La fórmula de Austria para reducir las solicitudes de asilo hasta un 30% en el primer semestre de 2023
Austria, un país de 9 millones de habitantes, registró en 2022 más de 100.000 solicitudes de asilo, un 172% más que el año anterior
Austria, un país de 9 millones de habitantes, registró en 2022 más de 100.000 solicitudes de asilo, un 172% más que el año anterior y por encima de las 88.000 registradas en 2015, el año de la Crisis de los Refugiados. ... Unos 41.000 de los solicitantes del año pasado abandonaron el país después de presentar su solicitud inicial, la mayoría en dirección a Alemania. Con estas cifras sobre la mesa, el canciller Karl Neehammer denunció que «el sistema de asilo de la UE ha fracasado y puso en marcha un programa de cooperación con Serbia y Hungría para proteger conjuntamente las fronteras».
Para ello se reunió en Belgrado con los líderes ultranacionalistas Viktor Orbán y Aleksandar Vucic, con los que firmó un memorando de entendimiento. Serbia abolió el régimen de libre visado con Túnez y Burundi. Serbia incrementó el control policial fronterizo. Hungría ha detenido a más de 70 traficantes de personas en sus fronteras en los pasados seis meses y Austria instaló cámaras de termovisión y drones. Ahora Neehamer presume del éxito de su política.
El Gobierno de Austria subraya que, mientras las solicitudes de asilo en Alemania se encuentran actualmente en su nivel más alto desde la Crisis de los Refugiados, Viena ha logrado reducirlas en un 30% en el primer semestre de 2023. Neehamer llama a su política 'Freno al Asilo' y su ministro de Interior, Gerhard Karner la exhibe como un éxito: las 112.000 solicitudes de asilo del primer semestre del año pasado han quedado reducidas en casi 23.000 entre enero y junio de 2023. A modo de comparación, las solicitudes en Alemania han aumentado un 78% en esos mismos seis meses.
Expulsar a 32 personas por día
Karner se felicita por el nuevo saldo negativo que ha conseguido en las fronteras. Las casi 5.900 deportaciones voluntarias o forzosas que se han llevado a cabo en este semestre, lo que supone expulsar a 32 personas por día y un aumento del 20% respecto al año anterior, sumado a que «en la primera mitad del año abandonaron Austria más solicitantes de asilo que los que presentaron la solicitud», arroja un balance que el ministro considera exitoso. Karner rechaza las acusaciones de que Austria esté indirectamente involucrada en las devoluciones de inmigrantes en la frontera húngara y se centra en que «este es un balance positivo, pero no motivo de celebración, sino un mandato para seguir trabajando fuerte en esa dirección».
Para lograr este inédito nivel de deportaciones, Viena se sirve de trámites rápidos y urgentes (4.360 hasta finales de junio) para personas con escasas posibilidades de recibir finalmente el estatus de asilo, que solo demoran 72 horas o, en los casos más dilatados, 28 días. La «Fuerza Especial de Deportaciones», de reciente creación, lleva a cabo verificaciones prioritarias en muchos casos y, además de aumentar el número de deportaciones, desalienta a otros solicitantes de asilo. En su mayoría, los solicitantes provienen de Afganistán, Siria y Túnez.
En 704 casos, los solicitantes de asilo fueron devueltos a otros estados de la UE sobre la base de los procedimientos de Dublín y el 31% de los deportados o 1.820 personas eran ciudadanos de la UE. Los países destino de las mayores deportaciones fueron Eslovaquia (648), Serbia (557), Rumanía (374), India (297) y Turquía (266).
La directora adjunta de la Oficina Federal de Inmigración y Asilo (BFA), confirma 42.000 decisiones favorables de asilo en la primera mitad del año, la mayoría de las cuales corresponde a personas que eligen Viena para instalarse, sobre todo ucranianos, sirios y afganos. Los costes de su mantenimiento han aumentado en un 160% para la capital austriaca, según el último informe del Fondo Social de Viena (FSW).
La ciudad ayuda actualmente a 142.600 asilados, 30.000 más que el año anterior, lo que supone un desembolso de 2.250 millones de euros, un presupuesto engrosado por la inflación, los crecientes costes de alquiler y de la energía. Estas son las cifras que Nehammer pretende alegar en Bruselas como argumentos para seguir endureciendo la política de asilo en toda la UE. El ministro Karner insiste en que quiere ver a Frontex de vuelta en Hungría «para que haya un control estricto y coherente» y defiende esta política como un medio para mantener a raya a los partidos populistas o de extrema derecha, como el FPÖ austriaco. Considera necesario «mantener conversaciones con Ruanda» y acoge con satisfacción el acuerdo entre la UE y Túnez, pero reconoce que tiene muchas lagunas, en el sentido de que muchos refugiados terminan abandonados en el desierto y sin agua.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete