Israel rechaza la propuesta de Hamás y lanza la operación en Rafah

Israel no sólo no acepta las condiciones de Hamás, que planteaba un alto el fuego en tres fases de 45 días para liberar a los rehenes, sino que lanza la operación contra Rafah, última ciudad de Gaza que queda por asaltar y una ciudad en la que han encontrado refugio más de un millón de personas. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, alertó de que les que está «especialmente alarmado» por la operación militar en Rafah porque «tal acción aumentaría exponencialmente lo que ya es una pesadilla humanitaria con incalculables consecuencias regionales».

Poco antes de la comparecencia de Netanyahu, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, ya expresó su disconformidad con el escenario planteado por el enemigo. «La respuesta de Hamás fue formulada para que Israel la rechazara (…) Su posición conducirá a la continuación de la guerra y pronto enviará nuestras fuerzas a otros lugares de Gaza», adelantó Gallant poco antes de que el primer ministro fijara Rafah como próximo objetivo.

Después de días de espera Hamás respondió el martes a la propuesta presentada por Qatar, Egipto y Estados Unidos con una hoja de ruta basada en tres fases de 45 días cada una a cuya conclusión Israel debería retirar todas sus fuerzas de Gaza, según un documento a que tuvo acceso la agencia Reuters y el diario libanés 'Al Akhbar'. La contrapropuesta del grupo islamista distaba mucho del objetivo de «victoria total» que persigue Israel, pero abría la puerta a la liberación de los cautivos que quedan en la Franja.

El gran debate interno en la sociedad israelí sobre los cautivos es si se está dispuesto a pagar el precio de sus vidas a cambio de seguir con la guerra para acabar con Hamás. Lo que cada día parece más claro es que la vía militar no sirve para sacarles con vida. En Gaza quedan un centenar de cautivos israelíes y los cuerpos de más de treinta, según las últimas estimaciones ofrecidas por Israel.

La primera pausa de los combates de 45 días contemplada por los islamistas serviría para liberar a todas las mujeres israelíes rehenes, excepto las militares, hombres menores de 19 años, ancianos y enfermos, que serían intercambiados por mujeres y niños palestinos detenidos en cárceles israelíes. Las fuerzas israelíes se retirarían de las ciudades de Gaza y comenzaría la reconstrucción de hospitales y campos de refugiados. Hamás también exige que en la primera fase se libere a otros 1.500 prisioneros, quinientos de ellos presos que cumplen condenas de larga duración, y se permita a los gazatíes regresar a sus lugares de origen en la Franja.

En el segundo paso saldrían los cautivos varones restantes a cambios de un número sin concretar de prisioneros palestinos y las fuerzas israelíes abandonarían Gaza por completo. En la tercera fase se llevaría a cabo el intercambio de cuerpos entre ambas partes. Este plan por fases fue rechazado de manera frontal por Israel.

En una entrevista concedida al canal libanés Al Mayadeen, medio próximo a Hizbolá, Ghazi Hamad, alto cargo de Hamás, dijo que «Israel quiere liberar a todos los rehenes y luego tener la libertad absoluta de volver a la guerra y a matar y asesinar (…) Lo que necesitamos es un texto que garantice claramente un alto el fuego integral y la retirada de las fuerzas de ocupación». Desde Estados Unidos tratan de presionar a Hamás a través de Qatar y Egipto para que acepte una pausa y libere cautivos, pero los islamistas desconfían y exigen garantías porque saben que es la última carta de presión que tienen frente a un enemigo infinitamente superior.

Había expectación por conocer la reacción israelí al texto de Hamás. El rabino conservador Uri Ayalon, consultado por este medio en Jerusalén, comentó que «la mayoría entiende que no puede volver a sus casas, hacer sus cosas si no se termina con Hamás y es algo que lo sabemos todos, de izquierda o derecha. El 7 de octubre lo cambio todo y si no acabamos con Hamás, no hicimos nada, pero los rehenes son prioridad para todos, liquidar a Hamás se podrá hacer también después y nos darán razones para hacerlo. Sería más bien pagar el precio de una tregua ahora y luego seguir». De momento, ese acuerdo que sirva para liberar a los rehenes en un intercambio tendrá que esperar.