Una pareja millonaria con finca en España financia a la izquierda populista prorrusa en Alemania

Si en sólo un año ha sido capaz de lograr un 6,2% en las europeas de junio, un 15,77% y un 11,81% en las regionales de Turingia y Sajonia respectivamente y un 12% en las regionales de Brandemburgo del domingo pasado, ha sido gracias a generosos y anónimos donantes que han financiado sus campañas, en las que ha defendido restricciones a la inmigración, un plan de desglobalización, un giro de la política exterior hacia Rusia y el fin de las ayudas a Ucrania, considerables aumentos de las ayudas sociales, poner fin a la política climática y una política que podríamos llamar anti woke, que ella define como «quitar protagonismo a las minorías extrañas, en lugar de la gente normal».

La identidad de estos donantes era todo un misterio hasta que dos de ellos han decidido salir del armario en una entrevista con la televisión pública alemana ZDF, y resulta que se trata de una pareja que hizo fortuna en el negocio tecnológico y que hoy disfruta de la vida «sostenible» en su finca en España. Su situación económica les ha permitido donar unos 5 millones de euros a Sahra Wagenknecht, aproximadamente la mitad de toda la financiación de BSW.

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Rosalía Sánchez | Corresponsal en Berlín

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Lo primero que desean aclarar Lotte Salingré y Thomas Stanger es que el dinero no proviene de Rusia o de antiguos activos del SED, los fondos del Partido Comunista de la RDA que no terminaron de aflorar durante la Reunificación. «Qué tontería», desprecia esos rumores Salingré, de 61 años y nacida en Colonia, «ganamos el dinero». En su juventud, Thomas Stanger fundó con amigos y en su casa, cerca de Würzburg, una empresa la iluminación para eventos que tuvo mucho éxito. En 2000 dejó el negocio operativo, pero siguió siendo socio y la empresa sigue obteniendo beneficios. «Mi banco tuvo que enviar un certificado diciendo que sabía de dónde venía el dinero, que era legal. Y sí, en realidad se ganó en Alemania y pagó impuestos en Alemania», justifica el empresario retirado, «y antes de que surjan especulaciones, no, no podemos deducir esos 5 millones de nuestros impuestos».

El tesorero de BSW, Ralph Suikat, ha confirmado que el dinero fue sometido a escrutinio y que la información se puede consultar públicamente «en cinco minutos» a través de agencias de crédito empresarial y del registro mercantil. Queda claro que la empresa de Würzburg ha obtenido en los últimos años beneficios de dos dígitos en millones y Suikat añade que las cuantiosas donaciones han sido puntualmente notificadas a la administración del Bundestag. Pero sobre este último punto no está de acuerdo Aurel Eschmann, experto de LobbyControl, que ha investigado por su cuenta a la pareja y señala que «la administración del Bundestag tendría que investigar realmente a la BSW por esta donación y eso no está sucediendo». En su opinión, debería existir un límite legal para las donaciones y patrocinios de partidos de 50.000 euros por donante al año, «para garantizar que los ricos no tengan más influencia política que otros, porque eso es antidemocrático».

Para Lotte Salingré y Thomas Stanger, que reciben a los periodistas vestidos con camisetas con solera y en zapatillas de casa en otra de sus propiedades, una casa a orillas del Báltico cerca de Boltenhagen, invertir en política es «lo más razonable». «No habríamos sabido por quién votar», explica Stanger, que durante muchos años votó a Los Verdes pero que sentía «un vacío político a finales de 2023, faltaba algo».

Se sintieron decepcionados cuando el verde Joschka Fischer, como ministro de Exteriores de Gerhard Schröder, votó sí a la misión de la OTAN en Kosovo. «La gran oportunidad», describe Stanger, llegó con el llamado «punto de inflexión». «Cuando la izquierda también dijo que teníamos que suministrar armas a Ucrania, ningún otro partido excepto Alternativa para Alemania (AfD) se opuso, pero AfD nunca ha sido una opción de voto para nosotros, que siempre hemos sido de izquierda».

 Sahra Wagenknecht llamó su atención a través de su «Manifiesto por la Paz», que escribió junto con la feminista Alice Schwarzer. «Por fin una voz clara y fuerte a favor de la paz y las negociaciones», celebra Salingré. La pareja viajó a Berlín para asistir a la segunda manifestación convocada por Wagenknecht y Schwarzer, participaron de incógnito en la conferencia federal del partido a finales de noviembre y sus primeras dos donaciones fueron de 20.000 euros cada una. Después recibieron una llamada del tesorero Ralph Suikat y al día siguiente realizaron una transferencia bancaria de otros 990.000 euros. Y se afiliaron al partido.

A finales de enero fueron recibidos personalmente por Sahra Wagenknecht y les quedó claro que el BSW necesitaría mucho más dinero para las próximas campañas electorales, por lo que a mediados de marzo la pareja transfirió todo lo que tenían en efectivo en ese momento a BSW: otros 4 millones. Satisfechos por los beneficios electorales de su inversión, volverán este inviero a España, donde viven dedicados a la la permacultura, una filosofía basada en observar la naturaleza e imitar el funcionamiento de los ecosistemas.