La Asamblea Nacional francesa aprueba la reforma de las pensiones
Sarkozy está ganando una histórica batalla contra los sindicatos: la Asamblea Nacional aprueba la reforma de las pensiones
Nicolas Sarkozy está ganando una histórica batalla contra los sindicatos. La Asamblea Nacional (AN) ha aprobado por 336 votos a favor y 233 votos contra la Ley que reforma el sistema nacional de pensiones, elevando de 60 a 62 la edad de jubilación, y para conseguir la pensión plena será necesario llegar a los 65 o 67.
Los sindicatos de funcionarios han convocado otras dos jornadas de huelga y manifestaciones, este mismo jueves y el próximo 6 de noviembre. La oposición socialista presentará un recurso ante el Consejo constitucional, denunciando la “anti constitucionalidad” de un texto legislativo que se encuentra entre los más debatidos de la historia parlamentaria de Francia. Los estudiantes anuncian nuevas manifestaciones, tras las vacaciones de otoño.
Sin embargo, el voto definitivo de la AN culmina un largo proceso de consultas, debate, discusión y aprobación parlamentaria, que los sindicatos presentaron como una “prueba de fuerza”, que finalmente está ganando el presidente Sarkozy.
La “guerra” todavía no ha terminado. Los sindicatos estiman que todavía tienen bazas de oposición y protesta. En la definitiva recta final, Sarkozy está ganando la prueba de fuerza, que comenzó hace exactamente dos años.
La reforma del sistema nacional de pensiones comenzó el otoño del 2007, con dos reformas parciales. Reforma de los sistemas de jubilaciones especiales, privilegiadas. E introducción de un sistema de servicios mínimos en los transportes públicos. Dos años después, esas dos reformas parciales se perciben capitales.
Desde hacía medio siglo, muchos funcionarios y trabajadores del servicio público se jubilaban a los 55 años, cotizando menos años, con mejores pensiones. Reformada parcialmente esa injusticia, el otoño del 2007, el servicio mínimo en los transportes ha quitado a los sindicatos de funcionarios el arma estratégica que paralizó Francia en 1995.
Las protestas contra la reforma que ahora culmina comenzaron el otoño del 2009. Desde entonces, hasta el verano pasado, los sindicatos convocaron una jornada de huelga y manifestaciones por trimestre. En vano. Desde septiembre, aceleraron el ritmo: siete grandes jornadas de huelga y manifestaciones. En vano.
Francia no estuvo nunca paralizada. Los trastornos fueron importantes, pero nada catastróficos. La huelga de las refinerías también ha fracasado. El movimiento se ha “desinflado” con las vacaciones de otoño. Este jueves y el 6 de noviembre los sindicatos tirarán sus últimos cartuchos, cuando la Ley está definitivamente aprobada, a falta de ser promulgada por Sarkozy, hacia el 15 de noviembre.
Los sindicatos esperaban humillar a Sarkozy, como humillaron a Jacques Chirac en 1995, el 2003 y el 2006. La prueba de fuerza está fracasando. En la recta final, los sindicatos han comenzado a dividirse. La CGT lidera la “resistencia”: “Nada está terminando. Que se preparen los empresarios”. La CFDT, por el contrario, ha anunciado que está dispuesta a negociar con la patronal nuevas fórmulas de inserción de los jóvenes en el mercado laboral, entre otro tipo de problemas sociales de fondo.
Aprobada la Ley en la Asamblea Nacional, Sarkozy se embarca en otro proyecto sensible: un cambio de gobierno que pudiera producirse poco antes o poco después de ser promulgada la Ley de reforma del sistema nacional de pensiones.
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