Putin admite por primera vez que los terroristas eran islamistas, pero insiste en la implicación de Ucrania
El juez envía a prisión preventiva a los cuatro arrestados por el atentado en Moscú
Los cuatro sospechosos de la masacre de Moscú comparecen ante la Justicia rusa con signos de violencia física
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha afirmado este lunes por primera vez que los autores del atentado contra el auditorio de Moscú son islamistas, pero sin descartar la implicación ucraniana. «Sabemos quién ha cometido esta atrocidad contra Rusia y su pueblo. Lo que nos ... interesa es saber quién la ha encargado», ha dicho, sugiriendo de nuevo que el Gobierno de Kiev pidió al comando terrorista que abriese fuego contra inocentes. «Es importante responder a la pregunta de por qué los terroristas, después de su crimen, han intentado huir a Ucrania. ¿Quién les esperaba ahí abajo?», ha insistido.
Por su parte, el expresidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad del país, Dimitri Medvédev, ha abogado este lunes por «matar a todos» los implicados en el atentado perpetrado el viernes en el Crocus City Hall de Moscú, incluidos «los que ayudaron» y los que «financiaron» el ataque, que dejó en torno a 140 muertos y cuya autoría ha sido reclamada por el grupo yihadista Estado Islámico.
«Todo el mundo me pregunta qué hacer. Fueron capturados. Bien hecho por parte de todos los que los capturaron. ¿Hay que matarlos? Es necesario, y así se hará, pero es mucho más importante matar a todos los implicados. A todos. A los que financiaron, a los que mostraron sus simpatías y a los que ayudaron», escribió en su cuenta de Telegram. «Matadlos a todos», añadió. Medvédev advirtió el domingo que las autoridades de Rusia «vengarán a todos» los muertos en el atentado y aseguró que «todos los implicados, independientemente de su país de origen y de su estatus, son ahora un objetivo prioritario y legítimo (…) esperad, bastardos».
Este domingo por la noche, el Tribunal Basmanni de Moscú decidió enviar a prisión preventiva a los cuatro arrestados por el atentado terrorista reivindicado por el Estado Islámico del pasado viernes en el Crocus City Hall, en donde, según un nuevo balance de víctimas no oficial, perecieron 144 personas. Se trata de Dalerdzhón Mirzóyev, de Saidakrami Rachabalizoda, que compareció en la sala del juzgado con parte de la cabeza vendada después de que le fuera cortada la oreja derecha durante el interrogatorio, de Shamsidín Fariduni y de Mujammadsobir Faízov, llevado allí en camilla y ropa de hospital.
Todos ellos, supuestamente procedentes de Tayikistán, aunque sus ciudadanías no han sido dadas a conocer oficialmente, aparecieron ante el juez con signos de haber sido golpeados. El domingo, se publicó un vídeo del interrogatorio de Faízov desde una unidad sanitaria de cuidados intensivos. El imputado tiene una lesión en el ojo, se le colocó un catéter y una bolsa de orina. Fue llevado al tribunal acompañado de médicos.
Once detenidos
El tribunal examinó el caso a puerta cerrada y falló mandarlos a prisión preventiva, de momento, hasta el 22 de mayo, periodo que será prolongado mientras no se fije la fecha del juicio. Al parecer, Rachabalizoda y Mirzóyev se reconocieron culpables, admitieron haber perpetrado la matanza. Las comparecencias de los cuatro ante el juez se llevaron a cabo en lengua tayika, mediante traducción al ruso. Se enfrentan a penas que podrían llegar a la cadena perpetua.
Así mismo, el Tribunal Basmanni ha dispuesto prisión preventiva hasta el 22 de mayo para la familia compuesta por Aminchón, Dilovar e Isroil, todos de apellidos Islómov. Resulta que Dilovar Islómov, que tiene nacionalidad rusa, nació en Dushanbé, la capital de Tayikistán, y trabaja como taxista fue quien vendió a los terroristas el vehículo con el que escaparon de la escena del crimen. En total, fueron detenidas 11 personas, así que aún tendrán que pasar por el mismo juzgado otros cuatro sospechosos.
A través de un nuevo comunicado del Estado Islámico, publicado por Al-Azaim, uno de sus medios de comunicación, el grupo yihadista amenaza directamente a Putin y promete más atentados para vengar las «torturas» infligidas a los autores de la matanza del pasado viernes en la periferia moscovita. Según fotos difundidas por el canal de Telegram Grey Zone, próximo en su día al disuelto grupo Wagner, uno de los acusados fue torturado con descargas eléctricas después de su arresto. En las imágenes distribuidas por el canal, un hombre con los pantalones bajados yace en el suelo de un gimnasio con cables extendidos hasta la ingle. El mismo canal fue el que sacó un vídeo en el que las fuerzas de seguridad golpeaban a los detenidos y a uno de los terroristas le cortaron la oreja derecha y lo obligaban a comérsela. El vídeo del Daesh va acompañado del comentario «esto les pasará a todos».
