Polonia asume la presidencia de una UE más frágil que nunca

Para colmo de males, la presidenta de la Comisión, la alemana Ursula von der Leyen, no se ha podido incorporar a su despacho porque padece una neumonía de cierta gravedad y aún no se sabe cuándo podrá regresar a Bruselas.

De momento, los portavoces del ejecutivo comunitario ya han anunciado que la reunión del colegio de comisarios de esta semana, que como marca la tradición debería haberse celebrado en Varsovia con el equipo de los ministros que van a gestionar los seis meses de presidencia, ha sido suspendida y todavía no hay fecha para una nueva convocatoria. Y, en la reunión ordinaria de la semana próxima, todavía no se sabe si Von der Leyen tendrá que ser sustituida.

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Rosalía Sánchez

Este panorama coincide con una sucesión de acontecimientos que van a marcar probablemente toda la legislatura. El día 20 tomará posesión Donald Trump en Washington, en medio de incesantes versiones que dan por hecho que este va a intentar forzar una negociación en la guerra que sostiene Rusia contra Ucrania. En el asunto más relevante para el papel geopolítico de la UE, Bruselas ofrece una imágen de fragilidad e impotencia difíciles de disimular.

La impresión generalizada de vulnerabilidad es tal que, en la primera comparecencia del año de los portavoces de la Comisión, el asunto más repetido ha sido la alarma causada por el anuncio de que el nuevo hombre fuerte de la inminente segunda Administración Trump, el multimillonario Elon Musk, va a apoyar abiertamente en sus redes sociales a los candidatos del partido nacional populista y euroescépticoAlternativa para Alemania (AfD), al que las encuestas otorgan un papel decisivo en las elecciones anticipadas de febrero. En principio, la Comisión entiende que «en la UE es posible que cualquiera exprese su punto de vista» pero, a la luz de la Ley de Servicios Digitales, reconocen que «si se produce un acceso preferente de AfD a las redes sociales, puede haber un debate entre libertad de expresión y los riesgos sistémicos contra la democracia».

Hace poco se han suspendido las elecciones presidenciales en Rumanía debido a la sospecha de que Rusia hubiera podido intervenir a través de una campaña en la red de titularidad china TikTok. Algo similar en Alemania, el motor económico de la UE, podría tener consecuencias incalculables.

En Francia, la situación no es mejor. Con una Asamblea prácticamente bloqueada entre los extremos tanto a la izquierda como a la derecha, la caída del fugaz gobierno presidido por el excomisario Michel Barnier fue recibida con preocupación en Bruselas, que ahora mira con la misma inquietud al que encabeza François Bayrou, quien quiere conseguir que se apruebe un presupuesto que obligará a la Comisión a imponer sanciones por rebasar por mucho los límites del gasto público.

En este ambiente de fragilidad emerge como un reflejo de fortaleza el gobierno de la italiana Meloni, que no se ha quedado de brazos cruzados y ya ha viajado para reunirse con Trump en Estados Unidos. Toda una señal de que probablemente será su contacto preferente en la UE durante el inicio de su mandato.