Harris perdió al 90% de su equipo en una vicepresidencia llena de problemas

El dejar esos fracasos atrás es otro logro colosal del equipo de campaña que ha acudido raudo a convertirla en la candidata demócrata a la presidencia, rodeada de un halo de optimismo e ilusión que ya hubiera querido para sí la vicepresidenta en aquellos oscuros años en que estaba desaparecida de la primera fila, perdida en el encargo imposible de solucionar las causas de la crisis migratoria. Eso lo debe Harris a un nuevo equipo de campaña que comanda el estratega jefe de Barack Obama en 2008, David Plouffe, que acaba de incorporarse al equipo de la ahora candidata demócrata.

Los dos primeros años de vicepresidencia Harris fueron, para muchos de sus empleados, un calvario, según revelaron en explosivos reportajes, de fuentes anónimas, en medios respetados, como 'The Washington Post' o 'Politico'. Este último llegó a informar sobre un ambiente hostil en la oficina de la vicepresidenta, irrespirable, de una exigencia absurda, más propio del gabinete de un fiscal (lo que ella es por formación) que de una gobernante con aspiraciones de llegar a presidenta. En el centro de aquel pequeño huracán, entre salidas pactadas o forzadas, estaba la jefa de gabinete Tina Flournoy, una veterana estratega demócrata que actuaba de persona para todo de Harris, y que descargaba sobre sus lugartenientes el peso de los fracasos de la vicepresidenta, que se iban acumulando.

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Javier Ansorena | Corresponsal en Nueva York

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Especialmente complicados fueron los meses de fracasada gestión de la inmigración, con una demora notable en la visita a la frontera y un polémico discurso en Guatemala en el que dijo a los peticionarios de asilo que en Estados Unidos no se les había perdido nada, y que se quedaran en sus países. Flournoy acabó siendo víctima de ese torrente de dimisiones y despidos, y dejó finalmente el cargo en 2022.

A la vicepresidenta tampoco le ha ido especialmente bien la relación con los periodistas, algo muy necesario en Washington, ciudad donde la prensa y la política son las dos caras de una misma moneda. Poco o nada dada a dar entrevistas, siempre dispuesta a leer de un guion sin espontaneidad alguna, en un viaje a México el equipo de Harris indignó a los corresponsales que acompañaban a esta al dar el turno de pregunta en una rueda de prensa a una mujer que se presentó como periodista de Univision cuando, en realidad, era una admiradora sin credencial alguna que dedicó su intervención a adular a Harris sin mostrar la más mínima mesura.

Por todos estos tropiezos, Harris no tiene equipo, en realidad, ni de gobierno ni de campaña. Al hacerse con el que dejó Biden tras su espantada, heredó una estructura de campaña fallida, que iba en descenso vertiginoso en las encuestas. Mantuvo el esqueleto, pero lo apuntaló con los fichajes procedentes de la era Obama, que le aconsejaron que, al igual que este, eligiera como número dos a un tipo blanco y afable con encanto entre las clases trabajadoras. En 2008, fue Joe Biden; en 2024 ha sido el gobernador de Minnesota, Tim Walz.