Catástrofes ordenadas en Japón: cómo domar al cerebro reptiliano en un avión en llamas
La milagrosa evacuación de los casi 400 ocupantes del avión que ardió al chocar con otro en Tokio no solo se debe al extraordinario civismo nipón, sino también a la educación en prevención que abunda en este país de terremotos
El accidente aéreo de Japón rozó la catástrofe: «La cabina se calentó más y más y pensé que no íbamos a sobrevivir»
![Los bomberos tardaron seis horas en extinguir el fuego que devoró al avión de Japan Airlines](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/01/05/avion-llamas-R5prlL2UwwwLNbn8TgUQwaJ-1200x840@abc.jpeg)
A los japoneses se les reprocha que son tan fríos y comedidos que no tienen vida. Pero es precisamente esa calma y contención la que ha salvado de morir abrasados a los casi 400 ocupantes del avión que chocó el martes con otra pequeña aeronave de la Guardia Costera ... nipona en el aeropuerto de Haneda, en Tokio. En unas imágenes que han sorprendido a todo el mundo, grabadas por algunos de los viajeros, los pasajeros permanecen sentados y aparentemente tranquilos mientras por las ventanas se ven las llamas que se propagan por el exterior del avión. Luego, mientras el humo inunda la cabina, salen en orden siguiendo al dedillo las instrucciones de las azafatas: sin gritos ni carreras y dejando atrás su equipaje de mano.
En una evacuación de manual, los 367 pasajeros y 12 tripulantes estaban en 18 minutos en un lugar seguro mientras el avión era devorado por el fuego, que los bomberos tardaron seis horas en extinguir. En su interior únicamente perecieron dos mascotas, un perro y un gato, que eran transportadas en la bodega y no pudieron ser rescatadas. Todo un milagro, y más teniendo en cuenta que cinco de las ocho salidas de emergencia del aparato, un Airbus A-350, no pudieron utilizarse por el incendio.
Aunque murieron cinco de los seis oficiales del avión de la Guardia Costera, que iba al terremoto de la península de Noto y al parecer entró en la pista sin permiso, podía haber sido una de las mayores catástrofes aéreas. En otros países menos desarrollados y cívicos, es fácil imaginarse a los pasajeros, presa del pánico, intentando salir del avión en llamas a toda prisa y cargando con sus pertenencias.
Pero lo que ha salvado a estos japoneses no es solo su cultura oriental, que es más contenida con las emociones y respeta más la autoridad, sino también su educación en prevención ante una emergencia. «Por su intensa actividad sísmica, Japón es un país de catástrofes y cuenta con una fuerte cultura preventiva, desde la resistencia de las construcciones hasta la estructura social», explica a ABC Mónica Pereira, psicóloga experta en emergencias y desastres.
Sabe bien de lo que habla porque ella misma ha formado a personal de aerolíneas de Chile y Colombia para gestionar este tipo de incidentes. Según detalla, «en caso de emergencia, las tres respuestas instintivas son parálisis por miedo, ataque o agresividad y huida. Son reacciones automáticas ante un peligro y podemos tener cualquiera de ellas, que además cambian dependiendo de la situación. En España, por ejemplo, se repartirían las tres respuestas entre el pasaje, que además mostraría más sus emociones. Pero en Japón, donde se enseña desde niños el respeto a la autoridad, esta reacción tranquila de los pasajeros es la que han aprendido en los cursos de prevención de emergencias que les han obligado a hacer durante toda su vida».
Científicamente, continúa Pereira, la clave consiste «en entrenar a las personas para que no tengan una respuesta natural generada por nuestro cerebro reptiliano, que es el que se encarga de la supervivencia actuando frente a los peligros». Para ello, «los japoneses han seguido tantos cursos de prevención que, cuando se produce una emergencia, su reacción no es la parálisis, la agresividad o la huida, sino seguir lo aprendido y obedecer a quien sabe o tiene la autoridad, en este caso las azafatas».
En Occidente, donde hay una tendencia más crítica con la jerarquía, Pereira cree que habría pasajeros que no escucharían a las azafatas y, además, intentarían coger sus maletas antes de salir. En cambio, compara la psicóloga, «el aprendizaje y la automatización en los japoneses ha conseguido que su respuesta lógica ante una emergencia pase del neocórtex de nuestro cerebro, encargado del razonamiento, al reptiliano, como hábito adquirido».
