Jamenei cumple 85 años como líder supremo y sin reemplazo claro en Irán
Sea quien sea su sucesor, el camino de la reforma interna del sistema teocrático parece cerrado
La amenaza en hebreo del líder supremo de Irán Alí Jamenei: «Israel será destruido en cuestión de días»
El líder supremo de Irán, Alí Jamenei, tras el inicio del ataque: «El régimen sionista será castigado»
![El líder supremo israelí, Ali Jamenei](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/04/19/alijamenei-RTPibuFz8tYU81471esOQQO-1200x840@diario_abc.jpg)
Ali Jamenei, líder supremo de Irán, cumple hoy 85 años en pleno pulso de fuerza con Israel. La ocasión sirve para reavivar algunas dudas sobre el estado de salud del primer ayatolá del país por la opacidad del régimen. Y por encima de ... todo, la incógnita de su sucesión.
El sistema sucesorio previsto en la República islámica de Irán establece que el líder supremo sea elegido por la Asamblea de Expertos, un cuerpo formado por 88 jerarcas del chiismo -secta del islam mayoritaria en Irán pero minoritaria en el mundo musulmán-. Las recientes elecciones para renovar el máximo órgano de poder reflejaron un claro predominio de clérigos de la ´línea dura', partidarios de reforzar el control social y la represión, y el enfrentamiento con Israel en política exterior.
No existe, lógicamente, ningún tipo de campaña interna ni publicidad de candidatos a la sucesión de Jamenei, a su vez primer sucesor de Jomeini, el creador del sistema. No obstante, es un secreto a voces que el favorito para la sucesión del líder supremo es el segundo hijo de Jamenei, Mojtaba, de 54 años.
Mojtaba tiene una ventaja añadida: fue durante años 'capellán' de la Guardia Revolucionaria, el cuerpo militar ideológico del país. Reúne por tanto credenciales religiosas -formación como su padre en el seminario principal chií de Qom-, y militares, en un momento en el que aparece más clara que nunca la alianza de poder entre el clero chií y el Ejército.
No hereditario
El inconveniente más claro es la relación paterno-filial. Muchos en el régimen integrista iraní rechazan la posibilidad de restablecer una dinastía con vínculos de sangre. Al fin y al cabo, Jomeini se levantó en su día, arrastrando consigo a muchas capas del pueblo, para derribar la dinastía de los Pahlavi.
Existe también el paralelo, igualmente detestable para el clero chií, de las monarquías árabes del Golfo. La más comparable con el sistema fundamentalista iraní, por su modelo de Sharía, ley islámica, y su aparato policial represor, es la saudí. No obstante, el régimen de los Saud representa un sistema mixto de alianza entre una dinastía laica y el clero de la secta radical suní de los wahabíes. En Irán en cambio todo el poder reposa en los religiosos chiíes.
En ese contexto de rechazo al hijo de Jamenei, los analistas citan un segundo candidato con posibilidades en la sucesión. Es el actual presidente de la república, Ebrahim Raisi, que está poniendo su prestigio en juego con el actual enfrentamiento directo e inédito con Israel. Raisi representa el regreso al poder, en el núcleo del clero chií, del sector más duro. Es hijo de un clérigo iraní conocido por su campaña para prohibir la música por motivos religiosos.
Lucha entre bastidores
Jamenei cumple 85 años con este doble escenario: la lucha entre bastidores entre partidarios de Mojtaba y de Raisi, y el intercambio de golpes, con drones y misiles, con su archienemigo regional, Israel.
El líder supremo es originario de la ciudad iraní de Mashad, está casado y tiene seis hijos. Hizo sus estudios religiosos en la 'ciudad santa', Qom, donde coincidió con el ayatolá Jomeini y pasó a convertirse en su sombra. A la muerte del fundador de la república, en 1989, Jamenei se hizo con el poder sin rivales. Irán, que cuenta actualmente con casi 90 millones de habitantes, estaba entonces devastado después de la larga guerra contra el Irak de Sadam Husein.
El líder supremo es originario de la ciudad iraní de Mashad, está casado y tiene seis hijos
En aquellos años de fin de milenio, el ayatolá Jamenei puso a prueba lo que llamó 'paciencia estratégica' para evitar el choque directo con Estados Unidos e Israel. Su política fue siempre favorecer las milicias antiisraelíes, en particular Hizbolá en el Líbano, para que hicieran el trabajo más directo. Esa vía parece haberse agotado tras el reciente ataque de Israel contra el Consulado de Irán en Damasco, que desencadenó una de las más furiosas reacciones de Jamenei y su promesa de «castigo al enemigo sionista».
Sea quien sea su sucesor, hay pocas esperanzas de reforma en el interior del régimen teocrático iraní. El enfrentamiento abierto con Israel se acompaña de la represión de la protesta interna. El malestar social existente -y no solo entre las mujeres por la imposición del velo- es una realidad que puso de evidencia la altísima abstención en las recientes elecciones.
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