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Lalla Latifa, la princesa marroquí que se casó con el guardaespaldas de Hassan II

Se la conoció como la princesa silenciosa, pero su vida sirvió para que el papel de las mujeres de la familia real alauita cambiara. Al final, hizo mucho ruido

Muere Lalla Latifa, la madre de Mohamed VI, el Rey de Marruecos

Una imagen de condolencia tras la muerte de la madre de Mohamed VI ABC

Nadir el Bachir

Casablanca

La noticia de la muerte de la madre de Mohamed VI pasaba hace unos días más bien desapercibida. Quizá porque la princesa silenciosa siempre se refugió en las sombras de los palacios de Marruecos hasta que, después de enviudar, se casó con el hombre de confianza de Hassan II, su marido. La relación con su hijo ha tenido altos y bajos, pero su vida sirvió para que el papel de las mujeres que forman parte de la familia real alauita fuera avanzando. O quizá eso pareció en un momento dado.

La vida de Latifa Amahzoune empieza en el seno de una notable familia de la tribu Zayan, región de Khenifra; hija del gobernador de la región y prima del general Amehzoune, que participó en el golpe de estado fallido de 1971 y fue ejecutado posteriormente por alta traición. Aquella joven de sangre influyente se casó con el Rey Hassan II el 9 de noviembre de 1961 en una doble ceremonia nupcial junto con Lamia Solh, la esposa de su cuñado Moulay Abdallah. Hassan II, siendo aún heredero, había tenido un amor fulgurante con una actriz francesa llamada Etchika Choureau. Aquello ocurrió pocos años antes de conocer a la que sería su esposa y alteza real, la Princesa Lalla Latifa.

Una de las muchas mujeres del harén

De su unión nacieron cinco hijos, entre ellos el actual soberano Mohamed VI. La princesa nunca apareció en actos ni en fotos oficiales de la familia real alaouita, tampoco desempeñó puestos en organizaciones de beneficencia, lucha contra el cáncer o de patrimonio como sí lo hicieron sus hijas. Era la princesa invisible, siendo una de las muchas mujeres del harén de Hassan II; eso sí, ella era la madre de los príncipes.

Después de enviudar, cometió su acto de máxima rebeldía; se casó, nuevamente, con Mohamed Mediouri, el que fuera guardaespaldas del difunto monarca y antiguo jefe de seguridad del palacio real. Su segundo matrimonio tuvo lugar en mayo de 2000. La unión no era del agrado de su hijo y actual soberano, de hecho, nunca fue anunciado ni reconocido oficialmente, por lo que tuvo que irse a vivir a Francia en un exilio de lujo, de hecho, no aparece ni siquiera en las fotos de la boda Real de Mohamed VI en 2002, ni en ninguna anterior, las de sus hijas o posterior, de sus nietas.

Mohamed VI, junto a la su esposa, Lalla Salma LEBLANC

Casarse solo un año después de la muerte de Hassan II y de alguien muy cercano, el hombre que fuera antes responsable de la seguridad personal del mismísimo Rey de Marruecos, saca a la luz que se trataba de una historia de amor prohibida que empezó antes del fallecimiento del monarca alaouita. A Mediouri se le conoce en Marruecos como el hombre que protegía al difunto Rey Hassan II, fue su sombra inseparable en todas las salidas oficiales, el seguidor más leal y su persona de plena confianza durante lustros. Su sombra, hasta su muerte en 1999. Guardián de muchos de sus secretos puesto que se separaba de él, sea en viajes al exterior o en actividades oficiales dentro del país; un hombre de semblante serio y autoridad.

Una investigación dudosa

En 2019, Mohamed Mediouri, siendo ya padrastro del Rey Mohamed VI de Marruecos, denunció una agresión, o quizá un intento de asesinato, en Marrakech; donde fue atacado por siete hombres, tres de ellos armados, a la entrada de una mezquita. A pesar de quedar herido, su conductor resultó todavía más gravemente afectado. Se inició una investigación para aclarar los hechos y determinar si fue un intento de asesinato o un robo violento sin llegar a ninguna conclusión ni siquiera sobre la identidad de los malhechores, en un país con agencias de seguridad e inteligencia internacionalmente reputadas.

Se casó solo un año después de la muerte de Hassan II, vivió su exilio en Francia y no se la vio en ninguna de las bodas de sus hijos

Lalla Latifa falleció en Marruecos la pasada semana. La ceremonia funeraria se llevó a cabo el mismo día en la intimidad, en el mausoleo Moulay el-Hassan, ubicado en el recinto del Palacio Real de Rabat. No se decretó luto nacional, no se cancelaron festividades. Fue una princesa que vivió y murió discretamente. Los primeros países en presentar sus condolencias al monarca, su hijo, el Rey Mohammed VI, fueron los Emiratos Árabes Unidos y Argelia. En 2018, en su honor, el Rey Mohammed VI mandó construir en Salé una mezquita con su nombre. Este templo, de enorme superficie combina una arquitectura tradicional andaluza con un toque moderno, lo que se interpretó como un nuevo acercamiento del monarca con su madre, pues después de esto, el Rey Mohamed VI visitó varias veces a su madre en Francia. De todas formas, ser princesa consorte no es sinónimo de vida plácida. En marzo de 2002, el anuncio de una boda real mediatizada supuso un cambio de actitud en la casa real alaouita. Un rey joven se casaba con una joven de una familia de la alta clase media, que al convertirse en princesa aparecía con el soberano en muchos actos oficiales y que tenía actividades oficiales propias, sobre todo en los círculos de la sociedad civil. Incluso una revista española pudo hacerles un reportaje en los aposentos reales, permitiéndoles tomar fotos como familia, algo inaudito hasta entonces en la monarquía marroquí.

Pero con el desgaste del matrimonio, y después de ser madre del nuevo príncipe heredero, Moulay Hassan, y de la princesa Lalla Khadija, empezó a desaparecer de los actos oficiales y la vida pública hasta hacerlo completamente en 2017. La prensa que se atrevía y las redes sociales no dejaba de preguntarse en los titulares: «¿Dónde está Lalla Salma?«. Corrieron rumores de una posible enfermedad grave o hasta de secuestro y prohibición de viajar fuera del país hasta el anuncio por la parte del abogado del Rey del divorcio en 2019. Lalla Salma no ha vuelto a aparecer en actos oficiales. En el reino alaouita prefieren que lo que pasa en los palacios se quede en los palacios, pero la difunta princesa silenciosa, antes de ceder, rompió la norma.

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