Michel Barnier, nuevo primer ministro francés, un hombre para la eternidad política
Durante cuarenta años, esta veterana figura de los conservadores galos ha ocupado diversos ministerios y varias comisarías de la Unión Europea
Macron designa a Michel Barnier nuevo primer ministro de Francia

Michel Barnier (La Tronche, Isére, 1951) es uno de los políticos con más experiencia política y diplomática, nacional e internacional, en todos los terrenos que afectan al futuro de la Unión Europea (UE).
Cuando Emmanuel Macron terminó sus estudios de bachillerato (1994), ... hacía 16 años que Barnier había sido elegido diputado (1978) por vez primera. Cuando el presidente que lo ha elegido primer ministro era consejero económico de François Hollande (2012-2016), el nuevo jefe de gobierno francés ya había sido ministro de Medioambiente (1993-95), ministro delegado de Asuntos Europeos (1995-97), titular de Exteriores (2004-2005) y de Agricultura (2007-2009).
Nacido en el seno de una familia de clase media, de padre empresario y madre católica de izquierdas, Barnier estudio ciencias políticas, economía y comercio, pero descubrió muy pronto el «veneno» de la política, fascinado por la personalidad del general Charles de Gaulle, patriarca del conservadurismo nacional, fundador de la V República.
Esa matriz de su compromiso político esencial ha estado presente en toda su carrera, que comenzó poco después de cumplir los veinte años, elegido el diputado más joven de Francia. Durante cuarenta años, Barnier ha alternado el compromiso político con los más altos cargos de responsabilidad, como ministro y como comisario europeo.
Como ministro de Medioambiente, es uno de los patriarcas de las tímidas ambiciones francesas en ese terreno. Como responsable de Exteriores, jugó un papel importante en el rosario de negociaciones multilaterales entre Francia, la UE y las crisis de la época en los Balcanes y el Mediterráneo. Como ministro de Agricultura, estuvo en la matriz de las grandes reformas que comenzaron a cambiar la Política Agraria Europea.
Entre 1999 y 2021, como comisario europeo de Política Regional, comisario del Mercado Interior y negociador de las negociaciones que siguieron al Brexit, Barnier estuvo en el corazón de dos procesos históricos: la puesta en pie del mercado europeo continental que nació con el euro y el futuro de las relaciones entre el Reino Unido y la UE.
Esos trabajos de hombre de acción, en terrenos diplomáticos sensibles, fueron compatibles con el compromiso político más firme en el seno del Partido Popular Europeo (PPE) y en la vida local y regional francesa.
La gran esperanza del conservadurismo
Barnier ha dado a su carrera política y diplomática una dimensión cultural propia, muy rara entre los hombres políticos franceses y europeos. Así, ha publicado una docena de libros «comprometidos» con las metamorfosis de la ecología, el amenazado futuro del planeta y los cambios históricos de la UE, dando prueba siempre de una fe inquebrantable, que llega a la ceguera por momentos, en la construcción política de Europa.
Casado y padre de tres hijos, Barnier es un hombre de convicciones, respetado, que llegó a aspirar a la República, presentándose como «alternativa» a Emmanuel Macron y Marine Le Pen, cuando su partido, Los Republicanos (LR), debía elegir un candidato para las presidenciales de 2022. La personalidad más europea e internacional del conservadurismo francés no consiguió convencer a sus «amigos» políticos, que rechazaron su proposición, para continuar hundiéndose cuando eligieron a Valérie Pécresse, una señora simpática que sufrió una derrota humillante. Dos años más tarde, Barnier se ha convertido en la gran esperanza del conservadurismo tradicional, que solo tiene 46 diputados en una Asamblea Nacional de 577.
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