Kamala Harris justifica sus cambios de postura en su primera entrevista: «Mis valores no han cambiado»
La vicepresidenta anuncia que pondrá un republicano en su Gabinete si llega a la Casa Blanca
Kamala Harris endurece su plan migratorio y reforzará la frontera
![Kamala Harris, en un acto de campaña ayer en Savannah (Georgia)](https://cf-images.eu-west-1.prod.boltdns.net/v1/jit/55814260001/e306cbef-0210-4c81-a817-97073c21e79c/main/1920x1080/52s874ms/match/image.jpg)
¿Quién es Kamala Harris? ¿La fiscal general centrista de California? ¿La senadora más progresista en los años que estuvo en la Cámara Alta? ¿La candidata en las primarias demócratas de 2020 que abrazó la agenda izquierdista? ¿La nominada ahora a la Presidencia, que ... muestra una cara moderada? La vicepresidenta de EE.UU. se enfrentó por fin ayer a su primera entrevista desde que se convirtió en la candidata del Partido Demócrata. Ante los giros radicales de posiciones que Harris ha dado, y que ha acentuado en el último mes, esa era una de las principales cuestiones que Harris tenía que responder.
«Mis valores no han cambiado», fue la explicación -más bien, la justificación- que dio Harris en la entrevista, en la que estuvo acompañada de su candidato a vicepresidente, Tim Walz, y que fue concedida a Dana Bash, de la CNN. Bash fue directa sobre las idas y venidas de Harris en asuntos como el 'fracking' -técnica de extracción de gas natural que la vicepresidenta se comprometió a prohibir en su corta campaña presidencial de 2019- o la política migratoria, donde ha pasado de priorizar el tratamiento humanitario y digno a los inmigrantes a prometer una ley que pone el énfasis en proteger la frontera y que incluye fondos para seguir la construcción del muro que prometió Donald Trump en 2016.
«¿Cómo deben ver los votantes algunos de esos cambios?», le preguntó Bash. «¿Es porque ahora tiene más experiencia y más información sobre esos asuntos? ¿Porque eso era dentro de unas primarias demócratas? ¿Deberían tener confianza en que lo que dice ahora es la política que va a defender más adelante?».
«Creo que el aspecto más importante y significativo de mis posiciones políticas y de mis decisiones es que mis valores no han cambiado», dijo Harris. Sobre el asunto de la prohibición del 'fracking' -de la que ya se alejó como vicepresidenta- defendió que «siempre he creído, y he trabajado en ello, que la crisis climática es real, que es un asunto urgente en que debemos aplicar métricas que incluyen nuestro cumplimiento de plazos al respecto».
Sobre inmigración, aseguró que ya luchaba contra las mafias que trafican con inmigrantes en la frontera cuando era fiscal general en California. Una y otra vez, ante estas preguntas, la escapatoria de Harris era no responder a las preguntas concretas y recuperar la cantinela inicial, que parecía traerla aprendida: «Mis valores no han cambiado, esa es la realidad», insistió, antes de añadir que su experiencia como vicepresidenta le ha hecho entender que hay que tender puentes: «Es importante construir consensos, y es importante encontrar espacios comunes para comprender cómo podemos solucionar problemas»; agregó como otra forma de explicar sus cambios de postura.
Harris arrancó dubitativa en la entrevista, celebrada en Savannah, la coqueta ciudad costera de Georgia, uno de los estados clave en la elección. Bash le preguntó qué haría en su primer día en la Casa Blanca y la candidata solo ofreció generalidades: «pelear por la clase media», «un camino hacia delante», «pasar de página con Trump»... «¿Pero qué haría en el primer día?», insistió la periodista. «Implementar mi plan de economía de oportunidad», respondió Harris con otra generalidad y repasó algunas de sus propuestas. «¿Por qué no lo ha hecho hasta ahora?», replicó Bash, en referencia a que Harris lleva tres años y medio en la Casa Blanca como vicepresidenta. «Primero tuvimos que recuperarnos», dijo la candidata, en referencia a la pandemia de Covid-19. Harris mostró los equilibrios que tiene que hacer para defender una gestión económica de la Administración Biden que es muy impopular y, a su vez, prometer que las cosas con ella irán mejor.
La entrevista era la primera vez que Harris se enfrentaba a preguntas incómodas desde que se alzó con la candidatura demócrata a finales del mes pasado, tras la renuncia a su reelección de Joe Biden. La vicepresidencia se había convertido en un fenómeno político tan asombroso como huidizo.
En poco más de un mes, Harris aglutinó al Partido Demócrata alrededor de su figura, desató la energía y el entusiasmo en su campaña y consiguió disparar las donaciones y el registro de voluntarios. Lo que es más importante: obró una remontada en las encuestas, donde Trump había abierto cierta ventaja respecto a Biden hasta el relevo de candidatos, y donde ahora ella va ligeramente por delante del candidato republicano.
Una de las claves de ese ascenso fue eliminar la exposición de la candidata. Hasta la entrevista de este jueves, Harris no había dicho ni una sola palabra en campaña que no fuera leída.
Los esfuerzos por escapar de la prensa han sido utilizados por los republicanos como una línea de ataque contra Harris. Cuando por fin anunció esta semana que daría una entrevista, le criticaron por hacerlo acompañada por Walz. Es habitual que el 'ticket presidencial' dé una entrevista conjunta tras la convención -lo hicieron el pasado julio Trump y su elegido, J.D. Vance-, pero a Harris le afearon su «falta de confianza» en sí misma por ir con Walz.
El candidato a vicepresidente tuvo un protagonismo menor en la conversación, y apenas contestó preguntas sobre las polémicas que le acompañan por declaraciones en el pasado en las que exageraba o mentía sobre detalles de su servicio militar en la Guardia Nacional. O por otras contradictorias sobre los procesos de fertilidad usados por su mujer. «No pediré perdón por hablar con pasión, la gente sabe cómo soy»; zanjó.
Harris aprovechó la relevancia de la entrevista para hacer un anuncio destinado a conquistar el centro del electorado, donde se jugará buena parte de la elección: si llega a la Casa Blanca, elegirá a un republicano para un puesto en su Gabinete. «En mi carrera siempre he invitado la diversidad de opinión», explicó. «Es importante que haya gente donde se toman las decisiones más importantes que tengan visiones diferentes, experiencias diferentes».
La vicepresidenta quiso no dar importancia a los ataques personales que le ha dedicado Trump, como cuando puso en cuestión su pertenencia a la minoría negra. «Es la vieja estrategia de siempre», se limitó a decir. «Siguiente pregunta».
Otras preguntas llegaron, y algunas las esquivó Harris. Como la de si está a favor de un cambio de política sobre Israel y Gaza, a lo que se limitó a insistir en que «hay que llegar a un acuerdo» para el alto el fuego. O sobre la incongruencia de insistir durante meses en la capacidad de Biden de presentarse a la reelección para después acudir como su relevo, a lo que Harris solo respondió con elogios al actual presidente: «transformador», «exitoso», «generoso»...
Harris salvó el examen de su primera entrevista como candidata. Sin brillo, pero también sin errores. Fue una emisión de solo 27 minutos que no apunta a relanzar su candidatura, pero tampoco a lastrarla. Tendrá una prueba mucho más dura el próximo 10 de septiembre, en el primer -y quizá único- debate que mantendrá con Trump.
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