Así es Liz Truss, la mujer que quiso emular a Margaret Thatcher

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Hizo borrón y cuenta nueva con respecto al Gabinete de la era de Boris Johnson, rodeándose de sus personas de confianza en lugar de haber escuchado a las voces que le pedían la construcción de un Ejecutivo de unidad. Eliminó de las grandes carteras a los aliados de Rishi Sunak, su rival en las elecciones del partido, blindándose así bajo la protección de su círculo más cercano en lugar de optar por el consenso y haciendo gala de un equipo multicultural y con muchas mujeres que rompió con la tradición de poner a hombres blancos en los ministerios más relevantes.

Su salida es un duro varapalo para esta mujer de 47 años ambiciosa y con una larga carrera política a sus espaldas, que sin embargo se caracteriza por ser poco carismática, lo que no permite que haga gala de la inteligencia que sus seguidores señalan como una de sus características más importantes. Pasó por ministerios como los de Comercio, Exteriores, Igualdad, Justicia y Educación en los gobiernos de David Cameron, Theresa May y Boris Johnson, tras haber estudiado Filosofía, Política y Economía en la Universidad de Oxford, donde fue presidenta de los liberaldemócratas mucho antes de ser seducida por las ideas conservadoras que acabaron conquitándola pese a haber nacido en el seno de una familia de izquierdas. Su madre, enfermera, y su padre, académico de matemáticas, nunca han apoyado su elección política.

Quien sí la ha apoyado siempre ha sido su marido, el contador Hugh O'Leary, con quien se casó en el año 2000 y tiene dos hijas adolescentes, pese al escándalo del que fueron protagonistas ambos ya que Truss le fue infiel durante casi dos años con su compañero conservador y mentor, Mark Field, cuyo matrimonio acabó en divorcio tras el 'affaire'. O'Leary, por el contrario, perdonó el desliz y su vida familiar y su carrera política despegaron sin que este incidente la empañara.

Truss se presentó como candidata conservadora de Hemsworth, West Yorkshire, en las elecciones generales de 2001, en las que salió derrotada. La historia se repitió en Calder Valley, también en West Yorkshire, en 2005, y finalmente fue elegida concejal en Greenwich, en el sureste de Londres, un año después.

En 2010 se hizo por fin con su escaño en la Cámara de los Comunes, pese a que hubo intentos de tumbarla cuando se conoció la infidelidad. Además de la política, su vida también está marcada por su trabajo en la empresa privada, concretamente en las industrias de la energía y las telecomunicaciones, ya que durante una década ejerció como gerente comercial y económica en empresas como la petrolera Shell y en Cable and Wireless.

Fría, seca e inexpresiva en público, tiene fama de ser divertida en privado y disfruta organizando fiestas de karaoke en su casa con sus amigos. 'Brexiter' de línea dura, forma parte del ala más a la derecha de la formación, pero durante el referéndum del 2016 defendió la permanencia en la Unión Europea antes de cambiar de postura.

Abrazó los valores conservadores tradicionales, como la reducción del Estado y los impuestos bajos, porque cree, según declaró en el pasado, en la libertad personal por encima de todo. Abanderada del libre mercado, ganó la batalla por el liderazgo conservador con las promesas que la llevaron a la debacle.