Israel e Irán se la juegan en la ruleta de los ataques y las respuestas
El gabinete de guerra de Israel se ha reunido en dos ocasiones en las últimas 48 horas para decidir cuándo y cómo responder
El embajador iraní en España advierte a Israel: «Otro ataque significará una respuesta más fuerte»

La noche del sábado Irán lanzó más de trescientos drones y misiles contra Israel. Fue un ataque con previo aviso al enemigo que dejó doce heridos y daños leves en una base aérea del desierto del Neguev. Los analistas militares aplauden el éxito del ... sistema de defensa aérea israelí, que contó con apoyo de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Jordania, casi nada. A primera vista la venganza anunciada por Teherán fue un fracaso, pero para Oriente Próximo supone un paso más en la carrera de superación de líneas rojas que está en marcha desde el 7 de octubre. Una carrera donde el umbral del dolor y el horror parece no tener límite con cada nuevo episodio, una carrera que ahora centra su atención en el cara a cara entre iraníes e israelíes.
El gabinete de guerra de Israel se ha reunido en dos ocasiones en las últimas 48 horas para decidir cuándo y cómo responder, porque los miembros de este gabinete no tienen dudas de que hay que devolver el golpe al enemigo. El Canal 12 de la televisión israelí informó que se discutieron varias opciones de represalias «dolorosas» para Irán, pero que no desencadenen una guerra regional. Pese a la oposición de Estados Unidos, que adelantó que no tiene intención de participar en la respuesta a la república islámica, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, dijo a su homónimo estadounidense, Lloyd Austin, que «no tenemos otra opción que responder». La duda es saber cuándo y si será una operación quirúrgica o no.
Normalizar lo anormal
El 7-O Hamás, otras facciones palestinas y civiles que salieron de Gaza en medio del caos mataron y secuestraron a más de 1.200 personas, la mayoría civiles, en las comunidades próximas a la verja de separación de Gaza. La defensa de Israel hizo aguas y todos se echaron las manos a la cabeza por el ataque de unos seres humanos convertidos en fieras después de quince años de encierro en una Franja cercada por tierra, mar y aire y bombardeada de forma sistemática. El bloqueo total se había normalizado e Israel se había acostumbrado a convivir con el lanzamiento de cohetes. El grado de amenaza era tan asumible que incluso se organizaban festivales de música a las puertas de esta enorme cárcel al aire libre como es Gaza.
En lugar de apelar a los servicios de Inteligencia y armas de precisión para localizar y asesinar a los cerebros del 7-O, Benjamín Netanyahu dio luz verde a una venganza con tintes bíblicos que ha llevado a que la Corte Internacional de Justicia investigue si está cometiendo un genocidio. Israel ha endurecido el bloqueo, matado a 33.000 personas, la mayoría mujeres y niños, bombardeado hospitales y escuelas de la ONU, asesinado a casi doscientos trabajadores humanitarios, a un centenar de periodistas y trabajadores de medios de comunicación y recurrido al hambre como arma de guerra. Todo ello como «legítima defensa» y con el paso cerrado a la prensa internacional. Dirigentes y mandos militares israelíes han normalizado esta estrategia que explican sin pudor ante los micrófonos.
Hamás también asume la venganza de Israel como algo normal y pese a los miles de muertos y el nivel de destrucción, se mantienen firmes en su exigencia de alto el fuego definitivo y no aceptar treguas humanitarias temporales. Los altos mandos permanecen en los túneles o en Qatar, mientras los civiles mueren como moscas bajo las bombas. Esta situación también la tienen normalizada los propios gazatíes, que son quienes mejor conocen cómo funciona el estado profundo que gobierna la Franja.
Golpe a Irán
Desde el 7-O Israel ha acusado a Irán cada vez que ha podido de estar detrás de la preparación y financiación de Hamás, como parte del llamado 'Eje de la resistencia'. Durante los últimos seis meses se ha intensificado el intercambio de golpes entre Israel y Estados Unidos y los miembros de este eje liderado por la república islámica como Hizbolá, las milicias chiíes de Irak o los hutíes de Yemen. La guerra irregular diseñada por el general Suleimani, asesinado por orden de Donald Trump en 2020, ha puesto en llamas la región y alterado el mercado mundial con los ataques de los hutíes contra cargueros en el Mar Rojo.
Además de pegarse con los aliados, Israel no rehúye el combate con Irán y el 1 de abril bombardeó su consulado en Damasco, sin aviso previo ni siquiera a su aliado estadounidense. ¿Para qué? Habría pensado un Netanyahu cercado por las críticas internas y externas y presionado por Joe Biden para permitir la entrada de más ayuda a Gaza. La política de hechos consumados le ha ayudado a superar todas las crisis a las que se ha enfrentado y la aplica a rajatabla. Ese bombardeo cruzaba una línea roja y los iraníes respondieron cruzando otra.
El juego de ataques y respuestas entre dos potencias militares en manos de figuras como Alí Jamenei y Netanyahu es un peligro global que solo se puede terminar por la vía diplomática. Ni Israel, ni Irán aceptan de manera oficial tener el arma atómica, pero pocos dudan de que los israelíes la tienen y los iraníes posiblemente la tengan, o estén muy cerca. La «legítima defensa» a la que apelan unos y otros ha bestializado la situación hasta límites desconocidos hasta ahora y los dos gallos de la región se citan en la arena ante la atenta mirada de todos unos vecinos que contienen la respiración.
La disuasión es clave en una parte del mundo en la que si muestras un signo de debilidad estás muerto y desde el 7-O Israel se revuelve para intentar recuperar la disuasión perdida por el golpe de Hamás. «Estamos más locos de lo que imaginan y estamos preparados para soportar las consecuencias de la guerra si es necesario», declaró un alto funcionario iraní a Finantial Times poco después del lanzamiento de trescientos drones y misiles contra Israel. Unas palabras similares a las que pronunció el ministro de Seguridad israelí, Itamar Ben Gvir, quien recurrió a una frase muy popular que dice algo así como que «para lograr la disuasión en Oriente Medio el patrón tiene que volverse loco». ¿Quién estará más loco de los dos?
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