Polonia y los países bálticos cierran sus fronteras a los ciudadanos rusos: «No son bienvenidos aquí»
Mantienen excepciones para residentes, motivos de seguridad o razones humanitarias
Casi un millón de rusos han entrado en la UE a través de los pasos fronterizos desde el inicio de la guerra en Ucrania

La jornada transcurre sin grandes novedades en los puestos fronterizos orientales porque la medida había sido convenientemente anunciada desde el 13 de septiembre. A partir de hoy las fronteras de Polonia y los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) no permiten el paso de ... ciudadanos rusos, aunque cuenten con un visado Schengen en vigor. Se prohíbe a los ciudadanos rusos, por tanto, el paso para estancias turísticas, viajes de negocios, eventos deportivos y culturales.
La nueva normativa, que ha sido puesta en marcha de manera simultánea por estos cuatro miembros de la UE y de la OTAN, contempla ciertas excepciones, por ejemplo para rusos residentes, rusos disidentes que huyen por motivos de seguridad y para quienes acrediten razones humanitarias. También quedan excluidos los empleados de empresas que realizan transportes a otros países de la UE.
Desde la invasión rusa de Ucrania, los gobiernos de los estados bálticos y Polonia ya habían suspendido en gran medida la emisión de visas y permisos de residencia a ciudadanos rusos, pero con un visado Schengen todavía les era posible ingresar a través de las fronteras de los cuatro países. A partir de ahora se les negará también la entrada, independientemente del país miembro que la haya emitido. Según los datos de SchengenVisaInfo.com, casi un millón de rusos han entrado en la UE a través de los cruces de frontera terrestres desde el 24 de febrero.
Durante meses, los países bálticos han presionado a la UE para que imponga una prohibición de visado a los ciudadanos rusos, alegando que a los turistas rusos no se les debe permitir vagar por Europa mientras haya una guerra en Ucrania.
Si bien el tema fue discutido entre los ministros de Exteriores de la UE el 31 de agosto, en una reunión informal que tuvo lugar en Praga, los ministros solo acordaron abolir el acuerdo de facilitación de visas de 2007 con Rusia, lo que dificulta que los ciudadanos rusos obtengan un Visado Schengen, pero la suspensión de ese acuerdo solo significa que los ciudadanos rusos tendrán que presentar más documentos a la hora de solicitar un visado, tendrán que pagar una tasa de 80€ en lugar de 35€ como hasta ahora, y también tendrán que esperar para que su visa sea procesada por un máximo de 45 días, en lugar de entre 10 a 15 días como hasta ahora.
Estos mínimos obstáculos no resultaron satisfactorios para Polonia y los países bálticos, de manera que después de la reunión del 31 de agosto decidieron implementar la medida por su cuenta y así lo establecieron en una reunión de ministros de Exteriores celebrada en Praga.
«Problemas de seguridad»
Según el Servicio Estatal de Protección Fronteriza del Ministerio del Interior de Lituania, 83.000 ciudadanos de la Federación Rusa cruzaron la frontera de la República Báltica en agosto, incluido el tránsito a través del Óblast de Kaliningrado.
Desde principios de este año, 395.000 rusos han ingresado a Lituania, sin que quede registrado cuántos de ellos realizan solamente estancias de tránsito y cuántos llegan para quedarse. El ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, ha destacado que «este alto número de cruces fronterizos, 130.000 desde que Rusia invadió Ucrania, constituye un problema de seguridad y con esta medida estamos protegiendo a toda la UE».
Desde el 24 de febrero y hasta el 22 de agosto, Estonia registra un total de 281.957 entradas de ciudadanos rusos, Polonia registra otras 49.123 y Letonia 54.618 entradas legales de ciudadanos rusos. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, había pedido reiteradamente a Occidente que impusiese la prohibición general de viajar a ciudadanos rusos, a lo que Moscú ha reaccionado con airadas amenazas.
El canciller alemán Olaf Scholz ha argumentado en contra de esa prohibición, al igual que el gobierno de Hungría, y estas consideraciones han tenido su efecto sobre el gobierno de Finlandia, por ejemplo, que en Bruselas se manifestó a favor del cierre fronterizo pero que después ha evitado sumarse a la iniciativa del frente oriental, limitándose a reducir un 10% la emisión de visados turísticos a ciudadanos rusos.
Filandia, una ruta de tránsito para los adinerados
El ministro de Exteriores de Finlandia, Pekka Haavisto, ha reconocido que «Finlandia y el aeropuerto de Helsinki se han convertido en una de las rutas de tránsito para los rusos que después vuelan a Grecia, Italia o España» y ha lamentado que, mientras los soldados mueren en Ucrania, los rusos más adinerados vivan esta guerra yendo y viniendo a sus segundas residencias en el Mediterráneo.
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El ministro de Relaciones Exteriores de Letonia, Edgars Rinkēvičs,ha justificado que «el número de cruces fronterizos de ciudadanos rusos con visados Schengen ha aumentado dramáticamente en los últimos meses y se ha convertido en un tema de seguridad pública, además de constituir un problema de naturaleza moral y política».
«Ya habíamos evacuado anteriormente esta medida como necesaria», ha resumido la primera ministra de Estonia Kaja Kallas, «estamos utilizando actualmente una enorme cantidad de recursos para mantener una frontera segura, porque Rusia está librando una guerra física y una guerra híbrida, y no tiene sentido abrir las puertas». «No son bienvenidos aquí», ha zanjado el ministro de Exteriores, Urmas Reinsalu.
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