El oligarca ruso Chubais, crítico con Putin, muy grave por una rara enfermedad
El ex brazo derecho del presidente ruso sufre un «síndrome neurológico» y se baraja la hipótesis de envenenamiento
Abandonó Moscú en marzo al oponerse a la invasión de Ucrania y estaba de vacaciones en la Costa Esmeralda, una destino, junto a la Toscana, de los oligarcas rusos en Italia
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![Anatoly Chubais](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2022/08/01/tass-Rg0ymV2qLmfkrzLMs4kjABN-1240x768@abc.jpg)
Anatoly Chubais, 67 años, ex brazo derecho del presidente Putin y famoso oligarca ruso, huido de Moscú después de la invasión de Ucrania, fue hospitalizado en grave condición en un policlínico de Olbia (Cerdeña), el Mater Olbia Hospital, a causa de una enfermedad repentina. Cierto misterio rodea el caso. Diversos medios indican que se trataría de un «síndrome neurológico», aunque el centro hospitalario donde se encuentra internado el expolítico se ha limitado a declarar que el estado del paciente ha mejorado, pero mantiene la máxima confidencialidad sobre el diagnóstico.
Chubais estaba de vacaciones en un lujoso resort de Costa Esmeralda cuando de repente aparecieron los primeros síntomas: «Ya no siento las manos ni los pies. No me puedo mover», le dijo a su esposa. De inmediato fue trasladado al hospital. Hasta entonces, su salud era buena. Al llegar al servicio de urgencias, junto con su esposa, Avdotia Smirnova, explicó a los médicos: «De repente, comencé a tener dificultad para mover las piernas y los brazos«. Los médicos lo ingresaron en la unidad de cuidados intensivos por temor de que los órganos vitales pudieran colapsar. El hospital alertó a la policía, que envió a sus propios técnicos especializados para realizar análisis.
Diversos medios italianos e internacionales, como el diario británico 'Daily Mail', lanzaron la hipótesis de que se trata de un caso de envenenamiento. Ksenia Sobchak, famosa presentadora de la televisión rusa y amiga de la familia de Chubais, escribió en Telegram que había hablado con la esposa de Chubais, Avdotia Smirnova, la cual señaló que podría tratarse del «síndrome de Guillain-Barré» (SGB). Los síntomas son debilitamiento de los músculos y pérdida de reflejos. La sospecha de posible envenenamiento se debe a los precedentes conocidos, como los casos del expresidente ucraniano Yushchenko, el exespía Litvinenko, así como el opositor Navalny que superó el envenenamiento pagando el precio de ir a la cárcel. Como es sabido, una de las principales herramientas que utilizan los servicios secretos de Putin para deshacerse de los opositores es el envenenamiento.
Anatoly Chubais, economista y viceprimer ministro durante la presidencia de Boris Yeltsin, fue brazo derecho de Putin y por ello sabe muchos secretos y corrupciones del presidente ruso. Fue el hombre clave de las privatizaciones de los años 90, un periodo que dio origen al enriquecimiento de muchos jerarcas del régimen, que se vieron beneficiados por el Kremlin. Chubais se mostró contrario a la invasión de Ucrania y abandonó Moscú en marzo para dirigirse a Italia, pasando previamente por Turquía e Israel. Luego se ha desplazado entre la isla de Cerdeña y Toscana, región en la que tiene alguna propiedad, al igual que otros multimillonarios rusos.
Toscana y Costa Esmeralda, paraíso de oligarcas
Aunque los oligarcas rusos no pueden gozar de sus villas o yates en Italia, tras la decisión de la Unión Europea de incautar sus propiedades, algunos millonarios huyeron de Moscú tras la invasión de Rusia y se han refugiado en los Emiratos Árabes, Suiza e incluso en Italia. Sería el caso de Anatoly Chubais, que en las últimas semanas estuvo en la Costa Esmeralda. Los oligarcas rusos compraron en tiempos recientes algunas de las villas más lujosas de Italia, sobre todo en Toscana y en Cerdeña, y anclaban sus mastodónticos yates en sus puertos. Italia les tendió la alfombra roja. Desde sus lujosas residencias, algunas de ellas mansiones históricas, se trasladaban, a veces en helicóptero, hasta Milán o Venecia, para hacer compras en las tiendas más caras, sin reparar en gastos. Sus dineros y sus inversiones eran bienvenidos.
Los oligarcas rusos compraron decenas y decenas de propiedades en Italia y controlaron importantes negocios. Actúan realizando actividades que en ocasiones rozan el espionaje. Los flujos de dinero desde Rusia a Italia han sido gigantescos, según documentan algunas investigaciones periodísticas. Buena parte del dinero y las acciones en diversas sociedades están a salvo en paraísos fiscales.
En Italia, un país tradicionalmente con buenas relaciones con Rusia (el exprimer ministro, Silvio Berlusconi, y el líder de la Liga, Matteo Salvini, han mostrado siempre su admiración por Putin), los oligarcas rusos lograron establecer óptimas relaciones a todos los niveles, recibiendo a veces incluso reconocimientos de las instituciones. Por ejemplo, el magnate del gas ruso-uzbeko Alisher, uno de los hombres más ricos de Rusia, con un patrimonio de unos 20.000 millones de euros, recibió una honorificencia de la República italiana, por su actividad de mecenazgo en el país transalpino, y es ciudadano honorario del municipio sardo de Arzachena.
De todas formas, después de la medida de la Unión Europea de secuestrar las propiedades de los oligarcas rusos, en Italia la Guardia de Finanzas, policía financiera, les ha incautado bienes, sobre todo en Toscana y Cerdeña, por valor de más de mil millones de euros. Por ejemplo, en la Costa Esmeralda, en Arzachena, la Guardia de Finanzas secuestró a primeros de marzo una propiedad inmobiliaria de 17 millones al magnate del gas ruso-uzbeko Alisher Usmanov.
Por su condición de brazo derecho de Putin durante mucho tiempo, pocos en Moscú conocen como Anatoly Chubais la corrupción y los tejemanejes en el Kremlin, que han convertido al presidente ruso en uno de los hombres más ricos del mundo. Chubais, conocido como el «zar de las privatizaciones», fue viceprimer ministro durante la presidencia de Boris Yeltsin. No es de extrañar que, tras su huida de Moscú rompiendo todo vínculo con Putin a causa de la guerra de Ucrania, se haya planteado la hipótesis de un posible envenenamiento.
Artífice de las privatizaciones
En Occidente, a partir de 1991, desde los primeros años posteriores al colapso de la Unión Soviética, Anatoly Borisovich Chubais fue llamado «zar de las privatizaciones», porque se convirtió en el principal artífice del polémico programa por el cual la Rusia poscomunista de Boris Yeltsin, sucesor de Mijaíl Gorbachov en el Kremlin, vendió su inmensa riqueza estatal, comenzando por el petróleo y el gas, a un grupo de empresarios privados. De ese plan nacieron los llamados oligarcas, un grupo de empresarios sin escrúpulos que, con la venia del Kremlin y la corrupción que rodeaba a Putin, se hicieron con inmensas fortunas. El valor real de las privatizaciones era de decenas de miles de millones de euros, pero solo se pagaron unos cientos de millones obtenidos además con préstamos de los bancos rusos que acababan de ser privatizados.
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