J. D. Vance: de crítico feroz a superfan de Trump
El nuevo candidato republicano a la vicepresidencia de EE. UU. llamó «Hitler» a su compañero de candidatura
Trump elige como candidato a vicepresidente al senador J. D. Vance

«Donald Trump, nunca». «No le trago». «Es un idiota». «Puede ser un Hitler americano». No son palabras de la campaña demócrata. Son las opiniones que tenía J. D. Vance sobre el expresidente y candidato republicano que este lunes 15 de julio lo ha elegido como candidato a la vicepresidencia ... en el inicio del congreso del Partido Republicano.
Vance, millonario, inversor y abogado por la elitista universidad de Yale, ha triunfado en la vida contra todo pronóstico, pues viene de unos muy humildes orígenes en el Ohio más rural, región olvidada en la miseria por la mano del desarrollo capitalista y globalizado.
Su historia personal antes de entrar en política fue narrada en su autobiografía 'Elegía rural', publicada antes de la elección de Trump en 2016. El aclamado director Ron Howard la adaptó al cine en un largometraje en el que lo interpretó el actor Gabriel Basso. El papel de su madre fue para Amy Adams y el de su abuela para Glenn Close.
El drama de su juventud era digno de Hollywood: padre ausente, madre alcoholizada y drogodependiente, criado por su abuela, sobrevivió a la pobreza de aquellos eriales que se entregaron a Trump cuando decidió meterse en política. Era la famosa «América olvidada», las tierras a las que el expresidente prometió hacerles justicia en un discurso de investidura en 2017 en el que proclamó: «Hoy acaba esta carnicería americana».
Tras acabar la secundaria, Vance se alistó en el ejército. Estuvo con el Marine Corps en Irak, donde no participó en combate directo. En su libro admite que ponerse el uniforme era una forma de avanzar en su educación, por las ayudas universitarias de las que suelen gozar los veteranos. Gracias a esa decisión se licenció en Ciencia Política en la Universidad de Ohio en 2009.
Al estudiar en Yale, Vance entró en la élite. Se hizo amigo del inversor Peter Thiel, y tras doctorarse fue a trabajar con él a San Francisco en una firma de capital de riesgo. Allí hizo su fortuna y en 2016 publicó su libro. Por unos años, fue una sensación. Era el niño mimado de los medios, Barack Obama y Oprah Winfrey leyeron y recomendaron su libro. Los demócratas lo consideraban una lectura obligatoria para entender por qué perdían el voto del Medio Oeste. En el libro, Vance decía, respetuoso, de Obama: «No nos gusta aquello a lo que envidiamos».
Debía envidiar mucho Vance a Trump también, porque por aquellos años, en mensajes tanto en redes sociales como enviados a amigos y conocidos, se despachó a gusto. Uno de esos mensajes, de 2016, era demoledor: «Estoy entre pensar que Trump podría ser un cínico imbécil como Nixon, que no sería tan malo (e incluso podría resultar útil), o que podría ser el Hitler de América. ¿Cuán desalentador es eso?».
Si siguiera pensando así, Vance sería hoy el candidato a vicepresidente de ese mismo supuesto Hitler americano, pero lo cierto es que en 2021 dio un giro completo. Repudió sus críticas, se declaró converso al trumpismo, besó el anillo con doble mérito, pues el expresidente ya estaba fuera de la Casa Blanca, con el saqueo del Capitolio y el segundo 'impeachment' de por medio.
El motivo de ese giro: Vance se presentaba a las primarias para sustituir al senador republicano de Ohio Rob Portman, defenestrado por criticar a Trump. Para saltar a política, el senador, muy joven, se dejó barba y se puso traje. La sonrisa que exhibía siempre mudó por un rictus serio y una directa hostilidad a los demócratas y a Joe Biden.
Desde entonces, J. D. Vance defiende a Trump con el fervor de un converso; sus críticos lo describen como más trumpista que Trump. En resumen, sus propuestas son un cierre completo de la frontera, trabas al libre comercio, proteccionismo económico, menos ayudas a aliados, dejar que Ucrania cargue con su defensa en la guerra contra Rusia y prohibición del aborto sin excepciones.
Sobre todo, para aspirar al Senado Vance dejó claro, muy claro, que él no hubiera permitido que el Capitolio certificara en 2021 el resultado de las elecciones presidenciales. Era justo lo que le pedía Trump a Mike Pence, su entonces vicepresidente, un cargo que además se encarga de la presidencia del Senado. Pence se negó. Trump convocó una manifestación, a la que invitó a marchar sobre el Capitolio. Hubo un saqueo, murieron cinco personas, y la turba gritó que quería ahorcar a Pence.
Crucial en el ascenso de Vance ha sido su amistad con Thiel, el inversor, que es además muy amigo de Elon Musk, fundador de Tesla y hoy dueño de la red social X. Estos dos lo han apoyado de forma decisiva, defendiendo su causa y logrando que cayera en gracia con Donald Trump Jr.
Vance es senador desde 2023, pero resultó no ser todo lo popular que se esperaba de alguien ungido por Trump. En las mismas elecciones, el gobernador de Ohio, Mike DeWine, obtuvo 2,6 millones de votos para lograr el cargo. Vance se quedó en 2,2 millones.
En 2014 se casó con una compañera de la carrera de Derecho, Usha Chilukuri, de quien en su libro dice que le abrió los ojos y la mente a diferentes culturas, a otras sensibilidades. Nacida en San Diego de padres inmigrantes indios, trabaja de abogada. La familia tiene tres hijos.
Nacido en Middleton, Ohio, en 1984, Vance habrá cumplido 40 años en enero de 2025, año del inicio del siguiente mandato. Tendrá la misma edad que tenía Richard Nixon al acceder a ese cargo. Si gana, Vance sería el tercer vicepresidente más joven de la historia.
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