ANÁLISIS DEL GENERAL (r) PEDRO PITARCH
Ucrania, la cumbre atlántica y el farolillo rojo de Sánchez
Como ya sucediera en Madrid 2022 y Vilna 2023, tampoco en Washington 2024 se acordará cursar a Kiev una invitación formal de adhesión a la OTAN
La guerra de Ucrania polariza lo internacional
Las tropas rusas mantienen la iniciativa general en el teatro ucraniano. Los mayores combates se localizan en el frente norte (óblast de Járkov) y en el Donbass. En el primero, no se aprecian desplazamientos importantes de la línea de contacto que pasa por ... Liptsy y Vovchansk. No parece tampoco que exista intención seria de progresar más hacia el sur, porque no se ha incrementado el volumen de fuerzas necesarias para ello.
No obstante, desde el óblast de Lugansk, las tropas rusas prosiguen su lento avance hacia Kupiansk. En el Donbass, los mayores combates se desarrollan en el óblast de Donetsk. Hace tres días, se apoderaron de Shumi, pequeña localidad al noroeste de Górlovka. Ello confirma la intención rusa de avanzar hacia Toretsk, núcleo urbano a solo 14 kilómetros de Kostiantynivka.
Eso diseña dos propósitos complementarios. Uno, incrementar la amenaza sobre Kostiantynivka, gran centro de mando y logístico ucraniano en la zona, cuya potencial caída abriría las puertas para atacar Kramatorsk; lo que, en su caso, favorecería el derrumbe del frente ucraniano del Donbass. Dos, favorecer desde el sur los esfuerzos ofensivos contra el bastión ucraniano de Chasiv Yar, apoyando los esfuerzos en desarrollo en Klishchiivka e Ivanivske. Más al sur, al oeste de la ciudad de Donetsk las tropas rusas siguen progresando lentamente por el norte de la carretera N 15 desde Krasnohorivka (norte de Marinka) hacia Kuravhivka.
En todo caso, todas esas pausadas ganancias territoriales suponen un activo del Kremlin para futuras negociaciones. A tal respecto, se empieza a percibir tanto en el discurso del ministro de asuntos exteriores ucraniano, Dmitró Kuleba, como en el del propio Zelenski, la idea de «una paz justa», en sustitución de la anterior de «victoria total». Eso podría indicar cierta predisposición a aceptar un armisticio con algunas pérdidas de territorio en beneficio de Rusia.
Al mismo tiempo, también se percibe el enorme interés de Kiev por que se acelere la entrega de los prometidos cazabombarderos F-16, así como misiles aire-aire para la batalla aérea. Se pretende, tal vez, incluirlos en una potencial contraofensiva ucraniana a comienzos del otoño. Pero es de suponer que, sin apoyo aéreo, tal contraofensiva no pasaría de ser, en su caso, un desiderátum.
Fuera del teatro, el evento más importante, y que tendrá una relación directa con la guerra en Ucrania, es la cumbre de la OTAN, conmemorando el 75 aniversario de la organización. Encuentro a celebrar en Washington D.C., entre el 9 y el 11 de julio. Posiblemente, como ya sucediera en las cumbres anteriores de Madrid 2022 y Vilna 2023, tampoco en esta ocasión se acuerde cursar a Ucrania una invitación formal de adhesión al Tratado de Washington.
Es un asunto de intenso debate en el seno aliado donde se solapan, entre otros, el interés de los países bálticos y de Polonia por tal adhesión y la reticencia de EE.UU. y Alemania. Probablemente, ni se acuerde una fecha para tal entrada. Ni, tampoco, para la transferencia a Ucrania de los F-16. Sobre este asunto, Zelenski, tal vez, reciba un ambiguo «están a punto de enviarse». Las implicaciones y riesgos políticos, militares, comerciales y de prestigio industrial que conllevaría la adjudicación de aviones armados son tan enormes que, quizás, la decisión final sobre la ejecución de la transferencia no se produzca hasta después de las presidenciales norteamericanas. E, incluso, en función del resultado de éstas, que no se produjera nunca.
España ha asumido, el 1 de julio, la responsabilidad del mando de una mini brigada multinacional, en el marco de la operación Despliegue Adelantado Reforzado de la OTAN. El cuartel general de la unidad se localiza en Lest (Eslovaquia) y la nueva aportación española se redondea, de momento, en 700 efectivos. Es el mayor de los diversos contingentes españoles participantes en la operación en la que, en total, participamos con 1.600 efectivos. Veremos si se mantiene tal volumen indefinidamente, o habrá que disminuir la aportación española en otros contingentes. Por ejemplo, en Letonia. Lo más claro es que, en porcentaje de PIB de gasto de defensa, España, brillará en la Cumbre Atlántica por haber pasado, en solo un año, del tercer puesto por la cola al último. Sánchez portará en Washington el poco progresista farolillo rojo.
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