Ucrania, nuestro baluarte

Fracasado el intento de Putin de tomar Ucrania en una 'blitz krieg', guerra relámpago, la lucha se concentra ahora en el Donbass, la franja fronteriza con Rusia, ocupada por los invasores en el primer empellón y reconquistada por los ucranianos, una vez reorganizada su defensa aprovechando el conocimiento del terreno y su moral más alta. Se lucha no ya ciudad por ciudad, pueblo por pueblo, sino casa por casa, la mayoría semi destruidas.

Mucho se ha hablado de que Putin quería hacerse con esa región, lo que le garantizaría poder retener la península de Crimea, que ocupó en 2014, y plena libertad en el Mar Negro. Pero pese a concentrar allí sus mejores tropas, entre ella, el grupo Wagner, mercenarios contratados por un magnate próximo al Kremlin, además de presos a quienes se ha prometido la libertad si se alistan, las bajas que están teniendo son considerables. También las tienen los ucranianos, dispuestos no sólo a resistir sino a expulsar a los invasores.

Con la que llegamos a la gran incógnita de esta guerra: ¿va a convertirse en una guerra de trincheras, al no poder Rusia perderla y no darse los ucranianos, apoyados por Occidente, por vencidos? Una perspectiva nada agradable para Putin ya que en un duelo como éste, que recuerda el de David contra Goliat, una tablas significan la derrota del gigante, algo que, como queda dicho, Putin no puede ni quiere permitirse.

Sólo me queda añadir una advertencia: aunque los españoles estamos en la otra punta de Europa y enzarzados en nuestras guerras particulares que parecen encantarnos, Ucrania no será un Sarajevo ni su guerra una nueva Guerra Fría. Puede que ni siquiera la Tercera Guerra Mundial, sin vencedores ni vencidos. A todos los interesa que acabe pronto. Elija cada uno el vencedor.