Lim Soosuk, embajador de Corea del Sur: «Si hay alguna provocación militar de Corea del Norte, la represalia será muy dura»

— Bienvenido a España. ¿Cómo ha sido su aterrizaje?

— Aunque es mi primer puesto como embajador en España, tengo bastante experiencia en su país. Personalmente, he visitado España de vacaciones dos veces. Además, he estado destinado en Europa y acompañé a mi ministro de Exteriores en su visita a España en febrero de 2017. Tuvimos unos encuentros magníficos y pudimos visitar Toledo. Así que, tanto de forma oficial como privada, tengo bastante experiencia con España. Cuando fui destinado a Bélgica, cubría la UE y la OTAN. Muchos de mis compañeros eran funcionarios españoles y me gusta mucho trabajar con ellos. Allí tuve el honor de empezar y culminar un acuerdo clave entre Corea del Sur y la UE, llamado Acuerdo Marco de Participación en la Gestión de Crisis. Es un marco muy importante por el que Corea del Sur puede unirse a operaciones militares y civiles dirigidas por la UE. Tras concluirlo, Corea del Sur se convirtió en el primer país del mundo en haber firmado tres tratados claves con la UE: Acuerdo Marco en 2010; Crisis en 2014 y Operación Atalanta en 2017, donde el primer barco con el que navegamos juntos fue español. Además, España es uno de los destinos favoritos para los turistas surcoreanos. Cada año, medio millón de surcoreanos visitan España. Pero no vienen solo para sus vacaciones de verano. Visitan España durante todo el año y les encanta el vino, la comida, la cultura, todo… Ahora mismo, hay millones de surcoreanos que admiran España. Por su parte, el número de turistas españoles en Corea del Sur es de 40.000 al año, pero esperamos que aumente porque la cultura coreana, llamada 'Hallyu', es muy popular y a muchos españoles les encanta.

Noticia Relacionada

Logros y amnesia: China a los 75 según China

Jaime Santirso | Corresponsal en Pekín

El Partido Comunista reescribe su particular historia oficial mientras celebra el aniversario de la fundación del país, con Taiwán por gran cuenta pendiente

— ¿Cuál es el estado de las relaciones diplomáticas y comerciales entre España y Corea del Sur y qué planes tiene para mejorarlas?

—El año pasado, el comercio bilateral ascendió a cerca de 6.000 millones de dólares. Nuestra relación bilateral fue elevada a alianza estratégica en 2021. Hemos tenido intercambios de alto nivel como la visita de Su Majestad el Rey a Corea del Sur en 2019 y la del presidente Moon Jae-in a España en 2021. En su primer viaje a Europa tras su investidura, el presidente Yoon Suk-yeol viajó a Madrid para la cumbre de la OTAN en 2022. Como embajador, mi papel será facilitar nuestra cooperación bilateral en muchas áreas. Una de las principales es la inteligencia artificial (IA), los coches eléctricos y las energías renovables. También podemos trabajar juntos en terceros países, ya que España tiene una fuerte presencia en Hispanoamérica y Corea del Sur tiene presencia en Asia Oriental y Central y en Oriente Próximo. Entre otras áreas destacan la construcción y la ingeniería, así como las inversiones. Esa es mi ambición. Corea del Sur y España somos socios naturales y podemos obtener un resultado muy fructífero.

— ¿Cuáles son las principales actividades que destacaría de la Semana Cultural de Corea?

— KBS, una de las mayores cadenas de televisión, organizó anoche un concierto con distintos grupos surcoreanos en el Auditorio Miguel Ríos de Rivas Vacimadrid. Se agotaron todas las entradas. Durante toda esta semana, presentamos el estilo coreano con películas, series conferencias, cultura, historia y clases de cocina, incluyendo ocho restaurantes coreanos para que los españoles puedan disfrutar de nuestra gastronomía. Como ya sabe, las películas y series coreanas se han vuelto muy populares y son una industria muy potente. Solo tenemos una población de 50 millones de habitantes y ha tenido mucho éxito en todo el mundo. En la lista de Netflix asiática, buena parte de las diez series y películas más exitosas son surcoreanas. Nuestro Gobierno apoya la industria cultural y creativa, pero sin interferir en ella.

—¿Es el K-pop el auténtico embajador de Corea del Sur en el mundo?

— Creo que sí. No tienes por qué entender la letra, solo disfrutarla con el corazón. Cuando estuve destinado en Grecia, a muchos adolescentes les encantaba el K-pop y a sus padres las series coreanas. Es una forma hermosa de acercar a los pueblos. La clave es que la gente puede disfrutar y superar las barreras culturales y lingüísticas. Personalmente, cuando vivía en Corea del Sur, me encantaba la serie 'Casa de Papel'. Es una forma de entendernos mutuamente. También me gustaban canciones como 'Bésame mucho', que fue muy popular en Corea del Sur.

— Usted ha sido portavoz del Ministerio de Exteriores de Corea del Sur. ¿Cómo está ahora la tensión con el Norte? Como corresponsal en Asia durante dos décadas, me ha tocado cubrir varias crisis en el Paralelo 38. ¿Hay ahora más riesgo de una guerra? 

— No creo que haya riesgo de guerra, ya que mantenemos el 'statu quo' y la paz y la estabilidad son claves en la agenda del Gobierno surcoreano. Muchos de mis colegas en todo el mundo me dicen que Corea del Sur está en uno de los emplazamientos geográficos más difíciles. Por eso, el trabajo de los diplomáticos coreanos es uno de los más complicados. Estamos divididos entre el Norte y el Sur desde hace más de 70 años y el régimen de Pyongyang es uno de los más hostiles. Además, Corea está rodeada por Rusia y China y tiene grandes vecinos como Japón. Si los vecinos de España fueran Rusia, China y un régimen comunista, estaría en una posición muy difícil. Nuestra misión prioritaria es mantener la paz y la estabilidad en la Península Coreana. Para ello, la alianza con EE.UU. es vital. Con esta base, tratamos de incorporar a Japón para construir una relación trilateral de cooperación económica y seguridad, para así neutralizar toda amenaza norcoreana.

Por otra parte, con China intentamos tener una relación basada en normas y principios. Puede que recuerde la crisis del sistema de misiles THAAD (desplegado por EE.UU. en 2017), que llevó a Pekín a imponer una serie de sanciones encubiertas. Pero, desde hace dos o tres años, nuestra relación bilateral con China ha mejorado significativamente. Por ejemplo, cuando fui portavoz de Exteriores durante dos años, pude unirme a tres cumbres bilaterales de ministros entre China y Corea del Sur. Puedo decirle que China está tratando de construir y mejorar nuestra cooperación bilateral. En nuestros encuentros, casi el 70 por ciento versa sobre relaciones bilaterales. Con respecto a Rusia, que está ahora en guerra, tenemos muy claro que se debe respetar la soberanía, integridad territorial e independencia de Ucrania. Corea del Sur se ha unido a los esfuerzos internacionales para proporcionar ayuda a Ucrania. Solo este año, hemos proporcionado 300 millones de dólares a Ucrania. Desde el próximo año, y al menos durante las siguientes dos décadas, proporcionaremos 2.000 millones de dólares. Corea del Sur es uno los mayores valedores de Ucrania y su Gobierno aprecia nuestro apoyo. También estamos preparados para unirnos a la UE y la OTAN en la reconstrucción y recuperación de Ucrania tras la guerra.

—¿Cómo se percibe en Corea del Sur la guerra de Ucrania y, en especial, el apoyo a Putin de Kim Jong-un?

— Corea del Norte está reforzando continuamente su poder militar sacrificando los derechos humanos de su pueblo. Es notorio el deterioro de sus derechos humanos. Recientemente, la visita de Putin a Corea del Norte le ha permitido firmar un acuerdo de alianza estratégica integral. Ese acuerdo incluye unas cláusulas por las que, si una parte es invadida, pueden considerar un tipo de cooperación conjunta. Hay claras pruebas de que Corea del Norte está suministrando munición y misiles balísticos a Rusia y todas esas armas se están usando contra Ucrania. La seguridad en Asia está directamente relacionada con la de Europa, y viceversa. Uno de mis colegas se queja de que el envío de agricultura española a Corea del Sur se ha visto afectado por la guerra. Nuestros vuelos directos de Seúl a Madrid también se han visto perjudicados. Antes de la guerra, duraban unas once o doce horas; ahora unas quince. No podemos sobrevolar el espacio aéreo ruso. Tenemos que bajar a China y atravesar Irán y el este de Europa.

—¿Hay posibilidad de un nuevo deshielo como el que se vivió con el anterior presidente, Moon Jae-in, que propició las cumbres de Trump y Kim Jong-un?

— Nuestra política con Corea del Norte se basa en las tres D. La primera: disuasión, basándonos en la relación con EE.UU., para repeler cualquier ataque o provocación militar de Corea del Norte. La segunda: detección, tratando de cortar todo tipo de ingresos ilegales, transporte o financiación que ayude a su poderío militar en misiles e industria nuclear, cooperando con EE.UU. y la ONU para detener transacciones financieras ilegales, por ejemplo con las criptomonedas, el hackeo y ciberseguridad. Antes, los diplomáticos norcoreanos y todas sus legaciones en el extranjero se veían implicadas en el contrabando de tabaco y dinero falso. Ahora, su actuación ha cambiado a las criptomonedas. Es muy importante disuadir las intenciones nucleares y de misiles balísticos de Corea del Norte. La tercera D es muy importante: diálogo y diplomacia. Hemos anunciado una iniciativa muy audaz para ayudar a Corea del Norte si renuncia a su programa nuclear. Si lo hace, le ayudaremos a recuperarse de su dramática situación económica, proporcionándole la asistencia financiera que necesita. Estamos preparados para llevar estas ideas a la mesa de negociaciones. Nuestro objetivo último es una Corea libre y unida. Para construir este sueño, necesitamos el apoyo de la comunidad internacional, incluyendo a la UE, la OTAN y España.

—Pero no parece que Kim Jong-un vaya a renunciar a sus armas atómicas, como vimos en las cumbres con Trump. ¿Por qué no se alcanzó un acuerdo?

—Había una diferencia entre Corea del Norte y Corea del Sur sobre cómo conseguir ese objetivo. Pero me gusta comparar su programa nuclear con una póliza de seguro. La única razón por la que Corea del Norte está desarrollando armas atómicas es para mantener su régimen con vida. Si tienes un seguro de vida, te sientes a salvo, cómodo. Pero, si tienes que pagar mucho por ese seguro, si tienes que pagar con tu propia vida por mantener ese seguro de vida, si el coste está por encima de tu presupuesto, ¿qué vas a hacer? Por eso, nuestra misión, no solo de Corea del Sur y EE.UU., sino de la comunidad internacional, es hacerles saber que mantener ese programa nuclear o de misiles balísticos les costará mucho dinero, pero que pueden sobrevivir y mantener su régimen incluso sin sus cabezas atómicas. Lo que puedes es aumentar los obstáculos, aumentar el coste que Corea del Norte debe pagar para mantener esa especie de seguro. Que paguen por ello. Ese es nuestro objetivo. También es muy importante saber que la sociedad norcoreana está cambiando desde abajo. Cuando estuve destinado en Rusia, de 1998 a 2008, hubo una transición de poder de Yeltsin a Putin y muchos colegas rusos me decían que, incluso durante la época soviética, podían disfrutar del rock y los pantalones vaqueros. Incluso antes del colapso de la URSS, ya sabían lo que era la cultura occidental. Ahora, en Corea del Norte, casi todo el mundo ve las series del Sur y los adolescentes usan el mismo lenguaje, que aprenden de la música. Si los pillan los agentes de la Seguridad estatal, son castigados con dureza. En el frente del Paralelo 38, todos los soldados norcoreanos escuchan los programas de los altavoces, en los que emitimos la previsión meteorológica del día siguiente, que es muy correcta. Así se dan cuenta de que no es propaganda, sino la verdad. Muchos soldados han cruzado la frontera para desertar. En la actualidad, tenemos 32.000 refugiados norcoreanos en el Sur, y nos cuentan que las series de televisión surcoreanas se siguen masivamente en su país. También dicen que ya nadie se cree la propaganda del régimen, y que sus dirigentes lo saben y están muy preocupados por ello.

—Con los ensayos nucleares, los misiles y ahora los globos con basura, ¿cómo es tener un vecino como Corea del Norte?

— Ya se puede imaginar cómo es lidiar con un comportamiento tan sucio como el de Corea del Norte. No creo que ni siquiera sus dirigentes sepan la mala imagen que la comunidad internacional tiene de ellos por lo que están haciendo. No se dan cuenta de lo mal que lo están haciendo, pero son tan pobres que solo pueden tomar represalias enviando globos con basura.

— ¿Qué posibilidades hay de que algún error de cálculo desate otra crisis?

— Mi Gobierno ya ha dejado claro que, si hay algún tipo de provocación militar de Corea del Norte, se enfrentará a una represalia muy dura. No nos vamos a quedar de brazos cruzados. Vamos a responder de forma más dura. Hace años, la corbeta Cheonan fue hundida. Todos los coreanos saben lo que hizo. Estamos preparados para cualquier tipo de provocación de Corea del Norte. No creo que Corea del Norte se atreva a cometer un grave error otra vez.

— ¿Cómo están ahora mismo las relaciones con sus dos grandes vecinos: China y Japón?

— Cuando estaba en Seúl, tuvimos una cumbre trilateral entre Corea del Sur, Japón y China. Además, tuvimos reuniones bilaterales con China. Las cumbres trilaterales demuestran que China quieren cooperar con Corea del Sur y Japón. Todos tratamos de construir confianza mutua en asuntos económicos y comerciales, así como en la cultura y los intercambios turísticos y entre personas. Creo que la situación está mejorando. Con respecto a la relación con Japón, que fue una cuestión recurrente de la anterior Administración, el presidente Yoon ha tomado pasos muy valientes para mejorar nuestros lazos bilaterales, especialmente en el asunto de los trabajos forzados durante la guerra. El Gobierno coreano ha decidido pagar una indemnización a las víctimas de los trabajos forzados, lo que supone un importante punto de inflexión en nuestras relaciones bilaterales. Ha habido muchas cumbres entre Corea y Japón, que se han visto cada mes en la ONU o en la OTAN. Los contactos entre ambos dirigentes han sido muy frecuentes. Hay algunas organizaciones y grupos cívicos que llevan a cabo pequeñas protestas, pero no representan a la mayoría de la opinión pública surcoreana ni socavan nuestras relaciones bilaterales. El número de coreanos que visitan Japón es el mayor entre los extranjeros, alrededor de diez millones de personas. Eso se debe al interés por Japón y a la mejora de las relaciones. Muchos coreanos van a Japón, a veces incluso para un viaje de un día. Van a Tokio u Osaka, a disfrutar de un día con la comida y las compras, y luego vuelven por la noche.

— ¿Cómo está afectando la guerra de los microchips entre EE.UU. y China a Corea del Sur, que es una potencia en esta industria?

— No estoy muy familiarizado con ese tema, del que se encarga nuestro Ministerio de Industria y Economía. Tenemos unas consultas muy estrechas entre Corea del Sur y EE.UU. porque la Administración Biden ha persuadido a las empresas surcoreanas para efectuar la mayor inversión de su historia, 100.000 millones de dólares, en semiconductores, industrias tecnológicas y grandes proyectos. EE.UU. no quiere dañar a las empresas surcoreanas porque están invirtiendo mucho en su país. Hay consultas muy estrechas para minimizar cualquier tipo de riesgo entre las empresas surcoreanas. No creo que haya problemas para ello.

—En los últimos meses ha habido maniobras navales y aéreas conjuntas de Rusia con China. ¿Se siente Corea del Sur amenazada por estos juegos de guerra?

—Estamos observando muy de cerca la actual cooperación entre Rusia y China. También pensamos que mantener la paz y la estabilidad en el nordeste de Asia es muy importante, no solo para Corea del Sur, sino para el resto de países. Basándonos en nuestra fuerte alianza con EE.UU., vamos a tomar las medidas necesarias si hace falta. Rusia y China han llevado a cabo maniobras militares conjuntas en varias ocasiones. No creo que sea una sorpresa en este momento. Puede que Rusia esté tratando de demostrar que todavía tiene aliados en Asia porque sigue en guerra. Por otra, no creo que China, cuyo principal objetivo es su desarrollo económico y tiene relaciones fluidas con EE.UU. y países vecinos como Japón y Corea del Sur, trate de socavar ningún sistema actual ni las relaciones bilaterales o trilaterales. Como decía antes, las cumbres trilaterales son una clara muestra de que China quiere tener paz y estabilidad en esta región.

— Tras la guerra de Ucrania, ¿no se teme en Asia una invasión china de Taiwán?

— Muchos expertos y académicos sostienen que la posibilidad de una invasión china de Taiwán no es tan alta y saben que la posición de EE.UU. sobre el asunto es muy clara. En Asia, en general, los expertos no están tan preocupados por la posibilidad del peor escenario. Pueden pensar en distintos escenarios, pero la paz y la estabilidad son asuntos muy distintos.

