La histórica amistad entre la Sudáfrica 'post-apartheid' y la 'causa palestina'
Las relaciones entre Tel Aviv y Pretoria están marcadas por tensiones que se remontan a los 60
Sudáfrica considera que arrestar a Putin en la cumbre de los BRICS sería «una declaración de guerra»
Rusia y Sudáfrica comienzan maniobras en el Índico en el aniversario de la guerra en Ucrania
Presentación de la denuncia de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia
A lo largo de del jueves, Sudáfrica presentó en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, la máxima instancia judicial de las Naciones Unidas, una denuncia contra Israel por el presunto genocidio que sus tropas están cometiendo en la Franja de Gaza. A ... pesar de la reacción airada de Tel Aviv, que acusó a los sudafricanos de actuar a favor de Hamás, lo cierto es que las relaciones entre movimientos 'anti-apartheid' y los líderes de la 'causa palestina' siempre han sido estrechas, como prueba la enorme proximidad entre los fallecidos Nelson Mandela -que se dejó fotografiar en alguna ocasión con una 'kufiya' anudada al cuello- y Yasser Arafat.
El sentimiento compartido de desdicha crea extraños compañeros de viaje. Los intereses de los sudafricanos y los palestinos se entrelazaron en la segunda mitad del siglo XX, cuando la población negra sufría por culpa del régimen del 'apartheid', que segregaba a los no-blancos y les despojaba de los derechos más básicos. Durante esos años, el Congreso Nacional Africano, la formación clandestina en la que militaba Mandela, se acercó a los palestinos, que se sentían maltratados por el denominado «colonialismo israelí».
Como recordaba en un artículo el medio 'DW', Israel mantuvo durante los años 50 y parte de los 60 una política de acercamiento y buena sintonía con los países africanos, que en esas décadas alcanzaban su independencia y dibujaban sus nombres, fronteras y banderas en los mapas y atlas del mundo, al igual que había hecho el joven Estado judío en mayo de 1948.
Sin embargo, el entendimiento se rompió después de la guerra de los Seis Días (1967), cuando el Ejército israelí logró una contundente y rápida victoria contra la coalición de países árabes que lo habían atacado y ocupó varios territorios que todavía hoy son puntos calientes y zonas en disputa: la península del Sinaí, que fue devuelta a Egipto en febrero de 1982 en el marco de la firma de los acuerdos de Camp David; los Altos del Golán, arrebatados a Siria y todavía en manos israelíes; y Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Este, donde desde el pasado 7 de octubre se reproducen los episodios de violencia, también frecuentes antes del día de los atentados que comenzaron la guerra.
Visitas controvertidas
A medida que Israel y el Congreso Nacional Africano se convertían en dos fuerzas antagónicas, se sucedía un rosario de episodios controvertidos que todavía hoy causan polémica y cuyo recuerdo es tan incómodo como una mancha en un mantel blanco. En mayo de 2010, el periodista Sasha Polakow-Suransky publicó 'The Unspoken Alliance: Israel's Secret Relationship with Apartheid South Africa' ('La alianza tácita: la relación secreta de Israel con la Sudáfrica del apartheid'), una obra en la que afirmaba, tras consultar miles de documentos inéditos, que Tel Aviv se había llenado los bolsillos con la venta de armamento a Pretoria durante los años más crudos de la segregación.
A medida que Israel y el Congreso Nacional Africano se convertían en dos fuerzas antagónicas, se sucedía un rosario de episodios controvertidos que todavía hoy causan polémica
La polémica suscitada por la obra acabó salpicando a Simon Peres, el carismático líder socialdemócrata que ocupó el cargo de ministro de Defensa de Israel entre septiembre de 1975 y marzo de 1977. En 2010, el diario 'The Guardian' sacó a la luz uno de los documentos con los que había trabajado Polakow-Suransky, en el que aparentemente se demostraba que Peres había ofrecido armas nucleares a su homólogo sudafricano, P.W. Botha.
Del mismo modo, en abril de 1976, el entonces primer ministro de Sudáfrica, John Vortster, se desplazó a Israel, donde se reunió con Isaac Rabin, entonces primer ministro, además de con el militar Moshe Dayan y el propio Peres. De manera significativa, el diario 'The New York Times' se hacía eco del viaje diplomático, aventurando que probablemente tuviera como auténtico objetivo «una importante ampliación [...] del suministro de armas».