La publicación Baza asegura que el número de muertos se eleva ya a 144 y 97 personas continúan todavía hospitalizadas. Durante la noche fueron encontrados 17 fragmentos de cadáveres en el lugar del ataque terrorista. Varias decenas de personas siguen desaparecidas y muchos cadáveres aún no han sido identificados. Para determinar la identidad de muchos será necesario un análisis de ADN. Centenares de moscovitas acudieron el domingo, que fue día de luto, al Crocus City Hall a depositar flores en recuerdo de las víctimas en un memorial improvisado a la entrada del complejo.
El grupo yihadista amenaza directamente a Putin y promete más atentados para vengar las «torturas» infligidas a los autores de la matanza
Pero el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB) y la práctica totalidad de los medios oficiales rusos siguen insistiendo en la «complicidad» de Ucrania en el ataque sin haber mostrado una sola prueba de ello. Este lunes se le preguntó al portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, sobre la autoría y el vídeo difundido por el Daesh y no quiso culpabilizar por el momento a los yihadistas. «La investigación está en curso y la administración presidencial se equivocaría si hiciera comentarios sobre el desarrollo de las pesquisas. No lo haremos», subrayó Peskov, quien tampoco quiso decir nada sobre las acusaciones de tortura aplicada a los sospechosos. Negó además que el atentado pueda interpretarse como un «fracaso» de las fuerzas de seguridad rusas.
Por su parte, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, en una entrevista al diario Komsomólskaya Pravda, ha puesto en cuestión las afirmaciones de Estados Unidos de que detrás del atentado está el ISIS y no Ucrania. A su juicio, apuntar a los islamistas pretende «cubrir a sus pupilos de Kiev». Mientras tanto, según fotografías difundidas en las redes sociales, las bombas que la aviación rusa está utilizando en sus incursiones contra territorio ucraniano, llevan ya inscripciones de venganza por lo sucedido en el Crocus City Hall como «¡Esto va por el Crocus!».
Acusaciones a Ucrania
Los terroristas fueron detenidos el sábado a una veintena de kilómetros de la frontera con Bielorrusia y a más de cien kilómetros de Ucrania. Ese mismo día, el presidente Vladímir Putin dijo en un mensaje a la nación que «del lado ucraniano, según datos preliminares, habían preparado una ventana para que pudieran atravesar la frontera».
Según una cronología elaborada por canales de Telegram opositores, los atacantes llegaron al Crocus City Hall a las 19:55. Entraron al edificio y abrieron fuego contra los guardias de seguridad y la gente en el vestíbulo. Los espectadores en la sala de conciertos escucharon los disparos a las 19:58. Después de 3 minutos, los atacantes entraron en la sala y comenzaron a disparar, mientras al mismo tiempo prendían fuego a los sillones de la sala de concierto. A las 20:13, los atacantes abandonaron el Crocus y huyeron en un Ranault Symbol. A las 20:25 se inició un fuerte incendio en el edificio, y un minuto después llegaron al lugar los servicios de emergencia. En ese momento todavía no habían aparecido los bomberos. A las 20:30, llegaron policías y ambulancias. Las fuerzas especiales de intervención rápida, SOBR y OMON, llegaron al Crocus 54 minutos después de que los terroristas se hubieran marchado. El SOBR entró al edificio a las 21:39.
«¿Hay que matarlos? Es necesario, y así se hará, pero es mucho más importante matar a todos los implicados», ha afirmado Medvédev
El ataque terrorista del viernes se ha convertido, en número de víctimas, en el más importante que padece Rusia en las últimas décadas después del secuestro en la escuela de Beslán (Osetia del Norte) en septiembre de 2004, cuando el número de muertos se elevó a 334. El ataque terrorista contra el Teatro Dubrovka de Moscú (durante el musical 'Nord-Ost') se saldó con 128 víctimas. En la explosión de un edificio residencial en la avenida Kashírskoye de la capital rusa, el 13 de septiembre de 1999, murieron 124 personas. Pocos días antes, el 8 de septiembre de 1999, otra gran bomba en una vivienda en el barrio moscovita de Pechátniki acabó con la vida de 106 personas. Todos estos atentados se atribuyeron a grupos yihadistas de Chechenia, aunque los de Kashírskoye y Pechátniki, según denunció el exagente del FSB, Alexánder Litvinenko, asesinado en Londres con Polonio en noviembre de 2006, fueron sus antiguos compañeros de los servicios secretos rusos lo que lo perpetraron. Así lo relata en su libro bajo el título 'El FSB hace estallar Rusia'.
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