Mujer, agresiva, atea y liberal: así es Alice Weidel, la candidata de Alternativa para Alemania

Alrededor de 2.000 manifestantes protestaban el pasado fin de semana frente al Palacio de Congresos de Ulm, donde AfD se reunía para la designación del candidato electoral. Días antes, en Berlín, los pesos pesados de AfD discutieron el asunto y, con el decisivo apoyo de Tino Chrupalla, designaron a Weidel, de 45 años, que fue elegida después en el congreso por el 86,5% de los votos de los delegados.

Weidel ha destacado siempre por su inteligencia. No en vano, completó sus estudios en Economía en la Universidad de Bayreuth, en 2004, como una de las mejores de su promoción, y en 2011 recibió la máxima calificación por su tesis doctoral sobre el futuro del sistema legal chino, un trabajo para el que contó con becas de la Fundación Konrad Adenauer, ligada a la CDU.

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Pero Weidel, en su juventud, era más cercana a círculos liberales de izquierda. Es atea y vive en una unión civil registrada con su pareja Sarah Bossard, una directora de producción de cine y televisión suiza, que proviene de Sri Lanka y con la que está criando a dos hijos. Después de sus estudios, Weidel trabajó durante aproximadamente un año como analista en el departamento de gestión de activos del banco Goldman Sachs en Fráncfort e hizo buenos contactos con el mundo financiero. Después de trabajar también para Allianz Global Investors y Heristo, se convirtió en consultora de gestión por cuenta propia, más o menos al mismo tiempo que daba el salto a la política, en 2013.

Se interesó por AfD, un partido muy minoritario y entonces de reciente formación, fundado por académicos que se oponían a los rescates de la crisis del euro, atraída por su euroescepticismo y por su rechazo a la política de inmigración y asilo. Considera que «ninguna cuestión es tan trascendente en nuestro tiempo como la migratoria» y que la afluencia de refugiados a Alemania «es una imposición incalculable sobre la economía y el Estado de bienestar», a los que ve en «situación de colapso». En sus discursos en el Bundestag retrata reiteradamente a los inmigrantes como criminales y abunda en el aumento de burkas, hombres que atacan con cuchillos y otros inútiles alimentados por el Estado alemán.

En 2015, fue elegida para el comité ejecutivo federal del partido y fue por primera vez candidata en las elecciones regionales de Baden-Württemberg de 2016. En aquel momento, consideró que «parte del partido se había movilizado contra mí porque no representaba la imagen familiar conservadora», debido a su relación lésbica. Pero siguió escalando hasta ser nombrada cocandidata en 2017, junto a Alexander Gauland, en unas generales en las que AfD obtuvo el 12,6% de los votos, y llegar en 2022 a la presidencia de la formación política.

Su perfil, que «en anteriores comicios pudo ahuyentar voto de la extrema derecha, podría ahora atraer voto transversal desde la izquierda», sugieren fuentes de la sede de AfD en Berlín, que valoran su potencial de contraoferta a otro partido recién nacido en Alemania, Alianza Sahra Wagencknecht, liderado por una mujer, de extrema izquierda, y al igual que AfD, prorruso y de carácter antisistema.

Weidel representa al ala liberal del partido, lejos del coqueteo con el neonazismo en el que pesca votos su colega Björn Höcke. En política económica, quiere sacar a Alemania del euro, está en contra del salario mínimo y a favor de la abolición del impuesto de sucesiones. Ha negado repetidamente que el hombre sea el causante del cambio climático y en pandemia hizo declaraciones contradictorias a favor y en contra de los confinamientos. En septiembre aceptó una invitación a un evento del Instituto para la Política de Estado del extremista de derecha Götz Kubitschek y ha publicado un artículo en 'Junge Freiheit' que es clasificado como fronterizo entre el conservadurismo y el extremismo de derecha.

Se considera a sí misma la portavoz de la Nueva Derecha, aunque algunas informaciones sugieren que es la cara presentable de fuerzas bastante más radicales. A principios de 2024, una investigación de 'Correctiv' situó el asesor de Weidel y su mano derecha, Roland Hartwig, en una reunión de funcionarios de extrema derecha en la que se discutieron posibles planes de «remigración», el término con el que se nombra la expulsión de Alemania de los extranjeros no europeos, tengan o no derecho de residencia, con el objetivo de «mantener la uniformidad étnica» en el país.