Los franceses temen que París esté retrocediendo en la escena internacional víctima de sus políticos

Según otro sondeo publicado por el semanario 'La Tribune Dimanche', Macron, presidente; Michel Barnier, jefe de Gobierno; y todos los líderes y partidos de Francia son culpables, en distinta medida, de la crisis nacional, grave. Según ese sondeo, el nuevo Gobierno, minoritario, es incapaz o muy incapaz de resolver los problemas más urgentes, por este orden: seguridad, inmigración, déficit y deuda pública, poder adquisitivo.

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La inquietud y pesimismo grave de la opinión pública es relativamente más amable que la opinión de los especialistas sobre el Estado de Francia y el retroceso de su influencia internacional.

Nicolas Baverez, historiador reputado, ha declarado a CNews, cadena de información permanente: «Macron agravó la crisis política nacional convocando elecciones anticipadas, consiguiendo bloquear las instituciones de la V República. La crisis financiera se parece a la de 1981-1982, cuando fracasó la »unión de la izquierda«. Hemos sido expulsados de África, Nueva Caledonia está en llamas, las relaciones con los países del Magreb son lamentables, ha caído la antigua influencia en la Unión Europa, nos estamos ridiculizando en Ucrania y Oriente Próximo confirmando la insignificancia«.

Fitch, una de las grandes agencias de notación financiera internacional, ha colocado en una «perspectiva de degradación» la cota internacional de Francia, estimando que los presupuestos del Estado para el 2025 son poco realistas y no corresponden a la gravedad de todos los problemas de fondo.

En un ataque de sinceridad poco diplomática y nada común, Christian Lindner, ministro alemán de Finanzas ha declarado: «Francia no debiera jugar con la credibilidad de las finanzas públicas ante los mercados financieros». El ministro alemán dice en voz alta lo que piensan todos los miembros de la zona euro: la crisis francesa es una amenaza para la moneda única.

Ante la incierta marcha de la guerra en Ucrania, Jean de Gliniasty, analista del Institut de Relations Internationales et Stratégiques (IRIS), ha declarado: «La voz de Francia es inaudible. Francia es uno de los países que menos ayuda financiera y militar presta a Ucrania, muy por detrás de los EE. UU., Alemania, el Reino Unido, Japón, Canadá, Dinamarca, Sueca…». Gliniasty tiene una visión muy pesimista sobre el retroceso del puesto de Francia en la escena internacional: «Francia es víctima de una diplomacia descarriada. Después de lanzar ideas y ambiciones de un mundo multipolar, Francia no ha sabido adaptarse, ni a escala nacional ni en la UE. Macron lanzó un llamamiento en defensa de una »Europa potente«. No tuvo éxito. La mala situación nacional no sirve de ejemplo. La evolución de las relaciones de Francia con el mundo árabe, África y el Sur global tienen un balance muy severo para nosotros».

Ante la guerra en Oriente Próximo, que estalló con la matanza del 7 de octubre del 2023 y está desembocando en una crisis generalizada, las tímidas posiciones del Gobierno de Michel Barnier rozan la insignificancia, mientras que las posiciones de Emmanuel Macron han provocado enfrentamientos muy tensos con Israel, sin disminuir los riesgos de escalada de Irán, Hamás y Hizbolá. La confusión e incomprensión nacional e internacional sobre las posiciones de Macron y su Gobierno de cohabitación son únicas entre las grandes potencias, restando visibilidad e influencia, cuando la crisis puede agravarse.