israel en guerra
El abrazo entre Joe y Bibi
¿Por qué ha llegado para Biden la hora de hacer cosas que no quería hacer?
Grietas en la izquierda de EE.UU. por el apoyo de Biden a Israel
Guerra Israel - Hamás, en directo

Los poderes de todo ocupante de la Casa Blanca aparecen definidos en el artículo II de la Constitución de EE.UU.: potestad ejecutiva, responsable diplomático, comandante en jefe, veto legislativo, prerrogativa de otorgar perdones… Pero con la evolución de la moderna Presidencia a partir ... de FDR aparece un poder no escrito pero decisivo en un sistema de gobierno basado tanto en el conflicto permanente como en la constante búsqueda de consenso. En esencia, se trata del poder de persuadir aprovechando la notoriedad del cargo.
En las últimas horas hemos visto al presidente Biden abrazándose con el primer ministro Netanyahu en un viaje tan simbólico como sobrecargado de peligros. La tragedia reiniciada el pasado 7 de octubre, y acompañada de un terrible riesgo de escalada, ha obligado al octogenario líder estadounidense a hacer cosas que no quería hacer en tiempos de autocracias cada vez más perfectas frente a democracias cada vez más imperfectas.
Hay que recordar que Joe Biden tomó posesión como presidente 14 días después del asalto al Capitolio. Y hasta ahora, lo último que ha querido es acercarse a Netanyahu, la declinación israelí del trumpismo. Bibi, como Donald, encarnan hasta dónde pueden llegar los estragos del nacional-populismo. La sociedad israelí lleva meses sometida a una extrema polarización por el intento de Netanhayu de auto-amnistía por sus acusaciones de corrupción, eximiendo al Gobierno del control del Tribunal Supremo.
Bibi sabe muy bien hacer la cobra a los ocupantes de la Casa Blanca, sobre todo si son del Partido Demócratas. Washington ofrece muchas vías para influir en su política sin pasar por el Despacho Oval. De hecho, Netanyahu lo llama «la teoría de la presión pública» que consiste en aparecer en los medios de comunicación americanos como si fuera un político de allí, hacer 'lobby' ante el Congreso y utilizar el favor de los pastores evangélicos. En el caso de Trump, por supuesto, no hicieron falta todas estas mañas. Donald fue el primero en animar a Bibi para maximizar los intereses de Israel a costa de los palestinos.
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