La oposición pide a Scholz que ponga fin a las huelgas que colapsan Alemania
Antes el país era conocido por su estabilidad política, ahora está dejando de ser visto como confiable
Los rusos ya tienen en sus manos la tecnología alemana del Leopard 2
Los miembros de la tripulación de cabina de Lufthansa caminan hasta el centro de aviación de Lufthansa en el aeropuerto de Frankfurt
Casi ha dejado de ser noticia. Alemania amanece este martes, por enésima vez, bloqueada por las huelgas. En este caso por la del personal de Lufthansa, que ha obligado a cancelar hasta ahora unos mil vuelos, y otra del personal del ferrocarril. Vuelven a contabilizarse ... los afectados por centenares de miles y a registrarse perjuicios económicos, que están detrás de la pérdida de valor de Alemania como sede de negocios e incluso detrás de la recesión en ciernes, como lo han probado los indeficientes datos de producto interior bruto de 2023. Y todo esto ocurre en medio de la más absoluta indiferencia política. «Ahora Scholz debe intervenir y mediar», ha denunciado este martes el vicepresidente del grupo parlamentario de la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU), Jens Spahn, «el canciller ya no debe permitir que esta locura de huelgas paralice a nuestro país porque se está convirtiendo cada vez más en una amenaza para Alemania». En una entrevista que publica 'Bild', Spahn exige una «palabra de autoridad» de Olaf Scholz que ponga fin a la parálisis.
Las empresas que operan en Alemania, especialmente las extranjeras, se vienen quejando largamente de la excesiva burocracia, de la infraestructura digital obsoleta y de los impuestos demasiado altos, pero desde la más pequeña firma hasta las grandes corporaciones globales como Apple, Nestlé, Sanofi y Toyota siempre han podido confiar en una característica de la economía más grande de Europa: la estabilidad política. Al menos hasta ahora. Alemania está dejando de ser vista como confiable, según muestra un nuevo análisis de la auditora KPMG publicado por 'Handelsblatt'. Sólo el 58 por ciento de los directores financieros (CFO) de empresas extranjeras encuestados en Alemania consideran que Alemania es uno de los cinco países políticamente más estables de la UE. Hace dos años eran cuatro de cada cinco, el 80 por ciento. Alegan que, cuando se trata de alinearse con las necesidades de los inversores internacionales, Alemania tiene un desempeño particularmente pobre, pero sobre todo argumentan que la ubicación ha dejado de ser atractiva por la conflictividad laboral. Hoy es uno de los cinco países más débiles de la UE para este criterio, según la encuesta del instituto de investigación de mercado Verian (antes Kantar) a 350 directores financieros de las mayores filiales alemanas, procedentes mayoritariamente de EE.UU., China y Japón, así como de las mayores economías europeas.
Para los trabajadores también se ha convertido en una pesadilla. «Esto no hay quien lo aguante», dice la mañana de este martes un empleado sanitario en la Estación Central de Berlín. «Como los profesores no han podido llegar al colegio, han pedido que no llevemos a los niños y, como consecuencia de eso, yo no he podido acudir al hospital... ahora he dejado a mi hija con unos vecinos y estoy intentando trasladarme, pero sólo circula un 20% de los regionales y van atestados de gente, esto es peligroso».
«Mi comprensión con los trabajadores de Deutsche Bahn era algo mayor al principio», dice en el andén un empleado de una empresa tecnológica, «pero la empresa les ha hecho ya una oferta que ya querríamos otros y siguen haciéndonos la vida imposible a todos, esto es muy injusto». Se refiere a que el sindicato de maquinistas GDL exige a Deutsche Bahn una reducción de la jornada laboral hasta las 35 horas semanales. La empresa ha ofrecido una reducción, en dos pasos, a 36 horas, pero la oferta ha sido rechazada y las huelgas son ahora comunicadas con pocas horas de antelación, en lugar de las estrictas 48 que se venían respetando hasta ahora.
Un panel informativo que muestra vuelos cancelados en el aeropuerto de Frankfurt
«Nuestros nervios tienen un límite, no podemos vivir así constantemente», mueve de un lado a otro la cabeza una jubilada que no logrará llegar a su cita médica. «En mi opinión, el señor Weselsky quiere volver a hacerse un nombre y luego pasar a la junta de ferrocarriles, está escalando sobre las espaldas de los pasajeros». La anciana está hablando del sindicalista Claus Weselsky, procedente de la Alemania comunista y que en otoño no volverá a presentarse a las elecciones sindicales de GDL, por lo lo que se sospecha que busca una colocación alternativa.
En cuanto a la huelga de este martes del personal de cabina de Lufthansa, afectará a cerca de 70.000 pasajeros. El sindicato UFO ha convocado a 19.000 trabajadores de Lufthansa y de la filial de Lufthansa Cityline para exigir un aumento salarial del 15 por ciento, en un nuevo convenio de 18 meses de duración, y una paga única de hasta 3.000 euros por trabajador para compensar la inflación. Precisamente esta compensación de la inflación preocupa especialmente al Banco Central Europeo y es la causa de que los tipos de interés no hayan comenzado a bajar ya en la zona euro. Los salarios son considerados en la economía el principal factor de inflación de segunda vuelta y las reivindicaciones en la mayor economía europea mantienen atenazada la política monetaria del BCE, que no planea bajadas de tipos hasta junio y que podría seguir retrasándolas sin los indicadores de salarios siguen evolucionando en esta dirección.