Familiares de rehenes de Hamás piden al Papa ayuda para que la Cruz Roja pueda verificar sus condiciones de salud
Francisco se ha reunido con parientes de gazatíes y de los secuestrados por la milicia palestina
El Pontífice habría dicho que lo que ocurre en Gaza es un «genocidio», según un representante de la delegación palestina, pero la Santa Sede matiza la expresión
«Estamos contentos, pero nerviosos: no sabemos si mi tía está en la lista de los liberados»
El Papa Francisco ha recibido este miércoles por separado a un grupo de familiares de rehenes de Hamás y a otro de palestinos que siguen en Gaza. Un encuentro humanitario extremamente delicado que él ha resumido durante la audiencia general con la frase «he ... sentido el sufrimiento de ambas partes». «Las guerras provocan esto, pero aquí hemos ido más allá de la guerra, esto no es guerra, es terrorismo», ha denunciado Francisco. Pero el contenido de las conversaciones a puerta cerrada ha sido mucho más duro y explícito.
Misterio sobre la palabra «genocidio»
Una representante de la delegación palestina aseguró que, durante el encuentro de veinte minutos, el Papa «en primer lugar compartió su simpatía con las personas que son rehenes de Hamás, y subrayó que nadie debería atravesar esa situación. Dijo que deben ser liberados». Continuando ese razonamiento, el Papa añadió que el «terror no puede justificar el terror» y supuestamente mencionó que la situación actual en Gaza puede calificarse como «genocidio».
Como el Papa hizo este comentario en caliente, tras escuchar dramáticos relatos vividos en primera persona sobre niños heridos y familias enteras asesinadas, la Santa Sede optó por matizar esa expresión. Matteo Bruni, portavoz del Vaticano, aseguró que no habría usado la palabra «genocidio».
«La hemos escuchado directamente diez personas. Pero no estamos aquí para utilizar al Papa, sino para transmitir el dolor que sufre la población en Gaza. Por favor, respeten ese dolor», respondió Shirin Helal, una de las integrantes de la delegación palestina.
Por otro lado, los diez miembros de esa delegación, formada por familiares de personas que viven en Gaza, invitaron al Papa a viajar a la Franja. «Queremos que vaya para acabar con el genocidio, porque su presencia llevará paz larga y duradera a la región», aseguró Mohammed Halalo, ciudadano de Gaza que vive en Bélgica. Francisco habría respondido que «es una buena idea», y «prometió discutirla cuando la situación lo permita».
En la delegación estaba Suhari Anastas, palestina con pasaporte canadiense, que salió de Gaza hace pocos días. «La situación es mucho peor de lo que te puedes imaginar, es deshumanizante», explicó. «Y salir de allí no te ayuda a estar mejor. Te sientes culpable por haber dejado atrás a tantos seres queridos, ¿quién les va a ayudar?», añadió.
Encuentro con familiares de rehenes
Poco después, el Papa se reunió un tiempo parecido, 20-30 minutos, con doce personas de la delegación israelí y escuchó las historias de 7 u 8 de ellos. Le pidieron apoyo para que sean liberados los 240 rehenes de Hamás, pues «si hoy liberan a cincuenta, quedarán aún ciento noventa en Gaza», y para que la Cruz Roja visite a los rehenes y verifique sus condiciones de salud.
«Durante el encuentro me sentí escuchada y comprendida por el Papa», explicó Rachel Goldberg, cuyo único hijo, de 23 años, fue capturado durante el Nova Music Festival del 7 de octubre, y que aparece en vídeos del 7 de octubre con un brazo perdido a causa de una granada. Rachel explicó que aquella mañana su hijo le envió dos mensajes al móvil: «Os quiero» y «lo siento». «Sabía que habríamos sufrido muchísimo a partir de entonces», subraya. «Desde ese momento, mi corazón está enterrado en Gaza. Rezo para que nuestros corazones salgan de Gaza. También por los inocentes palestinos que están sufriendo en Gaza», aseguró.
Alexandra Ariev, hermana de una de las jóvenes rehenes que estaban en el festival musical cuando entraron los milicianos de Hamás, aseguró que «aunque el encuentro con el Papa fue breve, los pocos que hablaron le entregaron el mensaje de toda la delegación y de quienes no pudieron venir. Quiero dar las gracias al Papa por su tiempo». «Estamos seguros de que ha hecho, hace y hará acciones de ayuda a nuestras familias: Todos estamos contra la guerra, y no queremos que haya muertos en ninguno de los bandos», añadió.
Sin embargo, Yehuda Cohen, cuyo hijo de 19 años está en manos de Hamás desde hace 47 días, lamentó haber venido desde tan lejos «para un encuentro tan breve en el que el Papa no escuchó a todos». «Siento también que no haya calificado a Hamás como organización terrorista», añadió.
Precisamente, antes de abandonar la audiencia general en la plaza de San Pedro ante miles de peregrinos, el pontífice ha pedido oraciones «por el pueblo palestino, por el pueblo Israel, para que venga la paz». «Que el Señor actúe ahí y nos ayude a resolver los problemas y a no seguir con las pasiones que al final asesinan a todos», ha insistido.
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