Las primarias llegan a casa de Nikki Haley, que se resiste a abandonar
La exgobernadora de Carolina del Sur aumenta los ataques contra Trump, que lo tiene todo para ganar, por su amabilidad con Rusia
Nikki Haley dice que seguirá en las primarias republicanas aunque pierda en su propio estado
Videoanálisis: Nikki Haley, ¿la única opción de parar a Donald Trump?

«Mi decisión sobre candidatos a presidente tiene mucho que ver con su perfil para política exterior», aseguraba a este periódico un votante republicano justo antes de que arrancaran las primarias republicanas hace poco más de un mes en Iowa, aunque parezca ... que haya pasado un año. Es un razonamiento con sentido: si en algo tiene poder e impacto el presidente de EE.UU. es en política exterior, donde depende mucho menos de lo que le permita el Congreso.
Ese es uno de los ángulos en los que se ha basado la campaña de Nikki Haley, la única candidata republicana que sigue en pie en primarias frente al poderío incuestionable de Donald Trump.
Haley, exembajadora de EE.UU. ante la ONU -durante la presidencia del propio Trump-, tiene experiencia en ese ámbito y defiende lo que había sido una política exterior convencional en el partido republicano hasta la irrupción del aislacionismo que favorece el multimillonario neoyorquino: liderazgo occidental desde la OTAN, apoyo a sus aliados, firmeza frente a potencias rivales, intervencionismo en los asuntos que se consideran decisivos para la seguridad nacional.
La candidata ha recurrido a la política exterior con más fuerza en los últimos días, cuando las primarias llegan este sábado a su casa, Carolina del Sur, el estado del que fue gobernadora. Haley apenas tiene opciones en las primarias y se encamina a una derrota contundente -con notas de humillación- en su propio campo.
Posible victoria sólida
Tras cosechar resultados decepcionantes en las primeras tres batallas de las primarias -Iowa, New Hampshire y Nevada-, las encuestas apuntan a una victoria sólida de Trump. El expresidente tiene el 63% de los apoyos, según un sondeo de esta semana de Suffolk University y 'USA Today', frente al 35% de Haley. En otro de Emerson College y 'The Hill', la diferencia es similar: 58% para Trump, 35% para Haley.
A pesar de todo esto, Haley ha dicho esta semana que no tirará la toalla y que seguirá con su candidatura, frente a las especulaciones de que una derrota en Carolina del Sur forzará su abandono. Su idea es seguir al menos hasta el Super Martes, la gran cita electoral de las primarias, el próximo 5 de marzo, cuando se pondrán en juego los delegados de dieciséis estados.
Para tratar de seguir con vida, Haley ha echado mano de las posiciones de Trump en política exterior. En especial, por su trato amable hacia Rusia y hacia su presidente, Vladímir Putin. La candidata ha centrado los ataques en el silencio del expresidente tras conocerse la muerte del opositor Alexei Navalni en una prisión rusa: Trump ni lo mencionó durante tres días y no ha condenado a Putin por ello.
Haley ha dicho que Trump es «débil» con Rusia, después de que el multimillonario neoyorquino provocara un fuego diplomático con los socios occidentales tras decir que «animaría» a Rusia a atacar a los miembros de la OTAN que no cumplan con las obligaciones financieras de la alianza militar.
«Trump se está poniendo del lado de un dictador que mata a sus rivales políticos», condenó Haley, inmersa en una campaña frenética estos últimos días en su estado para tratar de revivir sus opciones.
Es difícil saber si esta postura resuena en el electorado republicano actual. En los últimos años, bajo el dominio de Trump, el partido se ha alejado del intervencionismo, con un hastío creciente hacia las guerras interminables en las que EE.UU. ha estado metido en Oriente Medio y con una caída acusada del apoyo a la financiación multimillonaria de Ucrania frente a la invasión de Rusia.
Batallas judiciales
El otro frente por el que embiste Haley tiene que ver con las batallas judiciales de Trump. El expresidente ya se ha llevado dos reveses en dos juicios de naturaleza civil en lo que va de año, por los que le han condenado al pago de indemnizaciones de cerca de 440 millones de dólares. Y por delante tiene cuatro juicios penales -el primero arranca en Nueva York a finales de marzo- en los que se juega ser el primer expresidente condenado por delitos y enfrentarse a penas de prisión.
«De ninguna manera el pueblo estadounidense va a elegir a alguien condenado por delitos», aseguró Haley la semana pasada a NBC. Esa afirmación está dentro de una parte central del mensaje de campaña de Haley, que considera que ella es mucho mejor opción que Trump para devolver la Casa Blanca a los republicanos. Que Trump es el mejor regalo para Joe Biden, que estimulará el voto demócrata y asustará a independientes y moderados.
«De ninguna manera el pueblo estadounidense va a elegir a alguien condenado por delitos», aseguró Haley
Quizá eso tenga cierta lógica para la elección general de noviembre, pero no para las primarias republicanas. Haley ha criticado esta semana que «Trump se pasa más tiempo en los juzgados que haciendo campaña», pero es que eso se ha demostrado como una ventaja para el expresidente. Las imputaciones del año pasado le dispararon en las encuestas y cada aparición judicial concentra toda la atención y alimenta la narrativa de persecución entre sus bases.
Está por ver cuánto aguantará Haley en campaña tras la probable derrota de este sábado en Carolina del Sur. Quizá su plan sea extender su campaña para aparecer como la mejor alternativa posible para el caso de que algo -un juicio con revelaciones dañinas, una condena irreprochable- haga de Trump un candidato indeseable para muchos republicanos.
«Me veo como una opción para los republicanos para cuando la gente se dé cuenta de que Trump no puede ganar», dijo en una entrevista en Fox News. Hasta entonces, si las encuestas no fallan, le esperan semanas de derrotas duras en las primarias.
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