Hermanos Musulmanes, el gran ausente de la elección trucada que vive Egipto
El movimiento islamista, que gobernó en El Cairo apenas un año, sigue manteniendo una vasta red de organizaciones y es fuente de inspiración de Hamás
Diez años del golpe militar que aupó al poder de Egipto al 'faraón' Al Sisi
![Una mujer vota en una mesa electoral, el segundo día de las elecciones presidenciales en Giza, Egipto](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2023/12/11/elecciones-egipto-RClKoeLGKlRbpUAhp0wLxPO-1200x840@abc.jpg)
Posiblemente, ningún movimiento del universo del islam recoge tan bien el mensaje del islamismo -la teoría política creada hace un siglo que propone regresar al modelo social de Mahoma en el Medievo- como el de los Hermanos Musulmanes de Egipto, gran ausente en el simulacro de elecciones ... que se llevan a cabo en el país hasta mañana martes.
El gran ideólogo del movimiento islamista ilegalizado, el egipcio Al Qutab, fuente de inspiración de otros grupos fundamentalistas, murió en una cárcel de Nasser. Hermanos Musulmanes es, por otra parte, el único partido islamista que ha ganado una elección presidencial en las urnas, la celebrada en Egipto en 2012.
Por eso les teme tanto el régimen militar autoritario que ahora gobierna en El Cairo. Ya no son la formidable estructura que se hizo con las mentes y la mayoría de los votos de los egipcios cuando cayó Mubarak, tras la Primavera Árabe. Pero siguen teniendo un enorme poder de convocatoria entre las masas de desfavorecidos, y entre los que apoyan una versión radical del islam.
Las grandes protestas populares de quienes no comulgaban con esa visión precipitaron el golpe militar de 2013 contra el régimen islamista, que encumbró al general Al Sisi y lanzó a Hermanos Musulmanes a la clandestinidad. Hoy, el régimen egipcio sigue considerándolo un 'grupo terrorista'. Centenares de líderes están en el exilio -en particular en Turquía y Qatar- y decenas de miles de seguidores en las cárceles. Su actual líder, Ibrahim Munir, de 88 años, predica desde el extranjero que el movimiento no aboga por la lucha armada sino por la política y la desobediencia cívica. Pero ese discurso no tranquiliza a los militares egipcios, ni a un porcentaje alto de la población que teme el regreso al poder de los 'barbudos'.
'Vía pacífica'
Aunque la 'vía pacífica' de Hermanos Musulmanes sigue siendo la doctrina oficial del grupo, sus lazos con los movimientos armados palestinos son innegables. Normalmente la relación se canaliza por una vía en apariencia humanitaria. El movimiento egipcio sigue teniendo una vasta red de organizaciones caritativas religiosas, con las que abastece de pan y de propaganda a su población islamista, y a los Territorios Ocupados palestinos.
De ahí los temores del régimen militar egipcio ante algunas de las soluciones que se proclaman estos días. La guerra en Gaza no solo amenaza con una llegada masiva de refugiados palestinos a la península del Sinaí, la creación de grandes campamentos como en Líbano y Jordania, y una reproducción del conflicto israelí-palestino en Egipto. También puede ser la mecha que encienda los ánimos de centenares de miles de seguidores de Hermanos Musulmanes en El Cairo, y su traducción en protestas violentas en las calles.
Uno de los dichos de Mahoma más conocidos pone en boca del fundador del islam la afirmación de que las mejores generaciones de musulmanes fueron la suya y -profetiza- las dos posteriores. Ese anhelo por regresar al 'paraíso musulmán', a la etapa idealizada por el islam de los siglos VII y VIII, preside el universo mental y emocional del 'salafismo' (del árabe salaf, antepasados), un estado de ánimo que hoy alimenta Hermanos Musulmanes desde la clandestinidad en Egipto, y que tiene ramas en otros países del norte de África.
El neologismo 'salafista' apareció en Europa en el periodo de entreguerras del siglo XX para referirse a una ideología impulsada por intelectuales musulmanes, que predicaba el retorno al modo de vida y a la organización social de los primeros creyentes como solución a los problemas de subdesarrollo y colonialismo que padecía el mundo árabe. «El islam es el camino» es el eslogan que resume una realidad multiforme y fundamentalista: la imitación, lo más literal posible, del mundo de Mahoma y sus inmediatos sucesores.
Junto a Al Qutab -el ideólogo egipcio de Hermanos Musulmanes- destaca en esa doctrina el saudí Al Wahab, fundador de la escuela rigorista wahabí, que impera en Arabia Saudí. A diferencia de lo que ocurre en Egipto y en otros países árabes, la dinastía de los Saud llegó a un hábil pacto con la escuela wahabí por el que el Estado impone el modelo social fundamentalista a todos sus ciudadanos y residentes, a cambio de que el clero radical legitime el poder civil de la monarquía.
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