Panamá intenta frenar la avalancha migratoria: «Darién es una selva, no una carretera»
La selva es una de las rutas más peligrosas para las personas que intentan cruzar a Estados Unidos
En imágenes: Miles de inmigrantes haitianos cruzan el tapón de Darién
¿Qué es el Título 42 y qué va a suponer para la inmigración a Estados Unidos?

Un cruce remoto y sin carreteras en la frontera entre Colombia y Panamá se ha convertido en la ruta más peligrosa para las personas que buscan llegar a Estados Unidos. Con más de 100 kilómetros de denso bosque tropical, montañas escarpadas y grandes pantanos, ... el Tapón del Darién es el único camino terrestre que conecta Centroamérica con Sudamérica.
Sin embargo, muchos de ellos desconocen que si son capaces de recorrer los 100 kilómetros de selva frondosa que conforma el paisaje del Darién, aún les quedan otros tantos miles hasta cruzar la frontera estadounidense. «Hay mucho desconocimiento sobre qué es el Darién. Muchos no saben lo que les queda por delante hasta llegar al destino final. Me he encontrado a muchas personas que decían: si llegamos a saber cómo era el Darién, no hubiéramos pasado por aquí», cuenta por teléfono Luis Eguiluz, el jefe de la oficina para Colombia y Panamá de Médicos Sin Fronteras.
La zona está colapsada. Las organizaciones sobre en el terreno que ayudan a los inmigrantes «no dan abasto», según sus trabajadores. La ruta por la selva del Darién era transitada cada año por entre 8.000 y 10.000 inmigrantes. Desde 2021, esos números se han multiplicado por 20. Ese año, más de 138.000 personas cruzaron la selva; en 2022 aumentó a 248.000 y este año, el último recuento en agosto lleva 320.000. «Es insostenible. Para final de año, si continúa este ritmo llegaremos al medio millón de personas», asegura Eguiluz.
Las rutas varían por temporadas. La más transitada ahora es desde Capurganá o Acandí en Colombia. De ahí llegan a Bajo Chiquito, en Panamá, donde embarcan en piraguas hacia la Estación Temporal de Recepción Migratoria de Lajas Blancas, también en Panamá.
La travesía se ha acortado con respecto a otros años «pero hay migrantes que pasan muchos días y la exposición a peligros no disminuye su sufrimiento», dice Eguiluz. La media de esta travesía son unos diez días y muchos pagan una fortuna para ser guiados por guías locales o 'coyotes'. A lo largo de la ruta hay presencia de contrabandistas y grupos criminales, como el Clan del Golfo, el mayor cártel de Colombia. Estos grupos a menudo extorsionan y agreden sexualmente a los migrantes, lo que hace aún más peligrosa la ruta del Darién.
Sin restricciones en EE.UU.
Durante este último mes, la comunidad indígena de Bajo Chiquito ha visto llegar entre 2.000 y 3.000 inmigrantes al día. El fin de las restricciones implementadas por el Título 42 en EE.UU., que denegaba la entrada a solicitantes de asilo, ha generado un aumento en los cruces migratorios en el sur. Sin embargo, las fuertes medidas en control migratorio entre México y EE.UU. han limitado el paso hacia el 'sueño americano'. Medidas que han sido objeto de múltiples críticas desde organizaciones defensoras de los derechos humanos.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), este año se han contabilizado al menos 137 muertes o desapariciones de migrantes en el Tapón del Darién, aunque subrayan que las cifras reales «son mucho mayores». El número de desaparecidos es imposible de contabilizar. La mayoría son venezolanos, pero cada vez hay más ecuatorianos y siguen cruzando muchos haitianos, colombianos y cubanos.
Durante este último mes, la comunidad indígena de Bajo Chiquito ha visto llegar entre 2.000 y 3.000 inmigrantes al día
Uno de los datos que más preocupan es el número de niños que emprenden esta ruta con sus padres. Según datos de las organizaciones que trabajan en el terreno, cerca del 20% son niños. «Hemos visto un incremento de familias que intentan cruzar la selva. Antes eran hombres solos, pero ahora hay muchas mujeres y niños», alerta Garry Conille, Director Regional de Unicef para América Latina y el Caribe. Según ha observado, «la mitad de estos niños en movimiento tienen menos de cinco años y tienen necesidades específicas».
Ante esta situación, los cancilleres y ministros de Seguridad de Panamá y Costa Rica se reunieron la semana pasada en una provincia fronteriza para hablar sobre el creciente flujo de inmigrantes. El Gobierno panameño lanzó la semana pasada una nueva campaña, 'Darién es una selva, no una carretera', para frenar esta avalancha. Pero, de momento, los tres centros de Médicos Sin Fronteras, así como de otras organizaciones, están colapsados. «Hacemos un llamamiento de urgencia a todos los donantes y organizaciones humanitarias para que multipliquen sus esfuerzos, y a Panamá y Colombia para que desarrollen acciones efectivas con las que garantizar una ruta segura a la población migrante y su acceso a servicios básicos», reclama José Lobo, coordinador de MSF en el Darién.
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