Ucrania se juega el apoyo aliado si fracasa en su contraofensiva
Washington expresa su rechazo a la decisión de Kiev de abrir dos frentes en lugar de concentrarse solo en el sur
Un día en el frente: la vida en la trinchera de la contraofensiva ucraniana
Los jefes militares de EE.UU. advierten a Ucrania que su estrategia en el frente es equivocada
![Un militar ucraniano en las proximidades del frente de Bajmut](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2023/08/30/disparo-carro-RB4ZDauav3DSiTB7hrMWDHM-1200x840@abc.jpg)
Una guerra se libra en los campos de batalla y otra en los campos del relato. Aunque consciente del desafío al que se enfrentaba, el presidente Volodímir Zelenski hizo desde la pasada primavera varias declaraciones sobre la contraofensiva ucraniana en las que combinaba el ... tono de ánimo y aliento que necesitaban sus tropas con la prudencia de un hombre de Estado que sabe que no es bueno echar campanas al vuelo. «Algunas personas creen que se trata de una película de Hollywood y esperan resultados ahora. No lo es», explicó Zelenski a finales de junio, en un discurso donde reivindicó el derecho de su país a decidir los tiempos de la contraofensiva y no recibir presión.
Meses después de esas palabras, sin embargo, las perspectivas de Kiev no parecen demasiado prometedoras. «Los ucranianos han hecho una contraofensiva con una base geográfica muy amplia, insistiendo en el la parte este, con el fin de atacar a los rusos en varios frentes a la vez, y de ahí las críticas del Estado Mayor estadounidense, que considera que lo más efectivo hubiera sido una concentración entre Ucrania y Crimea, porque hubiera cortado la conexión con un lugar estratégico para la logística, para el transporte de material y de tropas», explica Frédéric Mertens, coordinador del grado en Relaciones Internacionales de la Universidad Europea de Valencia. «Eso hubiera permitido una contraofensiva más rápida. Ahora, estamos en una guerra de desgaste, donde los resultado tangibles, tanto para Ucrania como para Rusia, son muy lentos. Son resultados, además, que van a necesitar muchas muertes», añade.
No se trata del único inconveniente con el que ha tropezado Zelenski. «Las fuerzas ucranianas, en términos numéricos, son más reducidas que las rusas, que han utilizado la vieja técnica de la Segunda Guerra Mundial de atacar en oleadas humanas. Los ucranianos han perdido tropas de élite que hubiera sido más efectivo concentrar en un punto estratégico como Mariúpol», señala Mertens. «Como consecuencia, a pesar de las armas sofisticadas, y a pesar de los compromisos de algunos países como Dinamarca, Polonia y EE.UU. para enviar cazas F-16, la contraofensiva es más lenta de lo previsto. Y, cada día que pasa, son miles de miles de dólares y de euros de material que se gasta y desgasta».
El análisis de Mertens está respaldado por las informaciones publicadas en medios como la CNN, donde se cita como fuente a funcionarios estadounidenses y a otros de países aliados de Ucrania que comienzan a lamentar que la contraofensiva no está saliendo bien, pues las ganancias territoriales están lejos de lo deseable y el número de bajas se ha disparado.
Encrucijada para Biden
Para Estados Unidos, el país que con más contundencia ha respaldado a Ucrania, esta situación es problemática. Como informaba el medio 'Politico' en abril de 2023, algunos funcionarios de la Administración Biden ya temían por entonces que, de fracasar la intentona de las tropas de Kiev, se enfrentaran «a un monstruo de dos cabezas, que ataque desde los extremos halcón y moderado del espectro». Es decir, desde los que critiquen a Washington por no haber dado más armamento a los que, del otro lado, lo hagan porque crean que, por más que se ofrezca ayuda, dinero y recursos, no va a ser posible doblegar a Rusia.
El contexto no puede ser más delicado, pues Estados Unidos aguarda el inicio de la campaña para las presidenciales que está previsto que se celebren en noviembre de 2024 y es previsible que la guerra se convierta en uno de sus temas centrales. Aunque se enfrenta a un rosario de citas judiciales y todavía no es seguro que se convierta en el candidato republicano, las encuestas presentan al expresidente Donald Trump como el favorito para convertirse en el rival del actual presidente, Joe Biden, en las urnas. De repetirse el duelo que se libró en 2020, la postura de Trump, muy crítico con la OTAN, es muy difícil de prever. De hecho, Trump declaró, en una entrevista del pasado julio con la cadena Fox News, que acabaría con la guerra con premura, exigiendo a Zelenski un acuerdo y amenazando a Putin, en caso de negarse a negociar, con armar a Kiev hasta los dientes.
«Si Kiev pierde, para Estados Unidos la cuestión es saber qué le queda como legítimo referente en el orden mundial»
«Ucrania puede generar o degenerar en una situación muy delicada para Washington como referente geopolítico de cierta magnitud en el ámbito del orden internacional. Si Ucrania pierde, la cuestión para Estados Unidos es saber qué le queda como legítimo referente en el orden mundial y qué le queda frente a una China que se extiende no tanto por la potencia militar como por la potencia financiera y económica y de inversión y producción», apunta Mertens. «Trump no va a poder revertir la postura estadounidense en 180 grados. Lo que puede pretender es reducir el presupuesto o tratar de encontrar un punto de entendimiento con Putin, pero lo tendrá muy complicado, porque el resto de los países occidentales no estaría por la labor de un cambio así, por lo menos los ubicados en la frontera con Rusia, como los bálticos y Polonia. No tendrá el mismo margen de maniobra de antes».
Números catastróficos
Los problemas a los que se enfrenta la contraofensiva ucraniana también se están revelando en el número de víctimas. Según informaciones de la BBC publicadas el martes, fuentes militares ucranianas han revelado el alto precio en vidas humanas que están pagando con sus operaciones en el sur, un frente que, según el citado testimonio, se puede considerar «peor que en Bajmut», en refencia a la ciudad donde se produjo una de las batallas más sangrientas de la guerra.
Lo cierto es que las cifras son demoledoras para ambos bandos. Casi 500.000 soldados rusos y ucranianos han muerto o resultado heridos desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, según datos del diario 'The New York Times'. El despiece de esa cifra es brutal: unas 300.000 víctimas son rusas (120.000 muertos, 170.000 heridos) y unas 200.000, ucranianas (70.000 muertos, 120.000 heridos). Como recordaba el artículo, el matiz es que la superidad numérica rusa es apabullante: los ucranianos tienen unos 500.000 soldados, y los rusos, cerca de 1,3 millones. Una matanza que los niños ucranianos -unos 545 han muerto, denunciaba la semana pasada Save the Children- sufren con ferocidad.
Salvo un avance repentino, la situación de Zelenski es delicada. El campo de batalla y el campo de relato se han vuelto terreno pantanoso.
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