Moldavia decide su futuro con elecciones presidenciales y la consulta sobre la UE

La sociedad moldava está dividida entre quienes apoyan los valores occidentales y quisieran vivir como en Europa y en democracia y quienes añoran la Unión Soviética y creen que la Rusia de Vladímir Putin es lo más similar al desaparecido imperio rojo. En esto coinciden con los habitantes de Transnistria, un enclave moldavo situado en la parte sureste del país, independiente de facto, que todavía existe de esa manera gracias al despliegue allí de tropas rusas.

Maia Sandu, la actual jefa del Estado moldavo y favorita en pugna con otros 10 candidatos para optar a un segundo mandato presidencial, fue elegida en 2020 y, un año después, su partido Acción y Solidaridad (PAS), surgido a raíz de las movilizaciones contra el Gobierno de 2015, obtuvo la mayoría en el Parlamento con 62 escaños de 101 que tiene la Cámara. El Kremlin no pudo evitarlo, aunque lo intentó a fondo. Sandu, a quien los sondeos atribuyen a su candidatura el mayor apoyo, el 36% de los sufragios de cara a la primera vuelta del domingo, llegó al poder bajo la bandera de la integración en la UE y la OTAN, exactamente igual que Ucrania.

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Rafael M. Mañueco

Frente a ella, se encuentran los prorrusos, el comunista y expresidente, Ígor Dodón, y el oligarca huido a Israel, Ilan Shor, condenado en ausencia a 15 años de prisión por un desfalco de casi mil millones de euros. Contra Dodón también se abrieron varias causas penales por corrupción, siendo el único expresidente moldavo que ha tenido que sentarse en el banquillo. Ninguno de estos dos personajes es ahora candidato, pero, junto con sus patrocinadores rusos, mueven poderosas influencias.

La esperanza de ambos es que Sandu sea superada en votos por Alexandru Stoianoglo, el segundo aspirante con más intención de voto (10%) y candidato del Partido Socialista de la República de Moldavia (PSRM), la formación que dirige Dodón y que cuenta con 18 legisladores. En él confían para poner otra vez a Moldavia bajo el control del Kremlin. Necesitan también que fracase el referéndum a favor de Europa.

Para conseguir sus objetivos, según la Policía, no dudan en recurrir a todo tipo de métodos: provocaciones, labor de zapa y movilización callejera. La Fiscalía aseguró el jueves que están siendo entrenados en Rusia agitadores con dinero de Shor con la intención de desencadenar disturbios en Chisinau, la capital moldava, y en otras ciudades importantes del país.

Las autoridades moldavas sostienen que, durante esta semana, en la víspera de los comicios, han sido detenidas numerosas personas relacionadas con esa red prorrusa de presuntos «sobornos, compra de votos y organización de protestas violentas». La Policía ha publicado vídeos filmados con cámaras ocultas de supuestos entrenamientos en países como Rusia, Serbia y Bosnia y Herzegovina. En una de estas filmaciones aparecen jóvenes coreando consignas como «nuestro idioma es el ruso», «no a la doble ciudadanía» y «no queremos estar en Europa».

La oposición acusa a las autoridades de estar preparando un pucherazo, buscando aparentemente el pretexto para hacer estallar las protestas mientras el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, niega que Rusia esté tratando de influir en el resultado de los comicios.

Stoianoglo fue fiscal general de Moldavia y estuvo salpicado por la corrupción y una acusación por abuso de poder que le llevaron a su procesamiento y, más tarde, a su cese, en septiembre de 2023, precisamente por orden de Sandu. El tercero en las encuestas (7,5%) es otro prorruso antieuropeo, Renato Usatii, actual empresario, antiguo alcalde de la localidad de Balti y líder de la formación extraparlamentaria Nuestro Partido. El candidato que logre superar el 50% más uno de los votos este domingo se proclamará vencedor de las presidenciales ya en primera vuelta. Si nadie lo logra, como parece ser el caso a juzgar por los sondeos, deberá llevarse a cabo una segunda vuelta el 3 de noviembre con los dos que hayan obtenido más sufragios.

Sandu la arrebató a Dodón la Presidencia en 2020 en segunda vuelta y por un estrecho margen de votos. Su primer mandato que ahora finaliza se ha visto sacudido por la guerra en la vecina Ucrania, desde donde han llegado miles de refugiados y que ha provocado una verdadera crisis energética con un encarecimiento generalizado. Los prorrusos tratan de difundir el mensaje de que con unas buenas relaciones con Rusia todo eso se solucionaría.

Ella había sido anteriormente primera ministra, siendo Dodón, el jefe del Estado, pero fue derribada por una moción de censura, en 2019, en medio de una de las más prolongadas y profundas crisis políticas de las muchas habidas desde que el país se desgajó de la Unión Soviética, como consecuencia del eterno enfrentamiento proeuropeos y prorrusos. Este debate en torno a si el país debe ubicarse más cerca de Rusia o de la Unión Europea viene ya de lejos. Es la misma discusión que ya se ha visto en Ucrania y en Georgia. Pero en Moscú siguen soñando con una sublevación prorrusa como en Transnistria, pero a nivel de todo el estado, mediante la aplicación de una pinza a base de comunistas y separatistas.