ISRAEL EN GUERRA
Un informe de EE.UU. denuncia abusos de derechos humanos por parte de Hamás en Gaza
La milicia que controla la Franja llevó a cabo al menos 74 detenciones arbitrarias en un año, especialmente de activistas, miembros de Al Fatá, periodistas y personas sospechosas de tener vínculos con Israel
Raz Gaster, superviviente del festival atacado por Hamás: «Todo el mundo que giró a la derecha se topó con los terroristas. Yo giré a la izquierda y eso me salvó»
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Bajo el régimen de Hamás en la franja de Gaza, se persigue a disidentes, se impone una interpretación fundamentalista del islam que resulta en discriminación de género y restricciones a las mujeres, se persigue a los homosexuales y se practica ampliamente la corrupción y ... el nepotismo. La violencia doméstica también es un problema destacado, con altas tasas de mujeres afectadas y sin opción de pedir amparo a las autoridades. Son esas parte de las conclusiones de un reciente informe oficial norteamericano sobre los derechos humanos en Israel y Palestina que el gobierno de EE.UU. emplea en la elaboración de su política con respecto al conflicto.
Tal y como ha repetido Joe Biden en sus abundantes intervenciones sobre el conflicto abierto por el ataque terrorista de Hamás en Israel, el objetivo de EE.UU. es apoyar a sus socios israelíes en una respuesta centrada en responder los islamistas, que son responsables, a ojos de Washington, de la muerte de civiles israelíes y la opresión de su propio pueblo. Tal y como dijo el presidente el 13 de octubre, «la gran mayoría de los palestinos no tienen nada que ver con los ataques lamentables de Hamas, y también están sufriendo por ellos». Según dijo el jefe diplomático de EE.UU., Antony Blinken, durante una visita el fin de semana a Arabia Saudí: «Hamás no representa al pueblo palestino ni sus aspiraciones de futuro. Hamás es un grupo terrorista. Su única agenda es destruir el estado de Israel y asesinar a judíos. Y es importante que el mundo entero lo vea así. Es un momento importante para la claridad moral sobre Hamás».
El informe diplomático, elaborado de forma anual, recoge la actualización de denuncias de violaciones contra las libertades fundamentales en 2022, y fue presentado por el departamento de Estado el pasado marzo. En él se recogen primero las denuncias sobre la ocupación israelí de Cisjordania y el bloqueo de Gaza, con abusos como la detención arbitraria y la negación de la libertad de movimiento. Según figura en ese informe, mientras que las denuncias de abusos de Israel se centran en la ocupación y en medidas de seguridad, las de Hamás se centran en preservar el control interno, el dominio social, y la discriminación de género.
La diplomacia norteamericana cuenta con abundantes pruebas de esos supuestos abusos en Gaza. Por ejemplo: en julio de 2022, las Brigadas Al Qassam de Hamás secuestraron a dos hermanos en Gaza y los detuvieron cuatro días, uno fue disparado en el abdomen y la policía no respondió a las quejas de la familia. En junio, las fuerzas de Hamás detuvieron a Salem Sabah, presidente de la Universidad de Palestina, por un conflicto con el Ministerio de Educación, él inició una huelga de hambre y fue liberado al día siguiente. En enero, la Agencia de Seguridad Interna en Gaza interrogó a un periodista sobre una campaña para mejorar una clínica.
Según esas denuncias, Hamás llevó a cabo al menos 74 detenciones arbitrarias en Gaza en un año, especialmente de activistas, intelectuales, miembros del partido Al Fatá, periodistas y personas sospechosas de tener vínculos con Israel. También censuró las redes sociales y persiguió a disidentes políticos, según informes de organizaciones de la sociedad civil. Estudiantes y profesores que participaron en programas culturales y educativos se enfrentaron a interrogatorios de Hamás. En un punto, la policía turística detuvo una fiesta por mezcla de géneros y los agentes de seguridad interrumpieron una actuación de danza, porque bailaba una menor de 14 años.
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El informe del departamento de Estado de EE.UU. resume: «Informes creíbles señalan asesinatos ilícitos o arbitrarios por parte del personal de Hamás; tortura o tratos crueles, inhumanos o degradantes; detenciones arbitrarias; problemas graves con la independencia del poder judicial; interferencia arbitraria o ilícita con la privacidad; restricciones serias a la libertad de expresión, incluida la violencia y amenazas contra periodistas; censura y criminalización de la difamación; restricciones significativas a la libertad de internet; interferencia sustancial con la libertad de reunión pacífica y asociación; restricciones irrazonables a la participación política; corrupción gubernamental grave; falta de investigación y responsabilidad por violencia de género; delitos y amenazas de violencia motivadas por el antisemitismo; reclutamiento y uso ilícito de niños soldados; delitos contra personas LGBTIQ+; y las peores formas de trabajo infantil».
Este tipo de denuncias, sostenidas e intensificadas desde que Hamás tomara el control total de Gaza en 2007, fueron motivo para que Donald Trump cortara toda la ayuda de EE.UU. al pueblo palestino en 2020. Según dijo entonces la Casa Blanca en el documento en que detallaba su nuevo plan de paz: «Gaza tiene un potencial notable pero se enfrenta a desafíos significativos debido al control de Hamás, Yihad Islámica Palestina (PIJ) y otros grupos contrarios a Israel. Estas organizaciones no han mejorado el bienestar de los residentes de Gaza. A medida que han ganado influencia y han escalado sus actividades, las dificultades que enfrenta la población de Gaza han empeorado». Añadía el equipo de Trump: «Para alcanzar una paz integral, depende del pueblo palestino dejar claro que rechazan las ideologías de destrucción, terror y conflicto, y unirse para un futuro mejor para todos los palestinos».
Al volver a la Casa Blanca, el Partido Demócrata restableció la financiación de los palestinos. En 2021, el equipo de Biden dio una ayuda total a programas humanitarios en Cisjordania y Gaza de 360 millones de dólares, unos 340 millones de euros, una cifra modesta en comparación con otras donaciones. No se cede dinero a Hamás o el gobierno de Gaza, sino a las autoridades en Cisjordania y grupos de ayuda social y humanitaria.
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