Muere en el exilio el archienemigo de Erdogan, el clérigo turco Gulen
Turquía le acusó de orquestar un intento de golpe de Estado en 2016
Turquía bloquea el acceso a Instagram, tras las acusaciones de censura contra la red social de un alto funcionario del país
Fue el enemigo auténtico del líder turco Tayip Erdogan -que lleva en el poder nada menos que 21 años- quizá porque manejaba también a la perfección los mismos instrumentos: el nacionalismo y la religión islámica. Los medios han dado a conocer la muerte en ... el exilio de Fetullah Gulen a los 83 años, en su domicilio en Estados Unidos donde residía desde hace 25 años. Desde allí, el predicador musulmán dirigía un movimiento semiclandestino que llegó a tener centenares de miles de fieles en Turquía en estamentos claves de la sociedad.
El movimiento gulenista se denominó Hizmet ('servicio' en turco) y fue capaz de crear una red de escuelas, residencias de estudiantes, empresas y bancos que, en un primer momento, estableció una alianza no declarada con el partido político islamista de Tayip Erdogan.
La alianza entre el actual 'sultán' turco y Gulen saltó por los aires en 2012 (para entonces el imán Gulen ya se había autoexiliado en Pensilvania) cuando jueces próximos al afamado predicador trataron de implicar a Erdogan en una trama de corrupción. En 2016, cuando el actual presidente turco era primer ministro se denunció un golpe de Estado protagonizado por 'gulenistas', que fracasó.
Centenares de seguidores de Gulen fueron entonces investigados. La Prensa turca habló de hasta 100.000 detenidos. Bastaba tener una cuenta en un banco de Gulen para ser sospechoso de estar implicado en el golpe. El predicador en el exilio fue denostado como líder de un movimiento terrorista y golpista. Y esa ha sido la reacción oficial del Gobierno turco, cuando hoy confirmó la muerte de Fetullah Gulen. «El jefe de esta oscura organización murió, pero la determinación de nuestra nación en la lucha contra el terrorismo persistirá«, anunció el ministro turco de Relaciones Exteriores, Hakan Fidan, según recoge la agencia France Presse.
El movimiento de Gulen sigue activo en Turquía y en la diáspora pero ha venido a menos desde que fue declarado ilegal tras el golpe fallido. El mensaje del clérigo exiliado en EE.UU. en favor de un islam más instruido y moderado, para acercarle a la cultura occidental de raíces cristianas, sigue teniendo partidarios en la sociedad turca, pero está muy lejos de contar el poder que llegó a alcanzar hace dos décadas. Algunos medios como 'The Economist' creen que Gulen hizo un flaco favor a la democracia al pactar su día con Erdogan para llevarle al poder, aunque luego se revolviera contra él. Fue la alianza entre dos líderes islamistas carismáticos, forjada al margen del juego de los partidos, que actúan a la luz del día.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete