Los liberales europeos se hunden con las fugas de parlamentarios

El puntillazo para el grupo centrista de la Eurocámara ha venido con la decisión del ex primer ministro checo Andrej Babis de retirar a los siete eurodiputados de su Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO) con lo que se quedarán con apenas 74 miembros, muy lejos de los 102 que tenían en la legislatura pasada. La salida de los checos haría aún más dolorosa la expulsión del partido holandés el VVD de Mark Rutte, al que algunos socios habían puesto en la picota por haberse atrevido a participar en la coalición de Gobierno en La Haya con los populistas antiinmigración de Geert Wilders, que son miembros del grupo Identidad y Democracia (UD) mucho más extremistas que ECR.

Los liberales esperaban haber atraído a los cinco eurodiputados del partido paneuropeo Volt (dos holandeses y tres alemanes), pero estos han decidido seguir en el de los Verdes.

Babis ha justificado la decisión de abandonar el grupo liberal por razones programáticas puesto que se oponen a los elementos centrales de la agenda política que ha sustentado la legislatura pasada. El multimillonario checo ha explicado que con su partido «fuimos a las elecciones diciendo que lucharíamos contra la inmigración ilegal, que queríamos derogar la prohibición de los motores de combustión interna y también cambiar fundamentalmente el Pacto Verde», pero constata que todo ello sigue estando en el centro de la agenda comunitaria y especialmente en el programa del grupo liberal.

De modo que la mayoría que necesita la presidenta de la Comisión empieza a estar en peligro. Si se suman todos los diputados del grupo popular (189), el de los socialistas (136) y lo que queda de los de Renew se llega a los 398, que es un margen muy estrecho teniendo en cuenta que la disciplina de voto en el Parlamento Europeo es papel mojado y que casi siempre hay una parte de los diputados que no siguen la consigna del grupo. Hace cinco años, a la alemana le sobraron solamente nueve votos.

Más difícil todavía puede ser el panorama ya que esta legislatura el Partido Popular europeo quiere hacer valer su programa, no solo nombrar a los puestos principales ya que ha sido el ganador de las elecciones. Manfred Weber, el portavoz parlamentario, se reunió ayer con Von der Leyen y con la presidenta del Parlamento, Roberta Metsola, dentro de la Asamblea Política del grupo, para dejar claro que entiende que «nuestra victoria en las elecciones, impulsada por nuestro programa y nuestras personalidades, nos otorga un mandato fuerte».

Este debate programático es lo que impidió cerrar el acuerdo sobre los principales nombramientos en la cena informar de los presidentes y jefes de Gobierno del pasado lunes y es más que probable que envenene la reunión formal del Consejo Europeo prevista para este jueves, en la que se tienen que sentar las bases de la próxima legislatura. Será además la última participación para Rutte, que ha sido una pieza clave en este diálogo entre socialistas y populares. La marcha de Rutte a la OTAN priva a los liberales de su valor más sólido en las cumbres.

El caso es que por ahora todos los cálculos se hacen sin tener en cuenta ni al grupo ECR, donde está la primera ministra italiana Giorgia Meloni, que podría hacer valer sus 83 diputados sin entrar en la coalición. Esta parte del hemiciclo está luchando por ser considerada como aceptable y de alguna manera está dudando entre intentar gestos de acercamiento hacia el grupo popular y de distancia hacia ID. Le podría beneficiar en este aspecto que los demagogos y nacionalistas de Alternativa para Alemania (AfD) están pensando en formar un nuevo grupo parlamentario propio, ya que no logran ser readmitidos en ID a pesar de que han expulsado del partidos al autor de unas declaraciones en las que intentaba exaltar a las SS nazis.