Trump se pone el delantal de McDonald's y fríe patatas para ganar votos
El candidato tomó pedidos en un restaurante de comida rápida tras acusar a la vicepresidenta de mentir sobre su experiencia laboral en la cadena de comida rápida durante los años 80
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Donald Trump se puso este domingo el delantal de McDonald's, se colocó detrás del mostrador y se puso a freír papas antes de tomar pedidos en la ventana de un local en Feasterville-Trevose, Pensilvania, un estado clave para las elecciones del 5 de noviembre.
McDonald's ha sido una de las cadenas de comida rápida favoritas de Trump durante mucho tiempo, a pesar de que su fortuna le permite comer donde quiera. Su plato favorito, ha dicho, son las patatas fritas.
Decenas de personas hicieron fila para ser atendidas por el expresidente, quien busca volver a la Casa Blanca. Esta visita no fue improvisada; Trump la había anunciado días antes. Su objetivo era criticar a la vicepresidenta Kamala Harris, quien ha contado que trabajó en McDonald's en los años 80 como parte de su esfuerzo por conectar con los votantes de clase media.
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La campaña de Harris ha detallado que trabajó en la caja registradora, la freidora y la máquina de helados de un McDonald's en Alameda, California, en 1983, durante el verano entre su primer y segundo año en la Universidad de Howard.
Trump, sin embargo, la acusa de mentir, señalando que ese trabajo nunca apareció en su currículum. A sus 78 años, y habiendo nacido en una familia acomodada donde su primer empleo fue junto a su padre en la empresa familiar, decidió servir él mismo en McDonald's.
Se presentó en el restaurante, se quitó la chaqueta —algo poco habitual en él— y se puso el delantal. «Me encanta McDonald's», declaró.
Su afición por la cadena es conocida. Cerca de la Casa Blanca, el Servicio Secreto solía recogerle pedidos de un local. Durante el cierre del gobierno en 2019, Trump recibió a los campeones universitarios de fútbol americano, los Clemson Tigers, con más de 300 hamburguesas, papas fritas y otros productos de McDonald's, que él mismo pagó y sirvió en bandejas de plata en el Comedor de Estado. Según sus asesores, fue uno de los días más felices de su presidencia.
Trump ha mantenido esta costumbre en campaña. El año pasado, por ejemplo, visitó un McDonald's en East Palestine, Ohio, tras un derrame químico tóxico que desató una crisis de salud ambiental.
Más tarde, el domingo, tenía programado un mitin en Lancaster, Pensilvania, y asistir al partido de los Steelers contra los Jets en Pittsburgh.
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