CLAVES DE LATINOAMÉRICA
Sorpresas presidenciales condenadas a la minoría parlamentaria
Las elecciones de Guatemala y Ecuador evidencian un hartazgo, pero se enfrentan a la disfunción de gobernar con un apoyo mínimo en el Congreso
Voces en Ecuador plantean copiar la política de mano dura de Bukele en El Salvador para acabar con la violencia
![Sorpresas presidenciales condenadas a la minoría parlamentaria](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2023/08/22/bernardo-arevalo-RDBmMUGbDMg1taIzjeWWg2H-1200x840@abc.jpg)
Las últimas elecciones en Guatemala y en Ecuador continúan la secuela del voto de castigo a los partidos percibidos como conformadores del establishment político en los países latinoamericanos y evidencian el hartazgo ciudadano. El sorpresivo pase a segunda vuelta en junio de Bernardo Arévalo en Guatemala ... , que el pasado domingo ganó de modo definitivo, y ahora de Daniel Noboa en Ecuador, con opciones de ganar en el balotaje del 15 de octubre, reproduce lo que ocurrió en Perú con la elección de Pedro Castillo en 2021 o el voto en 2022 en Colombia por el empresario Rodolfo Hernández, que estuvo cerca de obtener la presidencia.
Las elecciones de Guatemala y Ecuador también remarcan la disfuncionalidad en la que han entrado buena parte de los países latinoamericanos tras la fractura del bipartidismo tradicional a lo largo de las últimas dos décadas. La falta de liderazgos y de referentes contantes hace que en la primera vuelta el voto se disperse mucho: la segunda vuelta corrige la dispersión y lleva a la presidencia a candidatos que inicialmente apenas superaban el 10% de los votos, pero como las legislativas se hacen al mismo tiempo que la primera vuelta presidencial, el triunfador tiene que gobernar con un parlamento adverso, donde su partido tiene muy poca representación.
Serias dificultades con el Congreso nacional le esperan en Guatemala a Arévalo, pues aunque el domingo ganó con claridad la carrera presidencial (pasó del 15,8% de la primera vuelta al 58% de la segunda), en la Cámara el socialdemócrata Semilla tiene la representación conforme al apoyo que esta opción tenía en el momento de la primera vuelta de las presidenciales: obtuvo un 11,7% de los votos para el Congreso y 23 de los 160 escaños en juego.
Frente a esa escasa presencia, el partido UNES de su contrincante Sandra Torres logró en las legislativas 28 escaños, que sumados a los 39 de sus previsibles socios del oficialista Vamos, y a los 11 del también conservador Viva, acercarán la fuerza de la derecha a la mayoría absoluta. La «nueva primavera» anunciada por Arévalo no lo tendrá fácil para florecer.
Justamente esto es lo que pasó en Ecuador con la victoria de Lasso en 2021, pues tuvo que gobernar con solo 12 de los 137 asambleístas; la situación ingobernable motivó el adelanto electoral que ahora vive el país. Un fracaso del mandato presidencial, por el acoso de la oposición, que ya se había visto en el Perú de Castillo (este quiso resolver el bloqueo mediante un autogolpe; Lasso llamó a nuevas elecciones).
Proceso similar
Ecuador se enfrenta a reproducir el proceso. La coalición ADN dirigida por Noboa solo ha obtenido el 14,6% de los votos para la Asamblea, frente al 39,3% del partido Revolución Ciudadana de su contrincante, la correísta Luisa González. Si Noboa gana la segunda vuelta gracias al voto anticorreísta que ya llevó a Lasso a la presidencia, entonces tendrá que gobernar con una fuerte oposición de Revolución Ciudadana en la Asamblea.
Noboa, de todos modos, cuenta con dos ventajas que no tuvo el también hombre de negocios Lasso. Por una parte, el movimiento indigenista que tantas trabas le puso a este durante su mandato ha quedado anulado en la Asamblea (en 2021 era el segundo grupo de la Cámara, tras el correísmo, con quien hizo pinza contra el presidente); la coalición indigenista de Yaku Pérez solo ha obtenido alrededor del 3% en las presidenciales y en las legislativas.
Por otra parte, la guerra fratricida de la derecha ecuatoriana entre Lasso y el tradicional líder del Partido Social Cristiano, Jaime Nebot, restó fuerza al presidente saliente y al final fue su estocada. Noboa, que también representa a la derecha pero que en estas elecciones se ha estrenado como candidato (su padre lo fue en cinco ocasiones) de la mano de varios partidos algo más centrados, puede utilizar su juventud (35 años) para aparecer como alguien al margen de esas disputas. De hecho, aunque también se ha nutrido del voto anticorreísta, su fuerza electoral ha estado sobre todo en perfilarse como alguien con propuestas, ajeno a las trincheras políticas de los últimos quince años.
El expresidente Rafael Correa, que dirigió el país de 2007 a 2017 y desde entonces se encuentra fuera de Ecuador para evitar asuntos judiciales pendientes, ha demostrado tener un apoyo constante: su presidenciable logró el 32,7% de los votos en la primera vuelta de 2021 y ahora el 33,4% en la de 2023. Pero como hace dos años, el candidato opuesto –hoy Noboa– tiene opciones reales de triunfar en la recta final, partiendo desde el 24% ahora obtenido.
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