Herschel Walker, el candidato al Senado antiabortista que pagó un aborto

Trump está inmunizado frente a la controversia -la mejor prueba: el asalto al Capitolio no melló su poder en el partido republicano-, pero está por ver que otros tengan los mismos anticuerpos. Se comprobará dentro de menos de un mes en las elecciones legislativas. Uno de los que buscan escaño en el Senado es Herschel Walker, candidato republicano por Georgia y protagonista de una historia de pecado y redención en el sur de EE.UU. Solo le falta de fondo el punteo de una 'steel guitar'.

Walker , de 60 años, es una de las figuras más populares de Georgia. Fue ídolo del deporte universitario, la gran estrella del equipo de fútbol americano de la Universidad de Georgia y ganador en 1982 del trofeo Heisman al mejor jugador del país. Después hizo carrera -con menos brillo- en la liga profesional, la NFL.

De ideología conservadora, Walker parecía un candidato ideal para el partido republicano en Georgia, donde, como en tantas otros estados sureños, el domingo está consagrado a la iglesia y al fútbol americano.

El futbolista hizo sus pinitos a mediados de la década pasada y no tardó en abrazar la fe de Trump. El expresidente ha sido su gran valedor y se esperaba que, como uno de los escasos candidatos negros del partido republicano, sirviera para que los conservadores recuperaran este año uno de sus dos senadores en el Congreso, que perdieron en 2020, en parte por la movilización de la minoría negra.

Pero el pasado se cruzó en el camino de Walker. Como candidato, ha defendido la prohibición del aborto, sin excepciones. Como persona, parece que ha visto la interrupción voluntaria del embarazo con mejores ojos. 'The Daily Beast' publicó este mes que Walker pagó el aborto a una mujer con la que tuvo una relación en 2009.

La mujer aportó del cheque que le envió Walker, un recibo de la operación médica y una tarjeta que le mandó el exfutbolista tras la intervención. Walker dijo que era una «mentira completa». Algunos días después, 'The New York Times' detalló que Walker había pedido a esa misma mujer que volviera a abortar dos años después. Ella decidió tener el hijo y ha denunciado que Walker, que ha cargado contra los «padres ausentes» en las familias, no ha hecho caso a su vástago, apenas le ha visto tres veces y que solo ha pagado la manutención exigida por los juzgados.

Walker ha tenido varios hijos con varias mujeres. El mayor de ellos, Christian, de 22 años, un conservador con presencia en redes sociales, que le apoyó al comienzo de su campaña, le acusó de hipócrita tras conocer las alegaciones: «Cómo te atreves a mentir y actuar como si fueras un hombre con moral, cristiano, recto», escribió. Ayer, una campaña demócrata utilizó esas palabras en un vídeo contra Walker.

Los pesos pesados republicanos y muchos líderes religiosos -sobre todo, evangélicos- no han dado la espalda a Walker. Los primeros consideran el episodio una maniobra demócrata. Los segundos han aprendido a sacar fruto de las ovejas descarriadas. El mejor ejemplo es, de nuevo, Trump: un ligón impenitente, que dice toquetear las partes íntimas de las mujeres cuando le viene en gana y en su tercer matrimonio.

Pero le apoyaron en campaña y él cumplió: colocó jueces conservadores en el Tribunal Supremo, que este veranos acabaron con las protecciones constitucionales del aborto. Walker confía ahora en que su redención -«estoy salvado por la gracia», dice en su último anuncio- le dé la victoria en las urnas.