Hazte premium Hazte premium

Las líneas de poder en un Irán convulso, un entramado complejo con grandes luchas internas

Los expertos apuntan que el funcionamiento interno político y religioso del país es «deliberadamente misterioso» y se pone a prueba en estas próximas elecciones del 28 de junio

Irán trata de mostrar cohesión interna en la multitudinaria despedida de Raisi

Un iraní lee una oración sobre el ataúd del difunto presidente Ebrahim Raisi, con el fondo de un mural de quienes murieron con él en un accidente de helicóptero afp
Alexia Columba Jerez

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La muerte del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, en un accidente de helicóptero se produce en un momento especialmente complicado para el país. Según destaca Steven Erlanger, que ha cubierto la revolución iraní de 1978-79 y conoce de cerca las políticas regionales de Irán, se trata de un régimen consumido de puertas para dentro por batallas intestinas. Y de fondo tiene distintos frentes abiertos: una crisis en el mar Rojo, una confrontación directa con Israel e indirecta de la mano de Hamás, Hizbolá y la Yihad Islámica Palestina. También está la guerra civil de Siria, y un programa nuclear que vuelva a dar que hablar, ya que la ausencia de Raisi favorece que los expertos que el ala más dura del Régimen quiera tomarse en serio la posibilidad de materializar la baza atómica. En ese sentido, una reciente columna del 'The New York Times' se titulaba: 'La muerte del presidente de Irán podría cambiar el mundo'.

Seguidores de Raisi sostienen su ataúd afp

A todo ello se une una economía débil y una corrupción endémica. Al tiempo que planea una sombra de duda sobre la mala salud del ayatolá Alí Jamenei, el líder supremo del país desde 1989, que tiene ya 85 años. Y es que Raisi era el favorito para suceder al ayatolá Jamenei y sus opositores desean que este repentino cambio pueda trastocar al régimen, aunque de facto no es previsible que suceda a corto plazo. Mientras, otros barajan nuevos nombres para suceder a Raisi, como el del hijo del líder supremo, Mojtaba Jamenei. En todo caso, se mantiene la incertidumbre.

Erlanger destaca que el funcionamiento interno político y religioso de Irán es deliberadamente misterioso. Y las líneas de poder tienen una arquitectura compleja que surge de la revolución de 1979. Alberto Priego, profesor de Relaciones Internacionales de Universidad Comillas Icade, explica a ABC que siempre ha ocurrido que la población va por un lado y que el sistema va por otro.

Y ahora hay que convocar las elecciones en un periodo de unos 50 días, «que en condiciones normales no sería mucho tiempo, pero teniendo en cuenta la polarización de la sociedad iraní, ese tiempo se puede antojar como demasiado, sobre todo porque en los últimos comicios se produjo un veto a buena parte de los candidatos, con independencia de que fueran reformistas o no. Se dejó fuera a aquellos candidatos que podían hacer sombra a Raisin», destaca Priego. Y la abstención fue llamativamente alta.

Priego señala, además, que a pesar de la imagen que se tiene desde fuera, ocurre que en Irán muchas veces las mezquitas están vacías, que los sistemas de control religiosos del gobierno no funcionan y que la población lleva una doble vida pública «en la que se tratan de respetar las prohibiciones, ensalzar las virtudes que el régimen considera como tales, y luego en su vida privada cada uno hace lo que considera que es mejor. Esa 'shadow ideology' (ideología en la sombra), es muy propia de los regímenes postotalitarios y en un momento dado puede ser para que se produzca un cambio», afirma.

Compleja arquitectura

La revista especializada 'Política exterior' ya explicaba en el pasado que el iraní es un sistema donde conviven elementos propios de una democracia con otros de una teocracia islámica moderna. «Es decir, existen instituciones elegidas mediante sufragio universal encargadas, a su vez, de elegir a los miembros de aquellos órganos que representan el poder religioso», señalaba. De ahí la necesidad de aclarar las funciones e interrelaciones de las líneas del poder de la República Islámica para entender qué hilos las mueven.