![Imagen principal - El año ha empezado de forma trágica en Japón con un terremoto en la costa noroccidental y un accidente en el aeropuerto de Haneda (imagen superior). En todas estas emergencias, los japoneses se comportan de forma ejemplar gracias a su civismo y formación en prevención, guardando colas ordenadamente como se vio en el tsunami de 2011 que desató el desastre nuclear de Fukushima (arriba, izquierda y derecha).](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/01/05/avion-afp-U07031107256zEM-758x470@abc.jpeg)
![Imagen secundaria 1 - El año ha empezado de forma trágica en Japón con un terremoto en la costa noroccidental y un accidente en el aeropuerto de Haneda (imagen superior). En todas estas emergencias, los japoneses se comportan de forma ejemplar gracias a su civismo y formación en prevención, guardando colas ordenadamente como se vio en el tsunami de 2011 que desató el desastre nuclear de Fukushima (arriba, izquierda y derecha).](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/01/05/Fukushima2011-U52000123736FeY-464x329@abc.jpeg)
![Imagen secundaria 2 - El año ha empezado de forma trágica en Japón con un terremoto en la costa noroccidental y un accidente en el aeropuerto de Haneda (imagen superior). En todas estas emergencias, los japoneses se comportan de forma ejemplar gracias a su civismo y formación en prevención, guardando colas ordenadamente como se vio en el tsunami de 2011 que desató el desastre nuclear de Fukushima (arriba, izquierda y derecha).](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/01/05/Futaba_20240105180711-U17370875506daZ-278x329@abc.jpeg)
Y es que el ser humano es capaz de acostumbrarse a todo. Incluso a las réplicas de un terremoto, como ha descubierto este corresponsal en sus viajes a Japón. La primera, experimentada tras el tsunami de 2011 que desató el desastre nuclear de Fukushima, se vive con mucho miedo. Pero la última, sentida una noche durante los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021, tan solo me despertó ligeramente por la sacudida, para a continuación seguir durmiendo a pierna suelta. Entre medias, muchos temblores y peligros no solo en Japón, sino en las ocho catástrofes naturales cubiertas en las dos últimas décadas.
Por ese motivo, Mónica Pereira insiste en la «necesidad de la educación en prevención, que falla en España y hace que, en situaciones de emergencia, nos pongamos en peligro aún más». A su juicio, «habría que incidir en clases durante todos los años de estudios y en diferentes ámbitos, para aprender a reaccionar ante un terremoto o accidente aéreo y también a resucitar a alguien que ha sufrido una parada cardiorrespiratoria». Además, aclara que «ese aprendizaje debe ser continuado para que genere la huella de memoria y se automatice la respuesta, haciendo lo más apropiado ante una urgencia».
Esta respuesta cívica y calmada es la que se vio tras el tsunami y accidente de Fukushima y también la que están demostrando los japoneses ahora en el último terremoto. Ordenadamente, los damnificados hacen cola esperando el reparto de la ayuda humanitaria y no hay estallidos de pillaje ni vandalismo, como vimos en el tifón 'Yolanda' de Filipinas.
En la vida cotidiana, y gracias a su civismo, los japoneses hablan en voz baja y respetan los asientos para ancianos en el metro incluso aunque no haya ninguno en el vagón. Además, no solo no tiran nada al suelo, sino que recogen los desperdicios al acabar un partido de fútbol como se ve en las imágenes de su hinchada en los mundiales.
Instrucciones sencillas y siempre en positivo
Para el personal encargado de hacer frente a una emergencia, como un accidente aéreo, Mónica Pereira recomienda dar instrucciones sencillas y hablar siempre en afirmativo. «A los pasajeros hay que decirles 'Sigan sentados' en lugar de 'No se levanten' o 'Dejen todas sus pertenencias' en lugar de 'No cojan sus maletas', ya que el neocórtex de su cerebro está bloqueado por la tensión y solo funciona el reptiliano. Hay que decirles lo que queremos que hagan, no lo que queremos evitar».
Según informan los medios nipones, las azafatas del vuelo siniestrado de Japan Airlines consiguieron evacuar con éxito a los pasajeros por los cursos que hacen una vez al año, que les enseñan a desalojar un avión en 90 segundos. Pero este milagro no habría sido posible sin el extraordinario civismo nipón y sus cursos de prevención. «Seguí las instrucciones y esperé tranquilamente la evacuación», explicó tras ser rescatado un pasajero de 30 años, mientras otro, de 50, contó que «nadie entró en pánico».
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