Miriam Toukan, la palestina católica que canta por el diálogo entre árabes y judíos

Su historia resume la tragedia palestina de las siete últimas décadas, ya que su familia tuvo que salir huyendo de Haifa durante la 'Nakba' ('Catástrofe'), cuando los judíos ocuparon su casa durante la primera guerra con los árabes que estalló tras la fundación del Estado de Israel en 1948. «Mi abuela materna se llevó las llaves de su casa, a la que nunca pudo volver. Las enterraron con ella cuando murió a los 80 años sin haber podido volver a ver a su hermano, refugiado en el Líbano», cuenta Miriam con tristeza a ABC. «Era una casa preciosa a solo unos metros del mar y con una palmera en el jardín. Cuando paso en tren junto a ella, todo sigue igual, pero ahora vive allí una familia judía», añade con más pena que rabia.

Lejos de la casa familiar, Miriam vino al mundo en I´billin, un pueblo palestino de Galilea, al norte de Israel, conocido por sus pepinos. Con cada vez menos campos de cultivos por la proliferación de colonias judías alrededor, allí conviven palestinos cristianos y musulmanes.

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De aquella época, recuerda una infancia preciosa entre colinas y que su padre le contó que «la primera palabra que dije fue 'tiara' (avión), antes que papá o mamá, seguramente por escuchársela a los mayores porque en aquellos años tenía lugar la guerra del Líbano». Luego vendrían otras que despertaron su conciencia, como la del Golfo en 1991, cuando tuvo que ponerse una máscara antigás por primera vez, y las intifadas palestinas.

A pesar de este amargo pasado, la vida de Miriam Toukan es también un canto a la esperanza y al poder reconciliador de la música. En 2007, con solo 24 años, se convirtió en la primera palestina en aparecer en el programa de máxima audiencia de la televisión israelí «Ha nacido una estrella», la versión hebrea de 'Operación Triunfo'. Desde el principio, cosechó un éxito tremendo que le dio fama en todo Israel y hasta pudo cantar en árabe el famoso tema 'Habbaytak Bissayf' ('Te amé en verano') de la diva libanesa Fairuz.

«Lo había intentado con el 'Arab Idol' del Líbano y Jordania, pero la respuesta fue negativa. Aunque no creía que una palestina cantando en árabe pudiera salir en la televisión israelí, una amiga me apuntó. Cuando fui a la primera audición, había miles de aspirantes. Canté en hebreo 'Un mar de lágrimas', de Zohar Argov, que emociona por igual a judíos y árabes. Solo escogían a dos y a mí me eligieron rápidamente», recuerda Miriam aquel día, en el que su vida cambió para siempre.

Gracias a sus cualidades vocales únicas y a su capacidad para cantar los cuartos de tonos, necesarios para la música árabe, alcanzó el estrellato no solo en Israel sino en los vecinos países musulmanes. «Vino tanta gente a verme a la tienda de ropa donde trabajaba que tuve que dejar el empleo», cuenta la cantante, licenciada en Derecho por la Universidad de Haifa.

Allí, donde los estudiantes palestinos eran minoría, se había unido en 2004 a un compañero judío, Idan Toledano, con quien cantaba en hebreo y árabe en un momento en que la Universidad de Haifa estaba fomentando la convivencia entre ambas comunidades. «Idan y yo sabemos que todos somos iguales y tenemos que vivir juntos. Aunque tuvimos el apoyo de mucha gente, también fuimos atacados por radicales de ambos lados», lamenta Miriam, quien denuncia que esa polarización ha ido a más en los últimos años, sobre todo en las redes sociales.

«Cantaba con acento palestino, no libanés ni egipcio. Al principio, no tenía un interés político, solo expresar nuestra identidad. Pero vi el poder que tenía el instrumento de mi voz y, como era muy joven e inocente, solo quería la paz», reconoce la cantante. De la noche a la mañana, gracias a su fama, empezó a recibir invitaciones de políticos y empresarios judíos y palestinos que la veían como un símbolo y hasta se entrevistó con el entonces presidente de Israel, Simon Peres, a quien le preguntó por la paz. Aunque Peres había ganado el Nobel de la Paz en 1994 por firmar los Acuerdos de Oslo con el líder palestino Yaser Arafat, le respondió con otra cuestión: «¿no ves claro el camino que Israel está escogiendo para la paz?».

Pero, desde entonces, lo único que ha habido son más y más guerras, como la de 2014 en Gaza, que propició el nacimiento del grupo Mujeres por la Paz uniendo a madres árabes y judías en una marcha al mar Muerto. Junto a la cantante judía Yael Deckelbaum, Miriam recaló tres años después en Córdoba, donde su 'Oración por las Madres' sonó con más fuerza que nunca e inundó la ciudad de las tres culturas.

«Yo había visto Córdoba en mis sueños. Pensaba que era Bagdad pero, cuando paseé por las estrechas y blancas calles de la Judería, me di cuenta de que ya había estado aquí», relata junto a la Mezquita-Catedral, cerca de donde vive. Desde la ciudad andaluza, donde ha cantado flamenco con 'El Pele' y está grabando un disco que publicará este año, Miriam sigue luchando por la paz con su voz, sobre todo desde que en octubre estalló la última guerra en Gaza.

«Yo he vivido tres o cuatro guerras. Mis padres más. Pero esta guerra es más dura. Como mucha gente, estoy rota. Antes viví guerras en las que tenía mucho miedo y había un peligro muy directo pero ahora, como estoy aquí segura, en Córdoba, lejos de mi tierra, en los primeros meses me sentí paralizada. No podía cantar ni decir nada. Me pregunté a mí misma: ¿qué tengo que hacer como artista, como humana, como persona de allí, para parar esa locura? Me llevó dos o tres meses encontrar la respuesta a seguir en este camino que he elegido hace muchos años. Es un camino duro por la paz con una llamada directa para el alto el fuego, contra la guerra, para que vuelvan los rehenes y luego sigamos hablando sobre qué soluciones tenemos. Es muy complicado. No tenemos que encontrar las soluciones en un día. Pero tenemos que dar un paso por la paz y por la solución de dos Estados libres, un Estado palestino libre y reconocido en el mundo, al lado de Israel», reclama desde el Patio de los Naranjos de la Mezquita, donde posa para las fotos luciendo una larguísima cabellera morena que le llega hasta la cintura.

Para ello, lo que está en su mano es su voz. Tal y como explica con serenidad, «creo mucho en el arte, en la música y en mi propia música desde niña porque veo su gran influencia en los corazones de la gente, especialmente en un sitio donde hay judíos, árabes, musulmanes y cristianos que viven en una zona en conflicto, pero donde también hay días buenos. Encuentro un instrumento muy fuerte para contar mi propia historia, para luchar y apoyar la paz y la humanidad en el mundo. Yo tengo que usar ese instrumento para alzar la voz por un alto el fuego en Gaza».

Con el evocador título de 'Cometas sobre el muro' y sus propias letras y melodías, Miriam anuncia que «pronto, 'inshalá' (si Dios quiere), voy a sacar mi primer disco en solitario, con canciones que hablan de seres humanos, por la paz, contra la guerra y con una llamada al mundo para que no sea indiferente». Porque, como bien resume Miriam Toukan luciendo su encantadora sonrisa, «sigo siendo una niña que sueña con su pueblo y con la paz».