Toque de atención para Donald Tusk al sufrir un traspié en las elecciones locales en Polonia
El partido del primer ministro conserva Varsovia y Gdansk, pero resulta evidente la desafección de la ciudadanía con la coalición liberal que gobierna el país desde el pasado otoño
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El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, revisa esta mañana con una sensación agridulce el resultado de las elecciones municipales celebradas ayer. Ha triunfado en dos importantes ciudades, pero a escala nacional ha ganado el opositor nacional-conservador Ley y Justicia (PiS) y ... en la mitad este del país resulta evidente la desafección con la coalición liberal que gobierna el país desde el pasado otoño. Polonia sigue dividida y Tusk no ha logrado hacerse con el respaldo generalizado a su gobierno.
Según los avances iniciales, el PiS se ha convertido en la fuerza más votada en las municipales con una ligera ventaja. En la elección de las 16 administraciones regionales, el 33,7 por ciento de votos ha sido para el PiS, mientras que la Coalición Cívica liberal-conservadora del primer ministro queda en segundo lugar con el 31,9 por ciento.
Tusk está afianzado en la capital, Varsovia: el actual alcalde, Rafal Trzaskowski, fue confirmado con el 59,9 por ciento de las papeletas. «Aquí está el héroe de hoy», dijo Tusk sobre Trzaskowski al celebrar el triunfo en Varsovia de las elecciones. Y en la ciudad de portuaria de Gdansk, la alcaldesa Alexandra Dulkiewicz, del partido de Tusk, también ganó con el 62,3 por ciento.
Otras importantes ciudades, como Cracovia y Breslavia, celebrarán una segunda vuelta de las municipales el 21 de abril para decidir la Alcaldía, estando todavía por determinar el resultado. Pero lejos de las grandes urbes polacas, el PiS, que gobernó Polonia de 2015 a 2023, va a la cabeza en el este y el norte, las regiones más predominantemente católicas. Este resultado es, sobre todo, un incentivo para que el partido funcione, según ha valorado el líder del PiS, Jaroslaw Kaczynski, con vistas a las elecciones Europeas de Mayo.
En Suwałki, el actual alcalde no partidista Czesław Renkiewicz, con el 48,35% de los votos, se ha impuesto sobre Jacek Juszkiewicz (PiS), que obtuvo el 22,95%. Los resultados de todos estos líderes locales tienen lecturas referentes a la nueva generación política que tomará el testigo del PiS tras la era Kaczynski. Y, finalmente, el 13,5 por ciento de los votos en las elecciones de las administradores autonómicas ha ido a parar a la Tercera Vía, cristiana y conservadora. Ambos partidos, junto con la Plataforma Cívica de Tusk, forman la coalición de gobierno a nivel estatal. La ultraderechista Konfederacja obtuvo el 7,5 por ciento de los votos.
Ambiente prebélico
Estos comicios, al igual que las generales de otoño, tienen lugar en un ambiente prebélico, bajo los efectos de la amenaza rusa. En sus primeras declaraciones, Tusk ha puesto de relieve la desmovilización entre los votantes más jóvenes, a pesar de la preocupación que supone para esta generación la posibilidad de una guerra con Rusia, y ha admitido el fracaso de su partido en el este del país y en las zonas rurales de forma generalizada.
Jarosław Kaczyński argumentó que se trataba de otra victoria para el partido Ley y Justicia. Pero esto es un conjuro de la realidad, porque con esta 'victoria' el PiS perderá poder en algunas de las asambleas regionales en las que ha gobernado hasta ahora. Jarosław Kaczyński, por su parte, ha aprovechado los resultados para celebra «la novena victoria del PiS», en referencia a la novena elección consecutiva en la que Ley y Justicia fue el partido más votado, a pesar de que en las nacionales no logró formar una coalición de gobierno con suficiente mayoría, dejando paso así al gobierno liberal de Tusk.
Pero lo cierto es que esta victoria a escala nacional es más bien simbólica y no se traducirá en poder en muchas asambleas provinciales porque, según el sistema electoral polaco, lo que más pesa no es quién tiene el mayor número de votos en una provincia determinada, sino quién será capaz de construir una mayoría sólida. Y el PiS no tendrá esa capacidad, tal vez ni siquiera en una docena de asambleas regionales. Aún así, el resultado pone en evidencia que Polonia sigue enormemente polarizada y que la desafección con el Gobierno de Tusk sigue presente en una mayoría de votantes, lo que hace más controvertidas sus reformas.
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