Estructura del gobierno iraní

Nombra

Aprueba y veta cantidatos

Jefe del Poder

Judicial

Consejo de

Guardianes

6 clérigos y 6 juristas. Vetan a candidatos y revisan las leyes. Cambia la mitad cada 6 años

Ayatollah

Ali Jamenei

Líder supremo y máxima autoridad política y religiosa (cargo vitalicio)

Asamblea

de expertos

Parlamento

Hasán

Rohani

Consejo de

convivencia

290 miembros. Elegidos cada 4 años

Presidente

(fallecido)

88 clérigos eligen cada 8 años al líder supremo

36 miembros. Media entre el Consejo de guardianes y el Parlamento

Elegido por los comicios presidenciales cada 4 años

Fuerzas

Armadas

Gabinete

22 ministros. Sirven al presidente y al Parlamento

Basij

Ejército

Policía de

la moral

Policía

Guardia

Revolucionaria

Electores

Fuente: Elaboración propia / ABC

Estructura del gobierno iraní

Consejo de

Guardianes

Nombra

6 clérigos y 6 juristas. Vetan a candidatos y revisan las leyes. Cambia la mitad cada 6 años

Jefe del Poder

Judicial

Aprueba y

veta cantidatos

Fuerzas Armadas

Hasán Rohani

Presidente

(fallecido)

Ayatollah

Ali Jamenei

Elegido por los comicios presidenciales cada 4 años

Guardia

Revolucionaria

Policía

Ejército

Líder supremo y máxima autoridad política y religiosa (cargo vitalicio)

Asamblea

de expertos

Parlamento

290 miembros.

Elegidos cada 4 años

88 clérigos eligen cada 8 años al líder supremo

Policía de

la moral

Basij

Consejo de convivencia

Gabinete

36 miembros. Media entre el Consejo de guardianes y el Parlamento

22 ministros. Sirven al presidente y al Parlamento

Electores

Fuente: Elaboración propia / ABC

Autoridad suprema de liderazgo

El líder supremo es actualmente Alí Jamenei, que es la máxima autoridad política y religiosa. Su cargo es vitalicio y la Constitución señala que lo tiene que ocupar un experto en la jurisprudencia del islam chií. Por tanto, no es elegido por los ciudadanos, sino designado por el Consejo de Expertos. El 'think tank' Cidob indica que su acaparamiento de poder es vastísima. Además de ser jefe del Estado y de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, tiene autoridad sobre la Policía Nacional y la Policía de la Moral, que vigila que se cumplan las normas y las costumbres islámicas.

El ayatolá Ali Jamenei, lo muestra hablando con niñas iraníes antes de las oraciones durante una ceremonia afp

También tiene potestad sobre el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, encargado de la seguridad interna del país, y sobre su ala de voluntarios, la llamada Fuerza de Resistencia Basij. Asimismo, nombra al jefe de la Justicia, al Consejo para el Discernimiento y a la mitad del Consejo de Guardianes.

«Jamenei Ratifica la elección del presidente de la República (quien le está supeditado, tratándose de un puesto que él mismo ocupó cuando gobernaba Jomeini entre 1981 y 1989) y posee la última palabra en las cuestiones de calado. El Parlamento no puede fiscalizarlo y solo la Asamblea de Expertos, en teoría, puede cesarlo. En suma, toca todas las palancas del Estado y es prácticamente invulnerable», afirman desde Cidob. Y cualquier insulto o menosprecio a su persona se castiga con prisión.

Presidente

Tras la muerte de Raisi su papel lo ocupa temporalmente el primer vicepresidente Mohammad Mokhber. Es la segunda persona con más poder de Irán. En él recae la gestión diaria del gobierno y tiene influencia tanto en los asuntos exteriores como en la política interior. Pero en términos prácticos su capacidad está limitada. 'Política exterior' matiza que el poder ejecutivo se encuentra subordinado al Líder Supremo. Un ejemplo es que Irán es el único país donde las fuerzas armadas no están controladas por el gobierno. «A pesar de que sobre el papel el presidente tiene poder sobre el Consejo Supremo de Seguridad Nacional y el Ministerio de Inteligencia y Seguridad, en la práctica todos los asuntos de seguridad son gestionados por el Líder», asegura este medio.

Una fotografía del primer vicepresidente de Irán, Mohammad Mokhber, que ocupa temporalmente el cargo de Presidente afp

Así, el comandante de la policía es nombrado por el líder supremo y responde directamente ante él, no ante el presidente. Y se da el mismo caso con el comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria y del Basij que se encarga de contener las protestas.

