmediatamente después de su detención en Suiza: encarcelado y a la espera de que se decidiera si se le extraditaba o no se le extraditaba a Estados Unidos. Sólo que a Polanski el tema le pilló verdaderamente a contrapelo y tuvo que pasar meses entre rejas, y después en arresto domiciliario, hasta que se despejó la situación. Assange tiene la vista ante el juez fijada para dentro de una semana.
¿Se está mascando un trato? Las acusaciones contra Assange en Suecia parecen más espectaculares que graves, si se confirma que lo que realmente se le imputa es haberse negado a detener una relación sexual que se había iniciado de forma consensuada pero que dejó de serlo en cuanto el fundador de Wikileaks se negó a utilizar el condón. Según varias fuentes en la génesis de la denuncia pudo haber una mezcla de indignación y de temor cuando dos mujeres descubrieron que Assange estaba manteniendo relaciones con las dos al mismo tiempo.
La temida extradición a Estados Unidos
De confirmarse estas informaciones es posible que los cargos contra Assange en Suecia no comporten castigos demasiado significativos y que el verdadero peligro a eludir sea que una extradición al país nórdico no acabara desencadenando la temida extradición a Estados Unidos. Una vez más, la sombra de Polanski planea sobre el caso. Sólo que Polanski no tenía otra cosa que ofrecer que su prestigio internacional como cineasta y además se sospechaba que Suiza podía tener especial interés en colaborar con Estados Unidos en un momento en que este país amenazaba con actuar contra varios bancos helvéticos por ayudar a ciudadanos norteamericanos a evadir impuestos.
En el caso de Wikileaks la correlación de fuerzas puede ser muy otra, y no es imposible que el mismo Estados Unidos le vea tantos contras como pros a tener a Assange a su plena disposición judicial. No está claro que las actuales leyes norteamericanas permitan proceder con la deseada dureza contra alguien que no ha robado documentos secretos ni los ha entregado a ningún potencial enemigo nacional, sólo los ha dado a la prensa. Y por otro lado no es baladí el peligro de que queden filtraciones mucho peores en la recámara. De ahí, quizás, lo significativo de que quien esté lidiando directamente con Assange sea precisamente el gobierno europeo que a día de hoy mantiene una relación más estrecha y más de confianza con Washington , que es justamente el de Londres.
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