López Obrador llega a su último año sin culminar las obras con las que soñó cambiar México
La refinería Olmeca, el tren Maya y el nuevo aeropuerto de la capital agotan recursos sin obtener resultados
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El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador anunció, al inicio de su administración en 2018, una serie de grandes obras de infraestructura con el horizonte de cambiar definitivamente la matriz productiva de este país: la refinería Olmeca en su estado natal de Tabasco, el ... tren Maya en la península de Yucatán y un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México. A un año de entregar el poder, de todo lo dicho es poco lo que se puede mostrar y los resultados, si es que aparecen, se verán a largo plazo.
Operada por la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), la refinería Olmeca, por ejemplo, inicialmente el presidente dijo que estaría funcionando en 2021 con una producción diaria de entre 300.000 y 350.000 barriles de crudo. Pero hoy en día hay jornadas en las que directamente no refina y el promedio diario ronda los 15.000 barriles.
Cuando le preguntan por el tema el presidente replica: «No hay ningún caso en el mundo en el que se haya construido una refinería con estas capacidades en tan poco tiempo, siempre las obras exceden los plazos de Gobierno».
No ha sido una demora gratuita. Inicialmente la refinería iba a costarle a Pemex 8.000 millones de pesos mexicanos (426 millones de euros). En septiembre de este año el Gobierno mexicano reconoció que el costo de la obra será por lo menos del doble: entre 16.000 y 17.000 mil millones de pesos (853 millones de euros). El resultado va en sintonía con el estado financiero de Pemex: es la petrolera más endeudada del mundo y un lastre para las finanzas públicas, porque los bonos y obligaciones de Pemex están atados al Estado mexicano.
Respecto a la soberanía energética habitualmente prometida por López Obrador todavía no hay noticias: según datos de la Organización Mundial de Comercio (OMC), México en 2022 escaló en el índice de países importadores de combustibles. Ocupa el tercer puesto detrás de EE.UU. y Singapur.
El Tren Maya, obra impulsada con la meta de conectar todo el sureste del país, que es también la región más postergada de México en términos socioeconómicos, también tiene un horizonte esquivo.
El 15 de diciembre el presidente pretende inaugurar un primer tramo entre el estado de Campeche y la ciudad caribeña de Cancún. La meta es transportar 43.000 pasajeros diarios. El proyecto se ha ido postergando y, al igual que la refinería, también costará el doble de los presupuestado.
Con los militares
López Obrador les entregó la obra a sus socios de mayor confianza a lo largo del sexenio: los militares. Esto debido a que la construcción generó todo tipo de conflictos y enfrentamientos. Los ambientalistas reclaman que la obra arrasó con hectáreas de selva, ríos y cenotes. Los exdueños de tierras que fueron expropiadas para el trazado del tren dicen que no recibieron compensaciones acordes a la ley. Y hasta Germán Larrea Mota, uno de los hombres más ricos del país, tuvo un entredicho público con López Obrador por desavenencias en los contratos para la construcción de la obra.
La oposición señala frecuentemente que el tren Maya no tiene un plan de rentabilidad ni un estudio de factibilidad. Desde el Gobierno replican que lo importante no es la rentabilidad sino la derrama económica que la obra generará en el sureste para mejorar esas economías locales.
El aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) es otra historia en desarrollo. También construido por militares e inaugurado en marzo del 2022, fue el primer movimiento de López Obrador después de cancelar un aeropuerto que su antecesor Enrique Peña Nieto estaba construyendo al oriente de la Ciudad de México. Durante la campaña del 2018 el actual presidente decía que era un proyecto demasiado ostentoso y que solo favorecía a un grupo de empresarios supuestamente coludidos con el entonces gobernante Partido de la Revolución Institucional (PRI).
Un aeródromo olvidado
En este 2023 el AIFA sólo fue utilizado por el 1,5% de los pasajeros nacionales y extranjeros, según datos de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC). De los aproximadamente 15 millones de pasajeros que vuelan mensualmente en este país, por el AIFA solo pasan algo más de 200.000. Y al no haber pasajeros las aerolíneas tampoco muestran demasiado apetito en incluir a la terminal entre sus destinos.
Ubicado en el estado de Hidalgo, al norte de la Ciudad de México, llegar al AIFA toma más de una hora en automóvil y no existe demasiada conectividad en transporte público. Tampoco es un viaje apetecible para los socios de las aplicaciones de transporte. Una diferencia sideral respecto al aeropuerto Benito Juárez, conectado a la línea de metro y enclavado prácticamente dentro de los límites de esta capital.
López Obrador defiende casi a diario todos estos proyectos. Pero la constante inyección de recursos en estas obras ha debilitado las finanzas de la segunda economía de América Latina y el Presupuesto aprobado por el Congreso para el 2024 estima un déficit del 5% del Producto Bruto. Las arengas presidenciales contrastan así con un frente económico que puede ser complejo para la próxima administración.
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