Consejo de guardianes

Tiene la capacidad de vetar leyes o políticas si no las consideran en línea con la Constitución. Filtra y ratifica a los candidatos a presidentes según se alineen con el pensamiento mayoritario, al tiempo que ejerce de Tribunal Constitucional. Está compuesto por doce expertos juristas, seis de los cuales son elegidos directamente por el líder supremo y los otros seis los elige el líder del Poder Judicial, con la aprobación previa del Parlamento.

Sus funciones en diversas ocasiones han provocado tensiones con el Parlamento, que ve amenazada sus potestades. Por ello, para mediar entre ambos está el Consejo de Conveniencia, sus 36 miembros son elegidos una vez más por el líder supremo.

Asamblea de Expertos

La conforman 88 teólogos que son renovados cada ocho años por el voto ciudadano. En teoría eligen al líder supremo, por lo que tendrían poder sobre él, pero la realidad es bien distinta. Cuando el fundador de la República Islámica escogió a Jamenei como su sucesor, la Asamblea de Expertos se limitó a reconocer esa autoridad sin rechistar.

El Parlamento

Se renueva cada cuatro años eligen a los 22 ministros del Ejecutivo. Tiene 290 diputados, con cinco asientos reservados para las minorías religiosas.

Los Guardianes de la revolución y los basij

El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria es la principal organización iraní para el mantenimiento de la seguridad interna y se creó tras la revolución para defender el sistema islámico del país. Son una fuerza militar, política y económica que cuenta con 150.000 efectivos. Como detalla la BBC cuenta con sus propias fuerzas terrestres, navales y aéreas, y supervisa el armamento estratégico de Irán.

Efectivos de la Guardia Revolucionaria de Irán afp

La Fuerza Quds es su brazo clandestino y funciona fuera de las fronteras del país. Está especializada en la guerra no convencional y en inteligencia militar y "proporciona secretamente dinero, armas, tecnología y entrenamiento a sus aliados en todo Medio Oriente», señala la BBC.

Los Guardianes de la revolución también controlan la Fuerza de Resistencia Basij, conocida como Organización para la Movilización de los Oprimidos. Es un grupo paramilitar de voluntarios. Son unos 100.000 miembros que intervienen en la represión de toda protesta antigubernamental.

Poder judicial

Es otro órgano controlado por el Líder Supremo que elige al jefe del poder judicial y solo tiene que responder ante él. Salvaguardar la imagen e intereses del régimen es su principal objetivo. Y además de los tribunales para causas civiles y penales, tiene un Tribunal Eclesiástico Especial para juzgar los delitos religiosos.

De pedigrí y puñaladas por la espalda

Aclaradas estas líneas de decisión, el Real Instituto Elcano, en su artículo 'Irán tras Raisi, más de lo mismo', indica que lo previsible, en consecuencia, es que en las elecciones presidenciales ya anunciadas para el próximo 28 de junio el Consejo de Guardianes filtre a los potenciales contendientes, de tal manera que sólo lleguen a las listas sometidas a la voluntad popular los que demuestren un mejor pedigrí revolucionario, alineados y subordinados férreamente con Jamenei.

Más interesantes son para los expertos las previsiones a largo plazo. Ali Reza Eshraghi, director de Programas del Instituto de Informes sobre la Guerra y la Paz, señala en 'Foreign Affairs' que la lucha por suceder a Jamenei es dudoso que sea una competencia ordenada entre las dos facciones principales del régimen, los moderados y los conservadores de línea dura. «En cambio, es probable que el enfrentamiento sea muy parecido al que llevó a Jamenei al poder en 1989: una contienda ad hoc, transaccional y amarga», apunta.

Mientras los diferentes candidatos luchan, podrían surgir alianzas repentinas tan rápido como se disuelvan. «Varias élites podrían utilizar la competencia para ajustar cuentas, apuñalarse unas a otras por la espalda y ventilar los trapos sucios. Las reglas, en la medida en que existan, serán manipuladas. El ganador final podría ser una sorpresa incluso para los observadores mejor informados», afirma. Y hasta que ese día llegue en el entramado de poder impera el proverbio persa «besa la mano que no puedes cortar».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación