Meloni y Orbán exigen entrar en el reparto de poder de la Unión Europea
«Los altos funcionarios deben representar a todos los Estados miembros, no sólo a los izquierdistas y liberales», critica el líder húngaro en vísperas del Consejo
Los jefes negociadores acuerdan elegir a Von der Leyen, Kallas y Costa para liderar la Unión Europea
![La primera ministra italiana Meloni informa a los diputados de la Cámara antes de la cumbre de la UE](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/06/27/meloni-RGTcoczZJT3K3Raj7YV14iK-1200x840@diario_abc.jpg)
El acuerdo sobre el nombramiento de los principales puestos en la UE ha sido más fácil de lo esperado en el inicio de esta nueva legislatura europea. Pero, a cambio, ha desvelado que fuera de la corriente política central, los partidos de derecha radical ... que no han sido invitados a las negociaciones reclaman por primera vez una parte del pastel, argumentando precisamente el evidente aumento del apoyo que han recibido en las urnas. La más interesada es la italiana Giorgia Meloni, que lidera el grupo de Conservadores y Reformistas (ECR), que exige que se le reserve una vicepresidencia económica en la Comisión. El húngaro Viktor Orbán, por su parte, recuerda que este semestre ejercerá la presidencia rotatoria y quiere que la Comisión cambie el rumbo de su política, que considera «controlada por burócratas de izquierda».
Una fuente próxima al presidente francés, Emmanuel Macron, citada por el influyente medio 'Politico', explicaba en vísperas del Consejo Europeo de hoy que «la cuestión no es excluir a nadie, pero hay una realidad política que emerge de las elecciones europeas, que es la confirmación de la coalición entre populares, socialdemócratas y Renew (liberales), una coalición de la que ECR no forma parte». En efecto, los negociadores que representan a los tres grupos habían anunciado expresamente el martes que se habían puesto de acuerdo para designar a Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea, a António Costa como presidente del Consejo Europeo y a la estonia Kaja Kallas como jefa de la diplomacia en sustitución de Josep Borrell. Y la mención al hecho de que los partidos nacionalistas y euroescépticos de la derecha radical no forman parte de esa coalición significa expresamente que no los consideran aceptables.
Ese reparto de cargos es lo que tiene que ser ratificado en el Consejo Europeo que empieza hoy en Bruselas en el que están representados todos los gobiernos de los países miembros, incluso los que no forman parte de esa coalición informal que se ha repartido los puestos.
«Hay quienes argumentan que los ciudadanos no son lo suficientemente sabios para tomar ciertas decisiones y que la oligarquía es la única forma aceptable de democracia, pero yo no estoy de acuerdo», añade la misma fuente. Le parece «surrealista» que hayan preferido «barrer el polvo debajo de la alfombra» en lugar de afrontar los problemas.
Por su parte, el primer ministro húngaro, cuyo partido (Fidesz) ha sido expulsado del PPE pero no se ha encuadrado todavía en ningún otro grupo, criticó duramente el acuerdo entre sus antiguos socios «con los izquierdistas y los liberales porque va en contra de todo en lo que se basa la UE. En lugar de inclusión, siembra las semillas de la división ya que los altos funcionarios deberían representar a todos los Estados miembros, no sólo a los izquierdistas y liberales».
Saltarse a Hungría
Por azar del calendario, a Orbán le corresponde ejercer la presidencia semestral a partir del primero de julio en sustitución de Bélgica, lo que le otorgará un papel determinante en la orientación política de comienzos de la legislatura. La corriente 'ortodoxa' en el Parlamento Europeo había fantaseado incluso con la posibilidad de que se buscase un recoveco legal para saltarse el turno de Hungría, debido a la situación en la que se encuentra su Gobierno, que responde a las sanciones que se le han impuesto por sus peculiares interpretaciones del derecho europeo, con una política de bloqueo en asuntos esenciales que requieren unanimidad, como la ayuda militar a Ucrania.
Frente a ello, dos de los firmantes del acuerdo de reparto de los cargos, Emmanuel Macron y Mark Rutte, han recibido un sonoro bofetón de castigo de los electores de sus respectivos países. Macron se ha visto forzado a convocar elecciones anticipadas ante la victoria de la Agrupación Nacional (AN), de derecha radical y euroescéptica, mientras que Rutte deja el Consejo Europeo porque ya no es primer ministro de Holanda y va a ser sustituido por un jefe de Gobierno en el que la fuerza mayoritaria es un partido (PVV) aliado con los nacionalistas franceses. Meloni representa el tercer grupo más grande del Parlamento Europeo, por delante de los liberales. Y si votan junto con los extremistas de AN –una alianza no puede suceder formalmente porque les separan diferencias y particularidades insalvables para ellos– sumarían más que el grupo de los socialistas.
Por ello, se da por seguro que en esta legislatura ECR tendrá alguno de los 14 vicepresidentes del Parlamento; Meloni insiste, por su parte, en una cartera económica de primer nivel, es decir, un cargo de vicepresidente ejecutivo en la Comisión. Esa es una decisión que le corresponde a Von der Leyen cuando ya haya sido ratificada tanto en el Consejo como en la Comisión, aunque se da por seguro que provocará un terremoto entre los demás líderes europeos. Especialmente para Macron, que podría sentir que en Bruselas se blanquean aquellos contra los que está disputándose la mayoría en las elecciones en Francia y que ha dicho que no apoyaría a la alemana si ésta establece acuerdos con ECR y menos aún con Identidad y Democracia (ID), donde se integran la Agrupación Nacional de Marine Le Pen y la Liga de Salvini, entre otros.
El problema para Macron es que incluso teniendo en cuenta el peso de Francia en la UE ya no tiene capacidad de vetar una decisión de este tipo. De hecho, el nombramiento de su correligionaria Kallas se debe no a su influencia, sino a que es una reconocida atlantista y porque para los populares el objetivo era, sobre todo, terminar con la extraña tradición que atribuía siempre el cargo de alto representante a un socialista. Y otros dos (Hungría y Eslovaquia) tienen en común que proceden de partidos expulsados de la corriente europea, aunque en el primer caso de los populares y en el segundo de los socialistas. La elección de Von der Leyen y de los otros dos cargos requiere mayoría cualificada en el Consejo.
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