Las imputaciones no erosionan a Trump, el favorito republicano en las primarias
El exmandatario sigue siendo el posible candidato para presentarse a las próximas elecciones
Trump afronta su causa más grave: el ataque a la democracia de EE.UU.
Las causas penales contra Donald Trump se verían con otros ojos y tendrían otra importancia si no fuera por el factor que más complica el escenario: el multimillonario neoyorquino es la figura principal del partido republicano y su favorito para conseguir la nominación ... como candidato a la presidencia en las elecciones de 2024.
El resultado es una paradoja con la que tiene que convivir EE.UU., la democracia más vieja y estable del mundo: una de las dos personas con más posibilidades de acceder a la presidencia del país –el otro es Joe Biden– está también acusada de atacar un cimiento básico de su sistema democrático.
Esta circunstancia horroriza al electorado demócrata y, hasta el momento, refuerza el peso de Trump en el republicano, que comulga con la idea de la «caza de brujas» al expresidente. El mismo día del anuncio de la imputación, cuando esta ya se daba por descontada, una encuesta de New York Times/Siena College mostraba el dominio apabullante de Trump frente a sus rivales en las encuestas: el expresidente acumula el 54% de los apoyos de los votantes republicanos, a mucha distancia del que se antojaba como gran rival, Ron DeSantis, gobernador de Florida, que solo obtiene el 17%. El resto de candidatos –incluidos Mike Pence, que fue su vicepresidente; Tim Scott, senador por Carolina del Sur; y Nikki Haley, que fue su embajadora ante la ONU– no pasan del 3%.
En la hipotética confrontación con Biden en la elección general, el sondeo apunta a empate técnico, cada uno con 43% de los apoyos.
La conclusión es que el asedio judicial, rodeado de una atención mediática enorme, que sufre Trump no solo no le ha erosionado, sino que incluso le ha impulsado, como ya se percibió en las anteriores imputaciones.
Ante ese apoyo popular, los líderes republicanos rehuyen las críticas a Trump, aunque muchos de ellos son los mismos que se atrevieron a hacerlo cuando el asalto al Capitolio estaba caliente, antes de comprobar que aquel episodio no cambió el apoyo de las bases trumpistas.
Apenas se encuentran excepciones entre quienes son sus rivales en primarias y para quienes las evidencias aportadas por la fiscalía deberían ser una línea de ataque. Pence, pieza central en la investigación, apenas atrevió a formular una crítica: «La imputación de hoy sirve como un recordatorio importante: todo aquel que se ponga por encima de la Constitución no debería ser nunca presidente de EE.UU.», dijo en un comunicado. DeSantis, por su lado, se limitó a criticar la utilización partidista de la justicia, pero sin entrar en los méritos de los cargos contra Trump. Chris Christie, exgobernador de New Jersey y sin ninguna opción para conseguir la nominación, es de los pocos combatientes contra el expresidente y calificó lo ocurrido en 2020 como «una desgracia que recae sobre todo en Trump».
Desde el Congreso, algunos tomaron una vía intermedia: en lugar de salir en defensa clara de Trump, utilizaron el episodio para atacar a Biden. Es el caso de Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes, que aseguró que la imputación es un intento de distraer la atención sobre la supuesta trama de corrupción del presidente y su hijo díscolo, Hunter.
El escenario es igual que antes de los nuevos cargos: Trump es intocable para la gran mayoría del electorado republicano y los líderes del partido tratan de encontrar acomodo en esa realidad.
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