Sahra Wagenknecht, La Yoko Ono de la izquierda alemana
La izquierda prorrusa acaba de fundar su partido en Alemania con el liderazgo de esta hija de iraní, criada en la RDA y casada con un ex ministro de Finanzas

Días atrás, quedó disuelto el grupo parlamentario Die Linke (La Izquierda) en el Bundestag alemán. Su desaparición es consecuencia de la escisión encabezada por Sahra Wagenknecht, que ha arrastrado a nueve diputados a un nuevo partido político más montaraz que el anterior y que ... será presentado en enero. Después de años de disputa por la dirección de Die Linke, quiere robar votos a la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) con una mezcla de propuestas sociales radicales aderezada con salsa de nacionalismo. A la espera de que eso suceda, los hechos se limitan a la pérdida de Die Linke, que en su día nació tambien como una escisión en la que igualmente estuvo implicada Sahra Wagenknecht, la Yoko Ono de la izquierda alemana.
Sahra Wagenknecht creció en la RDA, la Alemania comunista. Su padre, un estudiante iraní, no volvió después de un viaje a su país de orígen. Era miembro del Partido Socialista Unificado (SED) y se ganaba la vida dando clases particulares de ruso en 1989, cuando cayó el Muro de Berlín, y junto a otros camaradas comunistas se recicló a la democracia en el partido minoritario PDS, en la Alemania reunificada, con tan pocos votos que no tenía nada que hacer.
A finales de los 90, con la inminente mudanza de la capital alemana a Berlín desde Bonn, Wagenknecht conoció y empezó a intimar con Oskar Lafontaine, el ministro de Finanzas de Gerhard Schröder. Lafontaine era un icono socialdemócrata (SPD) del Sarre, la zona más industrializada del oeste de Alemania, y formaba con Schröder un tandem electoral imbatible. Pero su novia, 26 años más jóven, le convenció de que Schröder no le concedía el protagonismo que merecía y que su Agenda 2010, el conjunto de medidas para relanzar la economía alemana, era una traición al socialismo. Lafontaine se fue del SPD dando un portazo y fundó Die Linke junto con los excomunistas de Sahra Wagenknecht. La izquierda alemana no se ha recuperado todavía de aquel golpe, que abrió la puerta de la Cancillería a Merkel para quedarse cuatro legislaturas seguidas.
Oskar Lafontaine se casó con su cuarta esposa en 2013, cuando tenía ya 71 años y apuraba sus últimos sorbos en la política profesional. Wagenknecht heredó de su marido el liderazgo de Die Linke, aunque por poco tiempo. Desaparecido Lafontaine, no era lo suficientemente respetada y se abrió una pugna por la dirección de la que huye ahora para formar un nuevo partido en el que no haya rival. Si no hay cambios de última hora, el partido se llamará Alianza Sahra Wagenknecht.
Una cuenta en Suiza
A la espera de un programa electoral, en su página web se llama la atención sobre la ruinosa infraestructura de Alemania, así como sobre las deficiencias en el sistema de salud, el cuidado de los niños, el mercado inmobiliario y el sistema educativo. Se condena las grandes empresas transnacionales y se denuncia la política de sanciones contra Rusia y la política climática. Solicita donaciones y el dinero va a una cuenta de Volksbank Pirna, un banco con clientes poco comunes, incluidos los medios estatales rusos.
La Alianza Sahara Wagenknecht tiene su sede en Karlsruhe, Alemania, donde vive su tesorero, Ralph Suikat, pero su cuenta bancaria está en Pirna, una pequeña ciudad de casi 40.000 habitantes de la Suiza sajona con un precioso casco histórico, un castillo y unas vistas sobre el Elba que hacen del lugar un popular destino turístico. La agencia de vídeos Ruptly, que forma parte de la red del medio de propaganda ruso RT y cuya sede se encuentra en Berlín, también utiliza una cuenta en este banco local, según ha publicado Tagesspiegel, a pesar de que Ruptly es propiedad de la empresa de medios rusa TV-Novosti, que figura en la lista de sanciones de la UE desde diciembre de 2022. Wagenknecht rechaza con vehemencia las sanciones contra Moscú y el envío de armas a Ucrania, mientras que se muestra abiertamente a favor de un acercamiento con Rusia.
Con estos mimbres, Wagenknecht se presentará a las europeas. A nivel interno, asegura contar con encuestas que le otorgan el 11% de los votos en Brandemburgo, región oriental alemana en la que se celebrarán elecciones regionales en septiembre de 2024. Y todo puede ocurrir en una Alemania inmersa en lo que el ministro de Economía, Robert Habeck, ha bautizado como la 'policrisis'. Antes de la irrupción de Wagenknecht, en el paisaje demoscópico destaca el 22% a escala federal de AfD en los sondeos. La actual 'coalición semáforo' está lejos de ser mayoritaria y la CDU permanece como el partido más fuerte con un 30%.
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