— Corea del Sur y Japón participaron en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en 2022 y hasta se habla de la apertura de una oficina en Tokio, contra la que China ya se ha posicionado. En vista de la actual inestabilidad en el mundo, ¿sería conveniente ampliar la OTAN a Asia?

— Todo depende de la OTAN, que es una alianza en el Atlántico entre EE.UU., Canadá y los países europeos. Creo que deberíamos saber la postura de los miembros de la OTAN. Los socios globales de la OTAN, como Corea del Sur, Japón, Australia, Nueva Zelanda, han sido invitados a las cumbres de la OTAN desde hace dos años y mi presidente ha asistido a tres de ellas. Corea del Sur se ha convertido en un importante socio global de la OTAN. Estamos trabajando estrechamente, y no solo en la industria de la defensa, sino también en la ciberseguridad y en muchas otras áreas. Recientemente, tenemos un oficial de las fuerzas militares surcoreanas en la OTAN. Personalmente, cuando estuve en Bruselas, trabajaba con la OTAN y, por primera vez en la historia, el secretario general Rasmussen visitó Seúl en 2014. Le acompañé a la Zona Desmilitarizada del Paralelo 38 y lanzó un fuerte mensaje contra Corea del Norte. Fue un momento muy importante y claro gracias al cual Corea del Sur y la OTAN han construido una cooperación más fuerte y amplia. Es una tendencia que continuará. Corea, España y la UE y la OTAN son grandes aliados.

— Con sus bases militares, EE.UU. es el principal aliado de Corea del Sur. ¿Qué cambiará si Trump gana las próximas elecciones? Cuando fue presidente, Trump ya intentó que sus aliados contribuyeran económicamente más por su defensa.

—Entre EE.UU. y Corea del Sur hay un fuerte consenso. Nuestra alianza es un hito muy importante, no solo para nosotros y el Indopacífico, sino también para Europa y el resto del mundo. EE.UU. considera a Corea del Sur como un socio muy importante que puede animar a otros países a saltar al mismo nivel. Los dirigentes de EE.UU. piensan que Corea es un aliado crucial y no creo que haya grandes cambios con independencia de quién gane las elecciones de noviembre.

— ¿Puede que Corea del Sur tenga que pagar más dinero por las tropas de EE.UU. si gana Trump?

— Nuestra negociación sigue en marcha para cerrar nuestra contribución anual por la presencia de EE.UU. en Corea del Sur, que reflejará la inflación. El primer objetivo es mantener las fuerzas de EE.UU. a salvo y también que hagan su trabajo, que es necesario para la seguridad regional. Confío mucho en que podamos alcanzar una solución razonable a través de la negociación.

— El Paralelo 38 es la última frontera que queda de la Guerra Fría. ¿Hasta cuándo?

— Nadie lo sabe. Muchos de mis colegas de Alemania me dicen que la ventana de la unificación ya se ha cerrado, pero algún día se abrirá. Entonces, deberíamos aprovechar la oportunidad, lo que significa estar preparados. Por eso, pensamos en una reunificación libre y pacífica, ese es nuestro sueño, nuestro objetivo. Y debería ser una bendición, no una catástrofe. Puede que eso sea posible gracias a la comunidad internacional. Durante la guerra de Corea, hace 70 años, 22 países enviaron a sus jóvenes soldados a un país desconocido. Gracias a su sacrificio, Corea del Sur pudo resistir. Cuando nací, en 1968, Corea del Sur era uno de los países más pobres del mundo. Mi familia, de siete miembros, vivía en una habitación muy pequeña y todos los días dormía rodeado por las piernas y brazos de mis hermanos. En 1960, el PIB per cápita de España fue 376 dólares, pero el de Corea era solo de 79 dólares. Éramos tan pobres que no podíamos sobrevivir. Enviamos a muchos surcoreanos al extranjero a ganar dinero, por ejemplo a Alemania, adonde llegaron 20.000 mineros en los años 70 y su salario fue la semilla para construir carreteras e infraestructuras. En España, en 1965, llegó también el taekwondo para conseguir dinero. Gracias a esos esfuerzos, Corea del Sur se pudo poner en pie. Corea del Sur y España están en los dos extremos del continente euroasiático, pero me sorprende todo lo que tenemos en común: población similar, poder económico, mentalidad e historia moderna, con una guerra civil y una dictadura que pasó a ser una democracia con un gran crecimiento.