La 'ruta turca': la más cara y mortal para los migrantes
Para evitar los Balcanes, los refugiados pagan 10.000 dólares por una travesía hacia Italia desde Turquía
Conmoción en Italia por la muerte de un jornalero inmigrante, tratado como «un animal»
![Una persona sostiene un teléfono que muestra unas fotografías de miembros de una familia kurda iraquí que murieron en el mar en un barco de inmigrantes frente a la costa sur de Italia](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/06/24/calabria-naufragio-RVJjCS4aAcI7UOTgaJ9hAPO-1200x840@diario_abc.jpg)
«La ONU nos dice hoy que la trata de personas se ha convertido en la actividad más rentable del mundo para las redes criminales, superando al tráfico de armas e igualando al tráfico de drogas». Con estas palabras denunció la primera ministra italiana, Giorgia ... Meloni, el tráfico de inmigrantes al concluir en Apulia la última cumbre del G–7.
Ese negocio multimillonario de las mafias con los esclavos del tercer milenio a veces acaba en tragedia, como la vivida por el kurdo Wafa Ramin, de 20 años: «Estuvimos cinco días a merced de las olas, sin comer ni beber, con el barco casi hundiéndose y con los muertos flotando a nuestro lado. Niños y bebés desaparecieron uno tras otro bajo el agua. Intenté sumergirme para recuperar alguno, pero no pude. Muchos de mis amigos murieron de hambre y de sed. El viaje nos costó 10.000 dólares por persona».
Wafa Ramin es uno de los once supervivientes en el naufragio en el que murieron 66 personas, entre ellos 27 niños, a unas 120 millas de Calabria. En su mayoría eran afganos, iraníes, kurdos y paquistaníes, que habían partido con lo puesto del puerto turco de Bodrum. No les dieron ni un chaleco salvavidas. Fueron víctimas de la ruta turca que conecta Turquía e Italia, menos conocida, más cara y 'silenciosa' respecto a otras que cruzan el Mediterráneo. Es utilizada sobre todo por quienes huyen de teatros de guerra y donde se niegan los derechos humanos. «El régimen iraquí ya no nos permite vivir una vida digna, así que decidí marcharme solo para llegar a Bélgica, donde quería buscar trabajo y formar una familia», contó Ramin.
Los emigrantes que se ponen en manos de organizaciones criminales turcas son llevados a zonas próximas al lugar de embarco, escondidos en casas deshabitadas, locales o tiendas de campaña entre la vegetación. Los traficantes sobornan a menudo a policías para que hagan la vista gorda.
Advertencias en vano
La situación de los emigrantes suele ser tan desesperada que hacen oídos sordos cuando se les avisa de los riesgos de la travesía: «Intentamos informar sobre los peligros de cruzar el mar, pero nos dicen que están dispuestos a correr riesgos para escapar de la violencia», explica Cavidan, abogada turca de Derechos Humanos.
Tras haber pagado el peaje, nunca inferior a los 8.000 euros, los emigrantes son embarcados en veleros o viejos pesqueros, como el que naufragó en febrero de 2023 a pocos metros de la costa de Cutro, en la provincia de Crotone, en Calabria, con 180 inmigrantes a bordo. De los 94 que perecieron en el mar, 34 eran niños.
La mayoría de los barcos utilizados para las travesías, y en particular los veleros, son robados en pequeños puertos turísticos de Grecia o de Malta, o alquilados a misteriosas agencias en Turquía y nunca devueltos. Los traficantes turcos utilizan los barcos de vela en viajes con emigrantes porque llaman menos la atención y el riesgo de ser detenidos por la Guardia Costera es menor. Zarpan de Bodrum, Marmaris, Canakkale y, sobre todo, de Izmir. Bordeando Grecia, llegan a las costas de Calabria, Apulia o Sicilia. Quienes eligen la travesía por el Mediterráneo son generalmente familias con niños, que rechazan la ruta de los Balcanes. Pero esta travesía turca no es menos peligrosa. Durante muchas millas, el mar no está patrullado por dispositivos de salvamento o los buques humanitarias de las ONG no están presentes, como dramáticamente puso de relieve el superviviente kurdo Ramin: «En los cuatro o cinco días de naufragio, vimos acercarse muchos barcos, pero ninguno acudió en nuestro auxilio. Gritamos e hicimos señas durante mucho tiempo, pero fue en vano».
Pasividad de Turquía
Este tráfico de seres humanos se mantiene desde hace años pese a que Turquía está financiada con fondos europeos para gestionar los flujos migratorios. En 2016, el presidente turco Erdogan firmó un polémico acuerdo migratorio de 6.000 millones de euros con la UE, para controlar las fronteras, la atención sanitaria y educación de los refugiados en Turquía. Los fondos se completaron con 3.000 millones de euros en 2021. ¿Fue una buena inversión? El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea consideró a finales de abril que los objetivos solo se cumplieron parcialmente. Dicho organismo destacó que los refugiados en Turquía, que acoge a unos 3,2 millones de sirios y más de 320.000 personas de Afganistán, Irak e Irán, se quejan de haber recibido asistencia limitada o nula de la Unión Europea.
Según los datos de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), la ruta del Mediterráneo oriental se convirtió durante el primer trimestre de este año en la más activa para los emigrantes que llegan irregularmente a la Unión Europea. A tenor del Ministerio del Interior italiano, hasta el jueves habían desembarcado un total de 24.290 personas en las costas italianas. Por países de procedencia, destacan 4.907 de Bangladés (20%); 3.486 de Siria (14%), 1.515 de Egipto (6%) y 939 de Pakistán (4%).
Desde principios de año, son más de 920 los muertos y desaparecidos en el Mediterráneo. Con ellos, suman más de 29.800 desde 2014, convirtiéndose en la ruta más letal del mundo, según Save the Children.
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