Los partidos de oposición a Meloni piden la disolución de las organizaciones neofascistas
La agresión a un periodista de La Stampa por militantes de un movimiento de extrema derecha crea alarma y suscita un debate sobre los grupos ultras
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![Integrantes del grupo de extrema derecha CasaPound en una manifestación pública](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/07/22/casapound-R4OeCiShiLBw6NNEsUtkBzL-1200x840@diario_abc.jpg)
Los partidos de oposición al Gobierno de Meloni piden que sean ilegalizadas las organizaciones neofascistas, después de la agresión sufrida por un periodista de la Stampa de Turín, en la noche del sábado. Andrea Joly, de 28 años, fue golpeado por un grupo ... de militantes de CasaPound, un movimiento político de extrema derecha neofascista. Joly comenzó a filmar un vídeo y poco después fue atacado, lo tiraron al suelo y lo patearon ante el pub Asso di Bastoni (As de Bastos), frecuentado por activistas y militantes de extrema derecha. En la página de Facebook del local, aparece su escudo en una camiseta negra, definiéndose como «el pub más odiado de Turín». En la noche del sábado se celebraba el 16º aniversario del local con el «Festival de Turín Negro», como, no por casualidad, había sido denominado por los organizadores. «Pasaba por allí casualmente -ha contado el periodista Joly-. Escuché cánticos a Mussolini. Entonces prevaleció la pasión por el trabajo y comencé a grabar un video. Cuando me agredieron, desde los balcones escuché gritos: 'Déjenlo en paz'. Logré escapar magullado».
Hoy el diario La Stampa escribe que para los residentes en la zona del pub Asso di Bastoni, el episodio sufrido por el periodista es la gota que colma el vaso. «Son fascistas bastardos, atacaron en manada a una persona». El diario turinés publica un video de la fiesta de los ultraderechistas que gritaron himnos al Duce y entonaron «Faccetta nera», una canción de 1935 para propaganda del fascismo, y «A noi la morte non ci fa paura» (A nosotros la muerte no nos asusta), una canción de 1944, en la que se afirma que «somos legionarios de Mussolini» y cuya última estrofa dice: «Todos queremos morir crucificados/para redimir una hora de cobardía/si solo nos quedara un minuto de vida/lo viviremos por una eternidad».
El ataque al periodista ha sido condenado por todos los líderes políticos del arco parlamentario, comenzando por la primera ministra, Giorgia Meloni: «Agresión inaceptable. Un acto de violencia que condeno firmemente y del que espero que los responsables sean identificados lo antes posible» (dos militantes de CasaPound fueron identificados y denunciados por lesiones).
Para el líder del Movimiento 5 Estrellas, Giuseppe Conte, no se puede hablar de un caso aislado: «Las alarmas sobre algunas tendencias antidemocráticas en nuestro país ya han sonado varias veces». Y la secretaria del Partido Demócrata, Elly Schlein, preguntó a Giorgia Meloni y al Ministro del Interior Piantedosi: «¿Qué más tenemos que esperar para que las organizaciones neofascistas se disuelvan, como dice la Constitución?». Literalmente, en la Carta Magna se lee: «Está prohibida la reorganización, bajo cualquier forma, del partido fascista disuelto». Después, en 1952 se aprobó la «ley Scelba» (adoptó el nombre del primer ministro Mario Scelba), que impone una fuerte multa y pena de prisión hasta tres años a «quien, participando en reuniones públicas, lleve a cabo manifestaciones habituales del partido fascista disuelto o de las organizaciones nazis».
Ante la petición de los líderes de la oposición para que se disuelvan las organizaciones neofascistas como CasaPound, el diputado Giovanni Donzelli, responsable de organización de Hermanos de Italia, afirma que «la violencia es injustificada, pero no corresponde a la política acabar con esos movimientos»: «En Italia hay leyes muy claras. Si hubiera organizaciones peligrosas o neofascistas, el poder judicial podría cerrarlas -explica Donzelli-. No quiero vivir en un país donde la política elige qué organizaciones pueden cerrar o abrir. No sería democrático. Italia es un Estado de derecho y existe la separación de poderes. Si hubiera un juez que reconociera los peligros, él sería la persona autorizada para adoptar una decisión en este sentido».
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